Pocos han sido los que han
salido a defender el pacto anti natura que Ana Belén Castejón (Psoe) firmó y
ratificó en el pleno de investidura del pasado día 15 de junio con PP y C´s
para garantizarse su continuidad como alcaldesa –los dos primeros años- y
vicealcaldesa, los dos últimos. No me cabe la menor duda que esa defensa
proviene más bien del desconocimiento y de la ignorancia de una política
sobrevalorada, cuya gestión tiene más sombras que luces, por mucho que algunos
medios de comunicación –A saber cuánto nos ha costado- se empeñen en adornar
los realitys shows que monta, ya que los resultados no se han visto por ninguna
parte, ni siquiera en las urnas. Que el último alcalde socialista de la ciudad
de Murcia, Pepe Méndez, haya defendido
en un artículo a esta impostada y folclórica política, que ha conseguido llegar
a la cima a base de lisonjas y de decirle a todo el mundo lo que quería oír, me
sorprende y demuestra que no ha entendido que la expulsión no solo obedece a un
pacto que nunca debió darse, sino sobre todo a las circunstancias en que se
produjo, arrastrando a la desobediencia a otros cinco cargos públicos de las
normas del partido al que representan y en contra de las directrices recibidas
por los votantes y desde la dirección regional y federal del partido. Llueve
sobre mojado. No es la primera vez que afrenta a la dirección regional del
partido y pone en el disparadero a sus secretarios generales (Como cuando
encabezó a las alcaldesas rebeldes en defensa de la facción de Susana Díaz y
desautorizó públicamente al anterior secretario general) Es lógico que los de
la derecha lo defiendan, son muchos los réditos a obtener, pero que Pepe Méndez
y algunos, pocos, socialistas lo justifiquen creo que es el resultado del ruido
y embaucación de esta encantadora de serpientes. En mi opinión, patinan por no
atender el verdadero fondo del tema y desconocen todo sobre ella. No solo de
apariencias vive el ser humano y, éstas, la más de las veces engañan.
Si observamos la historia
reciente, hay que recordar y partir de los resultados electorales de las dos
últimas elecciones: En 2015, el Psoe fue la segunda fuerza política con 6
concejales, PP, con 10, la primera; MC, la tercera con 5 y C´s y Podemos con 3.
En las elecciones celebradas en mayo de este año, el resultado fue el que
sigue: MC, la primera fuerza política con 8 concejales, PP, la segunda con 7 y
la tercera, Psoe con 6 concejales. C´s perdió uno de los tres que tenía
anteriormente, igual a lo sucedido con Podemos.
De este resultado es fácil
entender que los cartageneros optaron por MC, el único que subió, de 5 a 8
concejales, Psoe mantuvo los 6; PP perdió 3, quedándose en 7 y C´s perdió,
igual que Podemos, un concejal quedando, tan solo, en 2. Entró Vox con 2
concejales. Claramente López fue el vencedor y el elegido por el pueblo y eso
que fue el acalde dos años antes del proceso electoral y defenestrado todo su
equipo los dos siguientes años. Castejón, siendo la alcaldesa los últimos dos
años no supo ni logró rentabilizar la ventaja que esto procura y el viento
favorable de tener un gobierno socialista en España, que sí se cosechó a nivel
regional. Manifiestamente, rotundamente, categóricamente los cartageneros no
querían a Castejón ni a su equipo.
En la legislatura anterior
se formalizó un pacto entre Psoe-MC con el apoyo de Podemos que no quiso entrar
en el gobierno.
Una vez vistos estos
resultados hay que concluir que algo falló en la pasada legislatura para que en
esta no se haya repetido el pacto con MC y Psoe, que no hubiera necesitado
apoyo de terceros al haber conseguido entre los 8 de Mc y los 6 del Psoe, los 14
que posibilitan la mayoría absoluta del gobierno municipal de Cartagena.
