lunes, 25 de febrero de 2013

LA MAYOR EMPRESA ESPAÑOLA: "ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL"


Todos sabemos que la política española, ahora más que nunca, depende de los intereses empresariales de las grandes empresas españolas. Son ellas las que fijan las políticas y no sólo en el aspecto económico, si no también, en el social; porque aquellos definen cómo será la sociedad del presente y del futuro. Pero no sólo son esas grandes empresas nacionales las que imponen sus condiciones y precios, también son aquellas otras denominadas multinacionales y que, gracias a la pseudo globalización, han invadido a todas las naciones. Desde hace muchas décadas, las políticas económicas y sociales no se debaten ni se elaboran en los parlamentos elegidos democráticamente. Se debaten a puerta cerrada y con un grupo bastante más reducido de personas que nadie conoce y a los que nadie les dio poder alguno. Su mirada está fijada en la gráfica de beneficios económicos, no tienen otra. Para ellos, las personas son sólo instrumentos para elevar su índice de ganancias. Ellos sí son personas, ellos son lo más alto de lo que el ser humano es capaz; aunque su mayor hazaña sea la de mentir de forma continuada a los que no han llegado a ser personas, son sólo gente, son las dóciles ovejitas que tragan todo cuanto se les diga, no les cabe otra. Llegando al culmen de los despropósitos cuando se les privatizan aquellos servicios, aquellos derechos que los elevaban y diferenciaban del resto de animales. Rompiendo así la socialización más elemental de cualquier sociedad avanzada: Si tienes dinero aprenderás y si tienes dinero te curarás. Si no, ahí te mueras con tu pobreza e ignorancia.

El juego democrático de partidos de derecha, centro e izquierda hace tiempo que fue contaminado y desde entonces ya no defienden los intereses de aquellos que sí que les votan. Han convertido esa noble tarea de la política democrática en un mercadeo donde los más poderosos definen, tras las bambalinas del teatro, cómo han de ser las cosas. Y lógicamente ellos y sus empresas son los únicos beneficiarios. Bueno, también lo son aquellos pseudo-políticos que, tras su paso por esa también pseudo política, son recolocados y recompensados en los puestos más altos de sus estructuras mercantiles. Cuatro o cinco consejos de administración al año y alguna que otra llamadita para que hagan tal o cual encargo, ese será su trabajo. El resto del tiempo, o sea, todo el tiempo del mundo lo pueden compatibilizar con lo que a ellos más les guste. La productividad nada tiene que ver con ellos. Son casi la cumbre. Ya no queda casi nadie que mire y defienda a la gente, ¡Es tan fácil engañarlos que no merece ni la pena! Siempre harán lo que se les diga que tienen que hacer, son la masa, la masa de la gente dividida y confusa.

Ni siquiera el poder de la Justicia se salva. Tan contaminada e inoperante, que impartir Justicia es simplemente imposible. Si tienes dinero ganarás cualquier pleito y, si tus abogados no lo consiguieran, siempre te quedará el indulto. Todo depende de cuáles sean tus contactos y amigos.

Tampoco lo que se dio en llamar el cuarto poder ha cumplido con sus deberes y obligaciones. Fueron igualmente comprados con encartes y publicidades o por completo. El periodismo sucumbió al mercantilismo y a los intereses que forjaban la desinformación y con ello la división de opiniones sobre temas que debieran ser unánimes.

Ante esta situación caótica qué nos puede quedar a la gente. Si la política ya no está al servicio de los ciudadanos, si la Justicia ya no es justa y las grandes empresas son las que mandan, ¿Qué podemos hacer la gente? Nos afiliamos a partidos políticos, a sindicatos, a organizaciones civiles para la defensa de no se qué, a movimientos sociales que son vilmente marginados y perseguidos. Nada de eso nos ha servido. ¿Qué nos queda? ¿Qué podríamos hacer que fuera realmente efectivo contra este sistema capitalista?

Pienso de la forma más lógica posible y desde esa perspectiva se me ocurre que todos esos esfuerzos asociativos debiéramos reconducirlos al mismo vehículo del que ese sistema se sirve: LA EMPRESA.

