La Agencia de Desarrollo
Local y Empleo (ADLE –http:www.adle.cartagena.es)
fue un invento de corporaciones anteriores del PP, para que la exalcaldesa Barreiro dispusiera de un
lugar donde mandar a exconcejales y fieles servidores del partido popular, como
el Senado lo es ahora para ella.
Esta Agencia a lo que se
dedica básicamente es a servir de intermediaria entre el SEFCARM (Servicio Regional de Empleo y Formación de la Región de
Murcia -http://www.sefcarm.es-) y
el municipio de Cartagena.
El Sefcarm es el único
responsable de las políticas formativas y empleo destinadas a los desempleados.
Ningún Ayuntamiento, tampoco el de Cartagena, posee competencias en materia de
empleo. El Sefcarm ofrece cursos y los ayuntamientos optan por aquellos que
considera más adecuados para cubrir las necesidades formativas de los
desempleados locales. Es por lo tanto, y vuelvo a repetirlo, un mero
intermediario sin capacidad alguna en la materia.
Recordar que el propio Sefcarm
tiene sus oficinas en la Avda. de Murcia, con todos los servicios y más, que
pueda ofrecer la Adle en relación a la formación y al empleo. Duplicación de
servicios, que se llama y a 1200 metros de distancia. Derroche de servicios
públicos.
Bien, pues esa
intermediación le viene costando a los cartageneros en todos estos años que
lleva funcionando, un montón de millones. Para este ejercicio, el coste del
servicio anda por los cuatro millones de
euros. No existe en toda la Región ningún organismo parecido, ni con ese
coste tan abultado y oneroso, ni siquiera en la ciudad de Murcia. Es a través
de las propias concejalías donde se desarrolla esa labor. No se necesita
disponer de un edificio administrativo (C/ Serreta) para tal menester, ni
necesitan de talleres (Canteras), ni de otras instalaciones como las cocinas de
La Milagrosa para impartir el curso que es estrella de todos cuantos vienen
realizando: Cocineros y Pinches de cocina.
A mayor Inri, en Cartagena
disponemos de la Escuela de Hostelería
http://www.murciaeduca.es/cpuifhostcartagena/sitio/,
dependiente de la Consejería de Educación, Cultura y Universidades que tanto
costó conseguir en 1992 y en donde se imparten todos los ciclos formativos y
certificados de profesionalidad de las Familias profesionales de Hostelería y
Turismo e Industrias Alimentarias. Más derroche público.
Así, con el esfuerzo
económico, vía impuestos, de todos los cartageneros, suplantamos las
instalaciones del antiguo INEM en
San Félix –Hace años cerradas- creando un sinfín de recursos innecesarios,
paralelos y sobredimensionados. Más derroche. Sin olvidar que Cartagena cuenta,
también, con el CEEIC (Centro
Europeo de Empresas e Innovación Cartagena) dependiente del INFO (Instituto de
Fomento) para prestar apoyo a las Pymes y a los empresarios innovadores (http://www.ceeic.com)
Al cambiar el gobierno
municipal hubiera sido de esperar que se miraran estas estructuras y su
verdadera funcionalidad. Sin embargo, se optó por continuar la dinámica de
fondo que las creó: dar cabida a aquellos que se quedan fuera, cueste lo que
cueste, que para eso pagan los cartageneros.
Por el contrario, sí se
disuelve un organismo como el IMSEL
(Instituto Municipal de Servicios del Litoral) que, mejor o peor, prestaba sus servicios
para la mejora de infraestructuras en las playas de nuestro término municipal y
que, a partir de Semana Santa y Verano, veremos cómo repercute su disolución en
el estado de las mismas y qué imagen ofrecemos al sector turístico. Veremos.
En fin, son decisiones
políticas que se pueden o no compartir, pero que denotan poca sensibilidad
hacia los maltrechos bolsillos de los cartageneros: “Si no tengo las
competencias en empleo qué hago yo manteniendo una estructura que tan solo
sirve de intermediaria para hacer unos cursos”. Esa labor la podrían hacer
otros, ya la hacen, y sin tan alto coste para el ciudadano.
Muchas veces es bueno poner
en la balanza los pros y los contras y objetivamente valorar si el coste de tal
o cual inversión es ajustada al esfuerzo realizado por los contribuyentes y
eso, además, cuando el pasado año dejaron perder casi un millón de euros en
cursos. Si en esa balanza ponemos los recursos en infraestructuras y económicos
empleados entre unos y otros y el número de desempleados, que no baja, veremos
que algo no cuadra. Simplemente no funciona. Duplicar por duplicar servicios no
es la respuesta.
Desde mi perspectiva, que
siempre será escasa y discutible, considero un exceso la existencia de tal
agencia viendo a lo que realmente se dedica y sabiendo que ya hay otros
organismos que desempeñan esas funciones. Esta Agencia, debiera ser mucho más ambiciosa y no una mera
replicante de lo que otros hacen, o simplemente, ser disuelta. Y los cuatro
millones, dedicarlos a la inversión en el mantenimiento de las infraestructuras
municipales, que buena falta hace o dejarlos en los bolsillos de cada cual. Aprovecho
el presente escrito y apunto que una buena mano de pintura no le vendría mal a
la ciudad, a los barrios y a las Diputaciones, no se olviden que un poco de
color a nuestro alrededor hace que las cosas se vean de forma diferente y que
lo viejo aparezca como nuevo, que para más no hay.
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