domingo, 20 de septiembre de 2015

UN POCO DE SENTIDO COMÚN Y DE COHERENCIA

Decía Buda que el conflicto no es entre el bien y el mal, sino entre el conocimiento y la ignorancia.

Partiendo de tal premisa, hemos de convenir que hoy somos más ignorantes que nunca y prueba de ello es la situación descontrolada y sin rumbo alguno de este mundo. Si tuviéramos algo de ese conocimiento no sucederían las cosas que suceden y sobre todo aquellas que van en contra, no solo ya de nosotros mismos, sino de las que destruyen cuanto nos rodea y que pertenecen más a eso que llamamos Naturaleza y que es, no lo olvidemos, la base de cuanto existe en este privilegiado orbe que nos fue dado. Solo la ignorancia es capaz de jugar con la viabilidad o no de este mundo llamado tierra y de cuanto lo compone.

Aplicando tan solo un poco de conocimiento, apartados de ese mal uso que hacemos de las redes y de la infinidad de distracciones que nos inoculan y que tan absortos nos tienen de todo lo real, llegaríamos a entender que, si tras 35 años de políticas neoconservadoras y neoliberales hemos llegado a la peor situación posible en este globo, se hace necesario otro cambio y este ha de ser en una dirección totalmente contraria y que ya fue practicada tras la II Guerra Mundial y hasta 1980 y que, por cierto, fueron décadas de prosperidad compartida entre todos. Que no hay nada nuevo bajo este sol que tan generosamente se porta con nosotros. Y no es otra cosa que recomponer la socialdemocracia, su conocimiento y su espíritu.

Jeremy Corbyn, líder del partido laborista, ya ha apuntado cual debería ser el inicio de ese cambio: Si la salida propugnada hace 35 años fue la privatización de la economía y la liberalización de las finanzas, hoy, la solución pasa por revertir todo eso que nos ha situado a día de hoy en el borde del abismo en el que estamos. Es lo más coherente y sensato.

Renacionalizar aquellas empresas que sean consideradas estratégicas para el Estado, sus ciudadanos y sus empresas y una eficaz regulación, tanto de los mercados, como de las finanzas. Romper con todo lo que huela a corrupción, monopolios y oligarquías. Hay que decir alto y de forma contundente que ¡Basta de mentiras y engaños!

Si un Estado no es el árbitro en el terreno de juego, ¿Para qué nos sirve? Y si un Estado no legisla en beneficio de todos sus ciudadanos, ¿Para qué lo queremos? El que una empresa sea capaz –ya veríamos cómo lo consigue- de tener un poder superior al del propio Estado no es admisible en una democracia. La empresa, una empresa, no ha de ser el fin sino el medio para garantizar los recursos –incluidos los salariales- que hagan que la ciudadanía pueda disfrutar y vivir en paz y tranquilidad su corta vida. Sentirse orgullosos del esfuerzo que se hace y compartir entre todos,  pues no ha de ser otra la cuestión.

Subvertir, sustituir los roles que la ciudadanía ha otorgado en favor de su Estado por otros privatizados es poner en manos ajenas toda la riqueza y todo el bagaje de una Nación. Así los intereses dejan de ser nacionales, de todos, para pasar a ser los intereses de tan solo unos pocos. Acabar con la infame letanía de que lo privado es mejor que lo público. Estamos sufriendo las consecuencias de tal infamia y a las puertas nos anuncian la llegada de un nuevo tratado llamado ITTP que es a Europa lo que el estoque al toro.

Que un señor gane 40.000€ diarios –cuando hay gente sufriendo la falta de lo más elemental- es un verdadero insulto a la inteligencia, además, de inadmisible. Es un vil atentado a la Democracia Social. Sencillamente porque no es justo. Y este malversado sistema lo ha hecho posible con todos los subterfugios necesarios y sin dar jamás la cara.

No cabe otra que cambiar este malévolo sistema que unos pocos han sabido instaurar con el desconocimiento -las más de las veces a través del engaño y de la mentira- de la mayoría. El que quiera el poder de la ciudadanía que lo obtenga en las urnas y no gracias a lobbies y oscuras e inconfesables componendas tras el escenario que, por otro lado, se están cargando.

Comparto lo dicho por Corbyn, es lo más sensato y es una alternativa al caos al que nos han conducido. Y aquellos que intentan guardar la ropa y nadar, déjense de experimentos buscando tan solo la flotabilidad y apliquen más valor a sus ideas y mójense. Recuperen sus discursos y pongan los intereses ciudadanos por encima de economías especulativas y de las estafadoras finanzas.

Esta Europa, este pretendido Estado Europeo, ya no hace aguas, se está hundiendo en la miseria. Así que o los socialdemócratas se aplican en defender todo aquello de lo que no tenían que haberse apartado, o, simplemente, nos vamos todos a hundir en un naufragio anunciado y que, por otra parte, es fácilmente reversible si se aplica tan solo el sentido común. Actúen, rompan con esta cadena de esclavitud, eleven sus voces como Corbyn y legislen en favor de la ciudadanía, no en su contra. Reviertan cuanto ha sido expoliado y robado. Permitan la puesta en marcha de aquellos logros técnicos que, esos pocos sinvergüenzas, no dejan que vean la luz, sencillamente porque no les conviene a sus intereses oligárquicos.

Utilicen todos los mecanismos de los que disponen, deroguen leyes, abolan cuanto vaya en contra de la redistribución social y limiten por arriba lo que siempre fue impuesto a los de abajo. Un reloj de un millón de euros es un atentado a los principios básicos de la vida, va contra ella misma, va contra la esencia de nuestro universo. Mejor darle un millón de cocotazos bien dados, a ver si así entienden lo que es importante, lo que es necesario de lo que no. Que es un verdadero sarcasmo utilizar una vida tan corta y única para tener un reloj de un millón de euros, o un cuadro colgado de una pared de cuarenta.


Impidan que esta sin razón consumista del usar y tirar termine con hacer fracasar el proyecto Humano. Únanse pues esas voluntades y háganlo, hagámoslo rápido, que el tiempo juega en contra y, eso sí, todos sabemos que es implacable.

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