No va a ser un primero de mayo
cualquiera de estas últimas décadas, no ha de serlo. Hay una novedad importante
que imprime mayor conciencia para este día: En 115 ciudades norteamericanas se
ha convocado a los trabajadores, a los desempleados, a los inmigrantes, a los
desahuciados para que marchen juntos y manifiesten su repulsa a un sistema
financiero y económico que sólo pretende la pobreza del 90% de la población y
que está consiguiendo. En Estados Unidos ese día no es festivo. También en
ciudades como Melbourne y Sidney (Australia), Ottawa y Toronto (Canadá) y Seúl
(Corea del Sur)
No cabe duda de que este primero de mayo
va a ser global. Considero que Europa, donde si es festivo, va a estar a la altura, siendo la situación europea el mayor espejo de tanta inmundicia abocada en sus ciudadanos. Es como si todos los ciudadanos de este mundo hubieran
despertado de una pesadilla y comenzaran a desperezarse, a ejercitar esos músculos
atrofiados y tomar conciencia de que esta pesadilla que sufrimos es posible
combatirla y hacer que desaparezca.
Ya los habitantes de este planeta han
adquirido la mayoría de edad, la madurez necesaria para enfrentarse a ese poder
que hasta ahora siempre estuvo en la sombra y por fin ha sido descubierto. Oponerse
a ese poder que sólo procura nuestra esclavitud y nuestra miseria. Nos vamos a
desconectar de sus máquinas que sólo procuran nuestra distracción de lo que
verdaderamente es importante. Vamos a recuperar nuestro protagonismo porque todos
nosotros somos los auténticos soberanos de este mundo.
Vamos a exigir soluciones reales a
nuestros problemas. Si hay suficiente dinero repártase entre todos y si no lo
hay imprimase el necesario. El dinero es sólo un modo de intercambio, nadie ha
de atesorarlo, nadie ha de enriquecerse con él. Por encima suya estamos las
personas que exigimos vivir con dignidad, con honradez y con libertad. Nuestras
vidas no han de estar condicionadas, ni chantajeadas, ni sojuzgadas por no
tener unas estampas de colores.
¿Qué especie superior somos de este
planeta que no somos capaces de vivir sin dinero? ¿Qué especie inferior lo
necesita para vivir? ¿Es esa nuestra diferencia, es esa nuestra superioridad
sobre todas las especies? Alguien engaña a alguien. Alguien esclaviza a
alguien. Alguien obtiene beneficios que no le corresponden. Alguien se piensa
superior al resto gracias a este engaño. Alguien se piensa ser dios gracias a
la coacción y al chantaje. Nuestra evolución de miles de años nos ha conducido
a la paradoja de que nuestro dios es algo que ni tiene existencia por sí mismo,
ni ningún poder per se, que ni tan siquiera es capaz de andar, ni de hablar, ni
de llorar, ni de reír, ni de pensar. Nuestro dios es inerte. Y todos vamos tras
él y lo adoramos. Nos distrae y nos entretiene de lo que realmente es
importante. Pero, ¡Somos la especie suprema de la creación! ¿Para esto?
Hay que revelarse ante tal tomadura de
pelo, va siendo hora. Tomando conciencia del engaño y de la estafa de que somos
objeto. Es la única forma de alcanzar nuestra libertad. No queremos a estos impostores
de dirigentes, ni tampoco a estos mercaderes del templo.
Queremos un mundo donde la risa acabe
con las lágrimas de la impotencia obligada por unos pocos. Queremos un mundo
donde la vida sea el único objetivo, una vida en donde se preserven los órdenes
naturales por encima de la especulación financiera de unos pocos, una vida más
cercana al paraíso que al infierno que, los intereses de unos pocos, nos han
impuesto. Queremos acabar con un consumismo insostenible, donde la
obsolescencia es el norte del sistema productivo y la excusa para el
enriquecimiento del 10% de la población.
Hemos alcanzado unos niveles de
desarrollo técnico que ayudarían a conseguirlo si no fuera por el egoísmo de
esos pocos demonios que nos chantajean a su antojo. Demonios que nos impiden
nuestro siguiente paso en la evolución de nuestra especie: nuestro progreso
espiritual.
Nos están destruyendo nuestras
estructuras más básicas. La familia, las diferencias culturales y nuestra
pluralidad. Están socavando los pilares de nuestra fuerza creando
desigualdades, pobreza, falsas necesidades y engaño con estratagemas elaboradas
con mentes enfermas de paranoia.
Este día del 1 de mayo, todos los
habitantes de este mundo hemos de parar y salir pacíficamente a las calles y
tomarlas. Ese día puede, muy bien, dar comienzo una nueva esperanza. La
esperanza de conseguir un mundo donde las guerras y las armas dejen de existir,
donde la riqueza y la codicia dejen, también, de existir. La esperanza de ver
al otro como un hermano y no como un enemigo.
Quizás el momento haya, por fin, llegado
y seamos capaces de romper las barreras artificiales y demoníacas que nos han
ido colocando sólo con la intención de manejarnos a su antojo y para unos fines
especulativos para los que no fuimos creados…
Este artículo, expresa la total realidad, de lo que está pasando en nuestro planeta. Creo que es hora que dejemos de pensar en los partidos políticos, como si de futbil se tratara. Tenemos que defender nuestros derechos sociales a nivel planetario. Pero como bien dice en el artículo, ordenada y pacíficamente en la calle. GRACIAS POR SU BUEN ARTÍCULO.
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