Utilizar sus mismas armas, sus mismos mecanismos. Sería, en fin, constituir una empresa que podríamos llamar: “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” El nombre ya nos indica cuáles serán sus estatutos. Todo aquello que no vaya dirigido en beneficio del ciudadano será combatido desde la mayor sociedad empresarial del País. Esta sociedad podría actuar de paraguas ante los abusos de unos y otros, e incluso podría imponerse a todos esos que ya hemos analizado y que fueron comprados. Todo dependería de la aceptación y de la incorporación del mayor número de españoles posible. No es lo mismo ir de Quijotes sobre un famélico caballo, que ir todos juntos y con la cabalgadura acorde que impidiera al sistema ir contra nosotros y nuestros intereses de forma individual.

Esta empresa contaría con el apoyo de todos los ciudadanos que quisieran, lógicamente, formar parte de ella, sean de izquierdas, de centro o de derechas. Aquí ya no tendrían cabida las ideologías partidistas. Es una empresa que sólo estaría obligada al cumplimiento de sus estatutos. Es constituir la mayor empresa nacional y que fuera ella la que, por nosotros los individuos, aceptara o no las condiciones que las otras quisieran imponer. Y constituir su propio banco. Ese sería el mejor principio…
  
Hasta los años 50 eran los Estados los verdaderos soberanos, después se dejaron perder sus soberanías a favor del mundo empresarial y bancario y de otras estructuras supranacionales que también eran compradas. Es olvidarnos del concepto de País, Nación o Estado, que ha quedado manifiesta su inoperancia y su falta de interés por el ciudadano de a píe. Es convertirnos también en empresarios, con una cuota bajísima podríamos disponer de millones y millones de euros para combatir en el mercadeo. Y pagaremos o no el precio que nos quieran exigir por la luz, la gasolina, el agua, los alimentos, las ropas y calzados, las hipotecas y por todo aquello con lo que se mercadea. Esas, ahora pequeñitas empresas, se pondrían las pilas, no tendrían otro remedio. Y el propio Estado no tendría más remedio que aceptar las condiciones que “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” les impusiera. Las condiciones que la mayoría de ciudadanos decidiera. Éste sería el nuevo Estado del siglo XXI.

Todos los ciudadanos que quisieran se podrían unir a la única empresa mercantil que de verdad les va a defender y mirar por sus derechos y libertades y también por sus intereses económicos y laborales.

Ahora sólo somos unos peleles en manos de los mercados y de políticos que están a su entero servicio. Pues si se trata de igualar las condiciones de lucha, esta empresa “ESPAÑOLES, SOCIEDAD PLURIPERSONAL” podría ser el instrumento legal para ello. CON SUS MISMAS ARMAS. Esa es la idea. Y los beneficios generados para nosotros, los socios capitalistas de nuestra propia empresa.

No creo, para nada, un disparate esta idea. Es cuestión de desarrollarla. Lanzada está.
Puede ser la mayor empresa nacional y estar en manos, exclusivamente, de los españoles y para los españoles. Nada de entelequias, vayamos a lo práctico y a lo efectivo. Nada de derechas, ni de izquierdas, ni de centros, ni de conservadores, ni de progresistas, ni de verdes, ni de ácratas.

La empresa social contra la empresa mercantil. Y exportar esta realidad al mundo: El ciudadano con las mismas armas que ahora son utilizadas en una sola dirección y que está destrozando al ser social y humano.

Que está destrozando nuestro mundo y convirtiéndolo en un lugar inhabitable e inhumano.

jueves, 14 de febrero de 2013

DEL SOCIALISMO NATURAL AL CAPITALISMO ARTIFICIAL Y DEMONÍACO


Cuando nacemos lo único que traemos con nosotros es a nosotros mismos. Nada nos acompaña, sólo un cuerpo, una mente, un espíritu. Alguien nos ha de cuidar, dar de comer, asearnos y vigilar para que nuestra precaria salud no sea atacada por tantos y tantos enemigos acechando en nuestro alrededor. Alguien, que durante años, más de los necesarios en cualquiera otra especie animal, tendrá que dedicar gran parte de su tiempo y de sus energías en nuestro cuidado. Y lo hace gratis porque nunca una madre, a un hijo, le ha pedido algo a cambio. Lo hará mientras su vida se lo permita, es su hijo.

