Una Fábula de la peor Política
El título de este artículo,
aunque coincide con el de una película, nada tiene que ver con ella. Es una
mera coincidencia. El caso, en cuestión, está en que dentro del P. Impopular y
durante más de veinte años, se fue gestando, lenta, pero de forma firme, la
leyenda de un nuevo rey escorpión.
Un rey que llegó con lo puesto y
que pronto aprendió las artes y los modales para forjarse una vida de rey. Tuvo
la ocasión de ver, comprobar y aprehender las sutilezas de la trastienda
política donde lo más indecoroso se cocina y se adoba para servirse en frío o
en caliente, según se vea o convenga. Artimañas de las que, algunos, se sirven también
para quedar inmunes de cualquier actuación legal en su contra. Aprendió y supo
de dónde parten los hilos de la tela de araña, no de un partido político, si no
de un grupo que más bien se parece a cualquiera de las mafias que, al precio
que sea, imponen sus verdades llenas de mentiras. De cómo esos hilos se
entretejen con otros de otras mafias ya sean económicas, empresariales,
comerciales, bancarias, mediáticas, religiosas y políticas. El todo atado y
bien atado que dijera el mayor dictador de este reino antiguo.
Este forjador de su propio reino fue
un alumno aventajado y aprendió rápido (Buenos maestros siempre son necesarios
para tales objetivos y los tuvo) Estaba él en el mejor sitio y lugar posible,
donde estas artes del camuflaje y de la mentira y de otras muchas disciplinas
más brillaban por su abundancia. De ahí a su propio reino era un coser y
cantar.
La discreción para no levantar
sospechas dentro de su propia casa era esencial, obtener la máxima información
de todo cuanto pudiera, también. Pero sobre todo era la confianza. La confianza
de los otros sobre uno es fundamental, sin ella no es posible continuar con los
sueños de grandeza y de reinados. Este arte básico siempre quedaba revalidado:
los que estaban, salían y entraban otros nuevos que, a su vez, también
terminarían por salir. Sólo con el tacto necesario él siempre estaría allí,
controlándolo todo, absolutamente todo.
Junto al símbolo gaviotíl
debieran, hace tiempo, haber puesto otro con el escorpión. Aquellas
sobrevolaban los cielos despejados y, éste, la tierra con una orografía harto
complicada, pero que, gracias a ella, propiciaba recónditos escondites a los
que sólo los más avezados suelen llegar. Escondites con las adecuadas defensas
exteriores. El escorpión está dotado especialmente para la escalada de cuántas
cimas se le antepongan en su bien estudiado recorrido. Hasta la nieve no supone
obstáculo alguno.
A nadie le debe gustar tener en
casa a un escorpión o también llamado alacrán. Según parece, su picadura
producida por un aguijón situado en el extremo final de su posterior anatomía,
es muy, pero que muy dolorosa e incluso puede llegar a provocar la muerte del
sujeto picado, si éste no es tratado a tiempo con el antídoto apropiado.
Para montar cualquier reino hace
falta dinero, mucho dinero y a ello se aplicó el escorpión escondido. Utilizó
de todo lo aprehendido en sus años de aprendizaje. Y ya era capaz de tejer su
propia tela de araña sin que nadie, nadie absolutamente, sospechara lo más
mínimo. E hizo grandes proezas con la bolsa de valores gracias a las
informaciones privilegiadas obtenidas de unos y de otros. Recaudaba fondos de
empresas afines y merecedoras de contratos públicos millonarios. Y como el que
reparte siempre se lleva la mejor parte, él así lo hacía. Y como no eran
dineros sujetos al Tribunal, se repartían a modo de ayudas para los uniformes y
corbatas de todos los colores, que los expuestos a las pantallas y cámaras
requerían y recibían. Todo con la mayor
de las discreciones y como a nadie amargar un dulce, nadie preguntaba. Más vale
sobre en mano que ciento volando.
La avaricia siempre es ilimitada,
por eso se llama avaricia. El caso es que su buen salario y privilegios no le
eran suficientes al escorpión en cuestión y su reinado. El escorpión puede ir
acompañado de pareja o no. Pero en este caso, su acompañante le era muy útil y,
aunque nunca se le conociera trabajo alguno, llegó a disponer en sus
particulares cuentas bancarias de unas cantidades de dinero inmenso que un juez
encorvado no dio más importancia y desestimó cualquier acción. ¿Era un juez
pillado en la tela de araña? A saber. Yo lo que sí se es que si me pillan a mí
con millones de euros en una cuenta bancaria y no he tenido en mi vida trabajo,
o incluso, lo hubiera tenido, me habrían mandado a cuatro o cinco unidades
policiales a arrestarme de inmediato y en el interrogatorio hubiera cantado, de
un tirón, hasta la Traviata o las bodas de Fígaro, que, ya puestos, no hubiera
sido ningún problema.