Desde mi perspectiva y mis
siete meses colaborando en la coordinación de ambos partidos Mc-Psoe al inicio
de la legislatura 2015-19, les diré que la única culpable fue Ana Belén
Castejón. Desde el inicio se dedicó a poner palos en la rueda y provocar a quien
era entonces el alcalde, José López. Me argumentaba que nosotros éramos 6 y
ellos 5. De tal premisa partía esta iluminada, obviando la firma y la lealtad debida
a un pacto de gobierno. ¡Un disparate donde los haya! La crónica de una muerte
política anunciada, pues le venía grande todo y ante la generosidad y superioridad
–en todos los sentidos, políticos, éticos, culturales, humanos y morales del
Sr. López- no encontró otro modo para joderle la gestión, hasta llegar al paroxismo,
y una vez cedida la alcaldía por López en junio de 2017, no dudó en echarle a
él y a sus cuatro concejales de las labores de gobierno, rompiendo así el pacto
de legislatura para arrogarse todo el protagonismo y en un acto de prepotencia
y soberbia que enturbia hasta el más mínimo sentido del raciocinio y lógica
política. Por eso, sobran ahora las justificaciones para llegar al actual
esperpento de pacto relativas a las maneras, los escándalos y exabruptos de
López que argumentaban como ajenos a lo políticamente correcto. En realidad, este
alcalde demostró conocer y sentir a Cartagena, y su mal genio obedecía y
obedece solo a un estado de ánimo en respuesta a la degradación y todo tipo de
agravios que soporta Cartagena y su Comarca en los últimos 37 años de
Autonosuya murciana. Solo una mente perturbada y sin una visión política
honesta y coherente en defensa de Cartagena y los cartageneros es capaz de
semejante despropósito. Ya a primeros de 2018 reconocía en los medios estar
“harta de equivocarse”. No voy a incidir en las cuestiones internas del propio
grupo socialista que también las hubo y, todas, producto de una persona
desequilibrada, artífice de todo este berenjenal y del que ella es la única
beneficiada porque, entre otras cosas, le va el sueldo en ello.
El dramatismo que hoy quiere
trasladar a la opinión pública por lo que considera una injusticia es parte de
la medicina que ella ha venido aplicando entre todas aquellas personas que no
aplaudían sus megalomanías y ocurrencias. Fui el primero en sufrirlas cuando me
despidió tras meses de mobbing y también años después con la apertura de un
expediente de expulsión del partido, tras 33 años de militancia. El motivo que
se me achacó fue la utilización de mi libertad de expresión en las redes
sociales, y visto lo visto, y que a ella no le venía bien… Expediente que fue
presentado primero a una ejecutiva regional que rechazó. Sin embargo, tuvo más
suerte con la llegada de una nueva dirección, que ignorante del pasado y de sus
componendas, sí accedió a sus deseos dando curso. No me quedó más remedio, ante
este atropello, que anticiparme a la infamia y, con un profundo pesar, darme de
baja del partido al que tanto defendí y aun defiendo, porque para mí no son las
personas –que van y vienen con mayor o menor acierto- sino su base ideológica
que es lo que importa. No he sido la única víctima de sus truculentas
maniobras. Otros concejales corrieron suertes parecidas, con traslados forzosos
o resistiendo a sus incesantes amenazas. Por tanto, el tiempo ha querido que, finalmente, se recoja lo que previamente se ha
sembrado y quien a hierro mata a hierro muere. ¡Así parece que es esta vida!
Como resultado electoral,
como voluntad de los cartageneros y cartageneras, hubiera sido normal y natural
un nuevo pacto entre Mc – Psoe, en lugar de recurrir a la componenda anti
natura de aliarse con el partido más corrupto de Cartagena, de la mal llamada
CC.AA. de Murcia y de España. Solo ella ha sido quien han ido siempre en contra
de esa voluntad y han prevalecido los
intereses personales sobre los obligados al partido y a los cartageneros. Mucha
mediocridad y ruindad. Y no entro en la gestión puramente municipal de esta
advenediza y oportunista de la política, porque sus frutos no pueden ser peores.
No ha dado pie con bola. Algunas voces cuentan que sus actuales socios parece
que se han llevado las manos a la cabeza cuando han echado un vistazo a las
cuentas municipales. Lo que si diré para acabar es que ha faltado humildad y
honestidad y esta profesional de la tergiversación ha optado por seguir dando
el espectáculo, llevándose por delante al partido socialista en Cartagena y
veremos qué pasa más allá del puerto de La Cadena. Mientras tanto, Mc
continuará ganando concejales.
Se lo dije en el verano
de 2015: En las próximas elecciones electorales nadie alcanzará ya la mayoría
absoluta, estamos condenados a entendernos. No me hizo caso y se deshizo de mí.
No quieren asesores, quieren palmeros y soplagaitas.