Es el primer socialismo que conozco. Madre e hijo son sociales, son socialistas por naturaleza. Nada es privativo de cualquiera de ellos. Más tarde ese hijo comienza a recibir las influencias de lo externo, de todo aquello que ha sido contaminado por el egoísmo y por la avaricia, por los demonios. Por un Dios artificial y creado como respuesta a la codicia de unos pocos malvados que sólo creen en acaparar, en privatizar los bienes comunes a todo humano, bajo ideologías justificativas de prácticas contranaturales. No es otra cosa el capitalismo. Engendro antinatura alimentado por demonios. Rompiendo los lazos con nuestra Madre Tierra.

Este planeta, donde todos nacemos y que es nuestra casa,  no puede pertenecer a nadie. Todo cuanto en él existe es de todos. Nadie, absolutamente nadie, tiene prerrogativa alguna en este sentido. Y, sin embargo, las tienen. Nos las privatizaron, nos las fueron robando los demonios.

Pronto empezamos a utilizar la violencia para apoderarnos de aquello que no tenemos y queremos. Caín mató a Abel. Y los demonios descienden para desarrollar el ansia de Caín, imponerla, educarnos en ella. Y nos llenan de temores y miedos, de leyes y más leyes a cumplir sólo por nosotros y para su exclusivo beneficio. Injusticias basadas en el desconocimiento impuesto por los caínitas, en la manipulación de la verdad, en su ocultamiento. ¡Demonios inmundos!

La socialización natural del individuo ha sido rota, nos crean falsos ídolos para alcanzar una felicidad que nunca llega. Hasta becerros de oro construyen. El vínculo natural del hombre, del ser humano con su entorno y con su bondad fue roto, ultrajado, sustraído.

Veamos un ejemplo: El agua es un bien de la naturaleza. Todo ser viviente la necesita para su supervivencia. El agua, como la sangre, no se puede fabricar. Es escasa. La tenemos en nuestras casas (Los que hemos tenido la suerte de ello), tuberías, bombas de impulsión, válvulas, depuradoras, zanjas para su conducción, etc., etc. Llegan los demonios y creen que es posible convertir el agua en un negocio. Adaptan las leyes a sus intereses, justifican lo injustificable y obtienen los beneficios que a ellos enriquecen con algo que no les pertenece. Se apoderan de algo que no es suyo. Que tener el agua en casa tiene un coste, ¡De acuerdo! Que hay que pagarlo, ¡De acuerdo! Pero de ahí a que obtengan beneficios va un largo trecho que no deberíamos de pagar. Y ¿Qué sucede con quien no la pueda pagar? ¿No tiene derecho a vivir? ¿De quién es el agua? ¿No nos pertenece a todos? ¿No es un regalo más de la propia Naturaleza? El agua no es un refresco optativo. Si consumes más, pagas más; si consumes menos, también (Que los beneficios nunca han de bajar, si no subir) Además adulteran el agua con sustancias que no le son propias. Pronto nos cobraran por el aire que respiramos, ¿Por qué no? ¿No lo están fumigando con los chemtrails? O ¿Es que no es para mejorar su calidad, si no todo lo contrario? Quizás sea que 7 mil millones de seres humanos seamos los causantes del calentamiento global y haya que reducirlos, como ya hicieron con las vacas y sus ventosidades. El ejemplo de privatizar el agua es válido para absolutamente todo lo demás. Porque todo lo demás ya estaba aquí desde el comienzo. Sólo transformamos las cosas que ya son, no las creamos. Eso no debe ser suficiente para su privatización. Todo estaba aquí antes y el esfuerzo para esa transformación de la materia prima en nuevos materiales nunca es un esfuerzo individual ni privativo de nadie en concreto. Ha sido necesaria la intervención de muchos seres humanos y de mucho tiempo para conseguir esas transformaciones. Algo que no es natural, el dinero, es el instrumento del cual se han servido los demonios para privatizar lo que nos corresponde a todos, a todos sin excepción. Y encontraron la fórmula de esclavizarnos con sus intereses y con sus deudas. Todo artificial, todo creado por unos pocos inmundos demonios.

