Es donde mejor puede estar. Ya nos encargaremos nosotros de gastarlo en lo que creamos más conveniente. En los últimos 15 años los salarios españoles han perdido poder adquisitivo. En todos estos años nos han hecho dejar por el camino algunos miles de euros que eran nuestros. Hay quien pregona que estuvimos viviendo muy por encima de nuestras posibilidades, que gastábamos más de lo que teníamos. Y tras cuatro años de la mayor estafa económico-financiera orquestada por los zionistas de la City londinense y ejecutada por la reserva federal americana, gracias a las herramientas, no reguladas ni fiscalizadas, de los Goldman Sarchs, Leman Brothers y la retahíla de bancos y aseguradoras que ya todos conocemos, resulta que somos, nosotros, los que tenemos que arrimar el hombro, las manos y brazos, la cadera, las rodillas y ambos pies.
Al sistema bancario le hemos dado todo el dinero que han querido para evitar su quiebra. Ellos son el poder. Que supone la miseria y el hambre de millones y millones de personas, no pasa na´; que supone la paralización de los sectores productivos en beneficio de los especulativos, no pasa na´; que supone, vía impuestos y tasas, un atraco a los esquilmados bolsillos, no pasa na´; que significa perder todos los derechos conseguidos, no pasa na´. En España nunca pasa nada. ¡Hasta que pasa, claro!
España, ese viejo País donde la corrupción lleva instaurada siglos y siglos, nunca ha tenido ciudadanos dignos. Y, si alguna vez los tuvo, fueron pisoteados por las pistolas y las estolas. A los de ésta última, la pobreza siempre les ha beneficiado, es gracias a ésta cuando ven llenarse sus seminarios. Pobreza y miseria que sólo quieren para doblegar la natural voluntad de romper con las cadenas que nos mantienen en lo más arcaico de una fe impuesta e hipócrita. Hasta tienen la osadía de hacer videos de captación, saben que es el momento de refugiarse en la fe. Lo que antes era llamada del Todopoderoso hoy parece que es más bien “una salida”, como otra cualquiera, si la hubiera. ¿Qué más nos va a quedar que rezar?
Hay un plan. Tienen un plan. Los que ahora nos gobiernan nos quieren en la más absoluta de las miserias. Nos han señalado como los culpables de la situación económico-financiera de quiebra que tiene este “santo País”. Y sólo nosotros somos los que tenemos que pagar y renunciar a ese estado del bienestar que siempre fue escaso. La miel sólo es para los paladares finos. Una casa se construye desde abajo y se derriba desde arriba. Aquí no, todo se hace desde abajo. Además, nos engañan con soluciones que vendrán en el futuro (¿Cuándo?) sin decir, siquiera, cómo. Nos toman el pelo. Indultan a los corruptos, las alianzas con sus homólogos a ello obligan. No hay que ser ningún experto para saber que el camino por el que nos han metido no conduce a la salida, todo lo contrario, conduce al suicidio como País. A ellos les importa un bledo, no les alcanza, no les pilla. O eso creen.
En un País donde el paro representa el 25% de su masa laboral; en un País donde el 65% de esa masa laboral gana líquido 1000 euros o menos; en un País donde el 45% de su población juvenil no tiene futuro alguno; en ese País, a esos ciudadanos les vamos a sacar de su miseria para llevarlos a la cloaca más inmunda. Este es un País fracasado.
Han puesto su punto de mira en los más débiles y se han propuesto su saqueo. Lo que quede después, si es que queda algo, no les importa. Igual hasta se arrepienten de haber hecho lo que están haciendo (cosa que dudo), pero ya no tendrá solución ni remedio. Las iglesias estarán llenas de pordioseros y menesterosos, mendigando un trozo de pan que llevarse a la boca. La fe se verá aumentada y nos pondremos de nuevo los velos para no ver el resultado tanta injusticia, tanta depravación, tanta indignidad, tanta afrenta. ¡País de sinvergüenzas y canallas! ¡De nuevo el Medievo!, con su Rey y su iglesia. ¡Hasta Zarkosy está abriendo las puertas de la aconfesional República de Francia! Un nuevo orden mundial. ¡De nuevo el Medievo! Europa y su Sacro Imperio, Católico y Romano.
Los zionistas y jesuitas, juntos, codo con codo y por Belcebú que es, en realidad, quien manda aquí.
Y nosotros, ilusos, que pensábamos que el dinero en nuestros bolsillos era donde mejor podría estar, ¡Sacrilegio! ¿Qué os pensabais, pobres ignorantes? Que se os da la mano y ya queréis el codo. Y encima pretendéis saber lo que nosotros ya sabemos de miles de años atrás. ¡A la hoguera con vosotros, insensatos! El dinero siempre estuvo en las bolsas de cuatro y ahí es a donde está volviendo, ¡Como Dios manda!
Y mucho cuidado con el Ajenjo que a la vista está.
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