La cuestión es que todo empezó
cuando un juez, que no era encorvado, empezó a tirar de los hilos de otra tela
de araña próxima que, aunque estaba repleta de intersecciones, sólo era
cuestión de tiempo su desentramado. Ya saben que a ese juez se lo quitaron de
en medio de forma rápida, vamos, que lo enjuiciaron, culparon y echaron hasta
de la judicatura. Eso tiene el ser fiel a la justicia. Para estas cosas así, la
mafia funciona de cojones. ¡Todos a una! Que nos derriban el tinglao.
Cuando no hace muchos años esto
aconteció, al escorpión le quitaron todos sus privilegios e incluso, dijeron,
lo echaron del P. Impopular. Pero, como casi todo lo que dicen, era una mentira
más, pues el escorpión aún mantenía despacho, coche oficial, secretaria y
sueldo con un contrato de trabajo que decían era en diferido de una liquidación
pactada del pasado al futuro (Ni en la guerra de las Galaxias). Esta trola tan
gorda no se la tragó ni el más tonto del reino. Aparecen en ese momento unos
papeles con apuntes sombreados en amarillo, que hablan de lo que era una
normalidad dentro de la estructura más cerrada del P. Impopular: El reparto
para ayuda de uniformes y corbatas… sobresueldos al fin y al cabo, sin tributar
ni en su origen ni en su destino.
Millones y millones escondidos y
que han sido obtenidos poco a poco sin que nadie se diera cuenta, o miraban
hacia otro lado por estar cogidos por los huevos y sabiendo que un apretón en
tales partes producen un dolor parecido al de el escorpión, aunque bastante
menos. Dicen que vendía hasta besugos, eso sí, bien pintados sobre lienzo fino,
pero que por más que estuvieran en el Prado, no justificaban tales fortunas.
Huelga decir que el escorpión,
cuando se siente amenazado, es muy peligroso y es capaz de revolverse en
contorsiones más que difíciles y picar a diestro y siniestro sin mirar a quién.
Llevamos unos meses asistiendo a pequeños aguijonazos que sólo aventuran otros
aún mayores. De momento, este rey escorpión, sólo les ha presentado tres
denuncias a aquellos que lo mantuvieron y criaron durante décadas y décadas.
Son sólo el aperitivo de una comida posterior que se presume abundante, larga,
de venganza y hasta orgiástica. Si yo y mi reino caen, no os quepa la menor
duda de que el vuestro también lo hará, se habrá repetido una y mil veces el
escorpión acorralado.
En todo este transcurso, el P.
Impopular alcanzó el poder de la Nación infligiendo uno de los mayores ataques
posibles a sus ciudadanos y a su estado del bien estar, desmintiendo descaradamente
todas sus promesas electorales. Así, el mismo que gobernaba aquella casa, ahora
gobierna la mayor del reino. Dos por uno, que dirán los comerciales. Mucho en
juego, gran partida la que estamos presenciando. Aunque sus contenidos no sean
los más decorosos ni honestos. El resultado a ningún honrará.
Este desnortado y perdido P.
Impopular, este descubierto contubernio político, empresarial y todo lo demás,
ha respondido con la denuncia contra el mensajero. Quizás para acallar las
voces de un pueblo que está hasta los mismísimos, de tanta y tanta canallada en
su contra.
Veremos si la Justicia se
mantiene firme en su deber de hacer Justicia, vamos, si la dejan. O será un
Juez más al que echen a la calle. Que la cosa es más seria de lo que parece y
es muy grave, muy grave. Están jugando con un fuego que es muy fácil que se
extienda sin control y son muchas, demasiadas, las chispas ya encendidas.
Dijo la máxima autoridad del
Estado que todos, todos los ciudadanos son iguales ante la Ley. De momento no
se está cumpliendo, ni siquiera con su hija. Y mal camino es ese. Que están
jugando con fuego, no lo olviden.
De momento, el escorpión continúa
con sus estrategias y pequeños picotazos. Conforme se vaya sintiendo más
acorralado, más profundos y dolorosos serán aquellos, que no quepa duda. Que
con un reino no se juega y menos con el que él se construyó, aunque fuera con
las prácticas y aprendizajes más obscenos y corruptos.
Él continúa siendo el rey
escorpión.
De momento.
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