El avance humano, su progreso y evolución no es sólo para unos pocos. ¿De qué inmensos logros seríamos capaces de conseguir de no estar esclavizados a una moneda? ¿De qué inimaginables progresos si nuestra educación, desde niños, no fuera la que es? Sin dioses artificiales, sin demonios, ni miedos agregados a nuestras propias limitaciones físicas. Jamás han permitido que alcancemos la mayoría de edad, no nos quieren sabios. Se les acabaría la servidumbre, se les acabaría el poder. ¡Libertad!

Veamos el caso de nuestro País:
·        Un sistema falsamente llamado democrático (Sólo se vota cada 4 años, el resto a callar)
·        Una continuación del sistema dictatorial anterior donde el robo y la expoliación de los bienes comunes ahora, se disimulan, pero les continúa facilitando la substracción a la mayoría de las mismas riquezas o más que entonces.
·        Desde la Institución más alta a la más baja. Todos han estado esquilmando al pueblo.
·        Privatizaron las grandes empresas para que éstas pudieran saquear al gusto.
·        Salarios y pensiones más bajos.
·        Derechos que se pierden mediante Reales Decretos.
·        Además, ceden nuestra soberanía a otras instancias que lo único que hacen es esquilmarnos por otro lado.
·        Lo único que nos quedaba, la sanidad, la educación y la dependencia en clara retirada. Privatizando.
·        Nos retiran el trabajo.
·        Nuestros hijos se marchan.
·        Nos quitan nuestras casas.
·        ¿Qué nos queda?
·        Nos estamos suicidando.

Esto sólo es una mínima parte del resultado del capitalismo, del libre mercado, de la libre competencia, de la libertad de empresa. El mercado se regula solo, la oferta y la demanda. ¡Demonios inmundos!

¿Dónde quedó el ser humano? ¿Dónde queda el hombre? ¿No ha de ser la Humanidad entera la que se beneficie? Para este sistema sólo somos instrumentos para su riqueza, instrumentos de usar y tirar cuando a ellos les convenga.

Este sistema demoníaco es el que hay que cambiar de arriba a bajo. Limitar la riqueza. Instaurar una renta básica y suficiente para que todo ser humano pueda vivir sin tener que pedir limosna. Garantizar su curación, al margen de los intereses lucrativos de las farmacéuticas. Garantizar su educación libre y sin tapujos ni cortapisas, sin tabúes. Liberalizar la energía limpia y gratuita.

Decía Confucio: “En un País bien gobernado, la pobreza es motivo de vergüenza. Pero en una País mal gobernado, el motivo de vergüenza es la riqueza” Recuperemos nuestro derecho al buen gobierno.

Descubrir, destapar a los demonios y expulsarlos. Esa ha de ser nuestra única meta. Es la única forma de que recuperemos lo que, por Naturaleza, nos pertenece. Este mundo no es de ellos, es nuestro. Y tenemos que exigirlo.

¡Basta ya de riquezas inservibles, basta ya de obsolescencias programadas, basta ya de privatización de los bienes, basta ya de privilegios para unos pocos!

El verdadero Creador no hubiera derrochado tanta maravilla y tantos recursos para que sólo unos pocos sean los llamados a su disfrute.

¡Acabemos con este demoníaco sistema o él acabará con nosotros! Así de sencillo, así de claro.

Quizás el abandono del Papado por Benedicto XVI se deba más a su impotencia de acabar con los demonios del propio Vaticano. ¡Ahí os quedáis, que para los cuatro días que me quedan, yo me voy a estar en paz!

Quizás, también, la última guerra de este mundo acabe de empezar y no seamos del todo conscientes.

Roma se hundirá.

¿Acabaremos nosotros con los demonios o serán ellos los que acaben con nosotros una vez más? Es decisión nuestra.

lunes, 11 de febrero de 2013

DEMONIOS EN LA OSCURIDAD


De nuevo, las páginas más oscuras de España se están escribiendo y lo están haciendo en nuestra presencia y con nuestra conformidad, al fin y al cabo. De nada sirven decenas de miles de manifestaciones ante la cerrazón del poder de un gobierno de ineptos y mentirosos. La extrema derecha junto con la menos extrema (Que digo yo la habrá) se encargan de ello. Es raro el día en el que no descubrimos una página nueva repleta de grandes letras negras. Letras hirientes para la dignidad humana. Nos despojan. Se lo han estado llevando, se lo llevan calentito. Son los defensores del capitalismo extremo, del neoconservadurismo que está llevando al mundo a su final más cruento. Amparados en sus mentiras alcanzaron las altas cotas del poder que les permite la injusticia que nos descargan a la gran mayoría de los ciudadanos. Callamos y aguantamos. Nos llaman tontos a la cara y nos enfrentan con sus guardianes disfrazados de negro, que toman notas, graban y aporrean y disparan si fuera menester. Todos sus ordenamientos  son reales decretos firmados por el monarca  que sus ascendientes impusieron. No hay parlamento, es su mayoría la que sustrae cualquier mísero debate político. Hoy somos más desiguales, como al hipócrita presidente y los suyos gustan. Porque para ellos no todos somos iguales ni ante la Justicia, ni ante Dios. La Constitución ha sido vilipendiada, ultrajada. ¿Quién se acuerda de ella? Nosotros también somos ultrajados junto a ella en el camino hacia la nada que nos han trazado. Miseria para la mayoría y la que viene en los próximos meses, que en corto ya se la ve. La España que a ellos siempre gusta. Misa y campana. Limosna y monjitas de la caridad como alguna que nadie ha visto muerta y que sus casos son prescritos o sobreseídos, como todos los que ellos cometen contra lo público, contra lo que es de todos. No hay trabajo ni lo habrá. Ellos elegirán la peonada, elegirán al peón más dócil, al más tonto, al que más se deje hacer, al que mejor les sirva. Como siempre fue en la triste historia de esta España herida, hoy, de muerte. Sin catarsis que la salve. Son demonios en la oscuridad.

Estamos siendo utilizados como conejitos de indias y experimentan con nosotros, como ya hicieron los nazis en los años 30 del pasado siglo XX. La Historia siempre se repite, nada nuevo bajo el Sol. Dirigentes del mejor fascismo y con su nuevo orden mundial, nos volvieron a elegir para conocer hasta dónde somos capaces de aguantar. Están destruyendo, han destruido ya el proyecto europeo, la Europa de los ciudadanos y lo han transformado en la realidad que les pertenece a los mercaderes, a las grandes empresas, a las grandes aseguradoras, a los grandes Holdings bancarios y financieros. Lo que iba a ser de todos los ciudadanos europeos ya es de todos los magnates o, mejor, mangantes. Europa ya no es pública, es privada. La Europa ya privatizada, lucha ahora, en su cúspide quién será el dueño y señor de este reino o de lo que de él quede. Gran Bretaña ya ha dicho que se irá. ¿Qué sentido tiene permanecer en algo que, entre otras cosas, va a la ruina y a la quiebra? La siempre inteligente y mejor diplomática Gran Bretaña, que exprime la vaca hasta que ésta le de leche. Francia ha reconocido estar en bancarrota. Alemania ya no crece. ¿Quién querrá una empresa así? Adiós a la Europa de la Libertad, de la Fraternidad, de la Igualdad. Tan sólo siete años bastaron para arruinarla con el euro que sólo a unos pocos ha servido. Son demonios en la oscuridad.

La globalización que nos vendieron fue una mentira más en su estrategia para apoderarse del mundo. Una globalización mezquina y ruin para aumentar sus balances y cuentas de resultados, no la mejora de las condiciones de vida de todos los habitantes de este planeta. Sólo les importa el dinero que puedan obtener sin pensar cuáles son los daños colaterales, sin pensar cuál es la miseria que dejan tras ellos. Y se inventan guerras y más guerras si por las buenas no se atienden sus demandas. El mundo les pertenece y poco les importa cómo quede al final. Qué más les da a ellos destruir este paraíso, se irán a otro y vuelta a empezar. Son los demonios en la oscuridad los que mandan.

Parece que nunca ha sido bien gobernado este mundo, nunca. Toda la Historia matándonos unos a otros y destruyendo en vez de construir bases ciertas para el crecimiento humano. En este mundo siguen gobernando los viejos demonios de la antigüedad. Nunca se fueron, nadie los echó. Disfrazados en pieles de corderos, amparados en la sombra de grandes estructuras que nadie elige, hacen lo único que saben hacer: el mal. Son los viejos demonios de la Historia de la Humanidad. En este mundo encontraron a una raza de imbéciles palurdos que, como mansos, obedecían y acataban todo cuanto se les indicaba. Y aquellos otros, espabilados y conocedores de una parte de la realidad, traicionaban a sus congéneres con tal de alcanzar unas cuantas milongas al situarse entre éstos y aquellos en las más altas gradas de la antiquísima pirámide. Todo con el único fin que les trajo: Destruir este Paraíso. Destruirnos como raza. Destruir la vida que la generosidad del Creador hizo posible.

Una Nación fallida, un Continente errado, un Mundo desolado y perdido, todo eso es lo que somos. No hemos sido capaces del triunfo del Bien. Hemos sucumbido al Mal. Es el mal quien está ganando, de nuevo, la batalla.

O quizás, un nuevo diluvio, un megaterremoto o un asfixiante rayo solar que nos devuelva  a nuestro estado primigenio, en una vuelta a repetir la asignatura de la Historia de la Vida que nunca conseguimos aprobar. En los libros más antiguos, escrito está y en los restos arqueológicos también. Ese y no otro parece ser nuestro sino.  

Demonios en la oscuridad que no logramos descubrir, son los que verdaderamente nos gobiernan. Este es nuestro gran error.

viernes, 1 de febrero de 2013

ESTO NO ES UNA DEMOCRACIA, NUNCA LO FUE


Una democracia verdadera no permitiría ni un minuto más a un gobierno, a un presidente con el menor atisbo de corrupción. Hemos tolerado las mentiras de un programa electoral falso que los llevó al gobierno. Hemos tolerado y aguantado que nos quiten derechos y libertades que creíamos eran intocables. Hemos tolerado que se modifiquen leyes para beneficiar a las empresas que se han desecho de millones de trabajadores sin los derechos adquiridos con anterioridad. Hemos tolerado cientos de miles de desahucios para que la banca aumente sus ganancias. Hemos tolerado que nos carguen a nuestras costas las pérdidas bancarias de promotores y constructores. Hemos tolerado que la sanidad pública mejor del mundo ya no lo sea tanto. Hemos tolerado que se multen a ciudadanos disconformes, pero siempre pacíficos. Hemos tolerado que se traten a manifestantes como si fueran criminales. Hemos tolerado la privatización de lo público para que algunos se enriquezcan. Hemos tolerado millones de desempleados. Hemos tolerado subida de nuestros impuestos y tasas muy por encima de nuestras capacidades fiscales. Hemos tolerado la bajada de salarios y la pérdida de las pagas extraordinarias. Hemos tolerado repagar la sanidad. Hemos tolerado la continuada subida de los productos de  las empresas energéticas sin justificación alguna. Hemos tolerado el engaño a nuestros viejos y viejas al no subirles sus pensiones de acuerdo a las leyes. Hemos tolerado el incumplimiento de la Ley de Dependencia. Hemos tolerado amnistías fiscales que benefician a los corruptos y sinvergüenzas. Hemos tolerado una reforma educativa que no pretende su mejora, si no su vuelta a una educación religiosa y coercitiva. Hemos tolerado el pago, sin recortes, a la iglesia católica…

Esta falsa y falseada democracia ha de demostrar su madurez política con la disolución del gobierno y la convocatoria de elecciones, tanto a nivel municipal y autonómico, como nacionales. La maraña, la red de corrupción no empieza, ni acaba en Madrid. El Partido Impopular ya ha dejado clara cuál era su idea de España: El Cortijo que siempre, para ellos, fue. Les preguntaba en un artículo anterior ¿Es el PP la mafia española? Hoy les tengo que afirmar que SÍ. Nunca fuer un partido democrático, sus orígenes lo delatan. Ahora le toca el turno a la Justicia que tiempo se tomará. Que se lo tome. Pero a España no le pueden pedir tiempo. España necesita generarse por completo y para ello necesita hacer su catarsis colectiva. No me cabe duda alguna que los tiempos que vivimos son de una extrema gravedad. Más aún. Porque, quizás esa Justicia, no sea realmente justa. Porque no la dejen serlo.

Ha sido una venganza suiza el que sepamos de los 22 millones del Bárcenas. Aquí, en España, nadie sabía nada. El juez Garzón, encausado, enjuiciado, condenado y expulsado de la judicatura, intentó enfrentarse a la verdad del PP a través del inacabado caso Gürtell. ¿A quién sirve determinada Justicia? ¿Cuáles son sus intereses? La Justicia ha de ser independiente. Igual que el tan cacareado Tribunal de Cuentas, que la mayoría de sus miembros son viejos conocidos de la derecha indemocrática de este País. Todas las Instituciones del Estado están copadas por ellos, ellos tienen el poder. Todo atado y bien atado, que dijo el dictador. Y no lo dejaran por más casos que vayan apareciendo. Son como sus allegados que en el 77 se hicieron una Ley de Autoamnistía para que nada ni nadie pudiera revisar lo sucedido en los cuarenta años de dictadura. Donde se cometieron, impunemente, los mayores crímenes posibles contra los intereses de los españoles. De ahí les viene el abolengo del que presumen y su miedo a que sepamos la verdad, la cruda verdad de lo que han estado haciendo con España en tantas y tantas décadas, en tantos y tantos siglos.

Hay que reinventar a este País. Hay que consultar a los ciudadanos españoles si quieren seguir bajo una monarquía o no. Hasta ella se encuentra convulsa y opaca. Este País no puede seguir, por mucho tiempo más, en esta situación de engaño y de estafa. Es demasiado peligroso. Las estructuras que conforman esta Nación han de ser cambiadas. Ya han demostrado de lo que son capaces de hacer por los españoles: Nada. Sólo expoliarles y robarles y reírse de ellos. Y ya está bien.

A aquellos que aún piensan (Se lo han inoculado muy bien) en la República como algo que hay que evitar, que piensen bien, que se olviden de cuantas mentiras les han estado contando a lo largo de decenas de años. Yo creo que sería el inicio verdadero de un País más igual, más fraterno y más libre. Y se puede conseguir. Una República que verdaderamente fuera el gobierno del pueblo y que éste fuera siempre el beneficiario primero y último de su gestión.

Las izquierdas de este País debieran de aliarse en la consecución de este objetivo. Son ellas las fuerzas mayoritarias y de su unión podría nacer este viejo sueño de los españoles honrados: La III República. La que nos traiga de una vez por todas y para siempre, nuestros anhelos de libertad, de justicia, de cohesión social y de solidaridad, de esfuerzos compartidos en la firmeza de saber que no hay embusteros, ni trileros, ni hipócritas en ningún escalón de nuestra administración.

La República, la cosa pública de los viejos atenienses que, hoy, siglos y siglos después, mantiene su esencia de velar por los intereses del ciudadano más humilde y de conformar una verdadera nación. El Renacimiento fue una ruptura de las anteriores épocas oscuras. El mundo volvió su mirada a griegos y romanos y aprendió y avanzó. Volvamos nosotros a hacer realidad los viejos sueños de nuestros mayores despojando a las viejas oligarquías políticas, religiosas, empresariales y financieras del poder. El poder pertenece al pueblo y es el pueblo quien ha de ejercitarlo.

Porque, recordemos, esto que nos dieron no es democracia, es el apaño del que se han servido para seguir chupándonos la sangre, el aliento y el bolsillo.

Estoy convencido que nuestra supervivencia radica en este giro de la forma de gobierno. Pasar de una monarquía parlamentaria, impuesta por el dictador, a una República elegida por los ciudadanos en verdadera libertad. Es una cuestión primordial y, de no acometerla, seguiremos errando.

España no puede, no debe seguir por más tiempo en manos de aquellos que trazaron el camino y que antes provocaron una guerra civil y cuarenta años de dictadura.

Toca reinventarse, toca asumir la responsabilidad que a cada cual le toque. Y caiga quien caiga. ¡Qué ya está bien!