domingo, 19 de agosto de 2012

EL ECOSISTEMA HUMANO


Siempre parece haber sucedido en nuestra historia conocida que, un fenómeno climático de grandísimas consecuencias o un gran movimiento social o, quizás ambos, son los impulsores de una transformación total de las consciencias humanas, que despiertan de su ceguera. Más también ha ocurrido que el hombre es dado a olvidar de forma rápida y vuelve a caer en las mismas miserias y sonrojos que producen su enardecido egoísmo.

Así, me parece a mí y a otros muchos, también, de que andamos al final del tiempo de nuestro último olvido más reciente y aquí, los tiempos, no se miden en lo que dura una vida. Observamos una civilización infinitamente más desarrollada que las anteriores conocidas. Sólo nos bastó un siglo y pico para hacer ese esfuerzo que pudiera, ahora, ser inútil.

Una civilización que, a pesar de tanto y tanto desarrollo, se halla perdida y sin rumbo, con miles de millones de personas en la pobreza más extrema y con las miserias colgando de sus narices infantiles, adultas y ancianas. En estos últimos años el axioma entre los pobres y los ricos es infinito. Son, cada vez más, los pobres los que crecen. La riqueza siempre estuvo en pocas manos, cuantas menos, mejor. Además de todo lo que la riqueza ofrece, hay algo que sobresale de ella y es el poder. Un hombre rico es un hombre poderoso, aunque un hombre solo, por muy rico que sea, no es capaz de expandir todo su poder. Para hacerlo necesita de otros hombres ricos y, juntos, sus riquezas y poderes parecen no tener rivales. Esta es una gran razón para el ejercicio del poder omnímodo: pocos hombres ricos se unen y pactan sus poderes. El resto, miríadas de hombres pobres, sueltos y sin capacidad alguna del trato ni del acuerdo. Más centrados en disputas con su igual de clase y haciéndole el centro de todas sus desgracias y al que combate por el trozo de pan en juego. Mientras, los ricos quedan exentos de disputas, de responsabilidades; quedan liberados para continuar con nuestro saqueo. Son ellos los que manejan las informaciones y los datos y los manejan a su antojo y beneficio, quedan siempre libres.

Aquellos, los hombres sin cobijo o, acaso, en templos a la estulticia donde son vilmente engañados, señoreados y modelados, adormecidos con promesas para la otra vida; estos pobres parias de toda índole, encima, son los que más se procrean. Quizás sea por ello que son tantos y tan pobres.

Y aquellos hombres, pocos, ricos y poderosos se preguntan: “¿Para qué tanta gente? Hoy ya no son necesarios, que así no hay quien viva. Tanta gente pidiendo comer, tanta gente pidiendo esos derechos que creen suyos. Tanta gente hablando de nosotros y de nuestro dinero y de nuestro poder. ¿Qué se habrán creído estos inútiles? ¿No son conscientes de que este planeta ya no es sostenible? ¿No llegan a tomar conciencia de que ya son demasiados? Y para todos, no hay. Son las reglas de la propia Naturaleza, el más fuerte se come al más débil; el más poderoso mantiene el equilibrio del ecosistema

El sistema que nuestros antepasados y que nosotros hemos ido continuando no puede ponerse en riesgo por estos menesterosos. Son demasiados. Es nuestra obligación salvar a la especie y es mejor, para su supervivencia, que desaparezcan en las cantidades adecuadas. Antes de que el sistema se vea en riesgo total, hemos de poner los medios necesarios para que el equilibrio perdido sea restablecido. En eso estamos. Ya toca. Es nuestro sistema”.

Así tras más de cuatro años de una crisis financiera y bancaria que está acabando con la poca riqueza repartida en décadas atrás, resulta que están preparando la estocada que nos conducirá y parece que será irremediable, al mayor conflicto armado de la Historia. En la última década, crisis incluida, los gastos de armamento han crecido en un 59%. ¿Por qué y para qué será?

La crisis alimentaria que hasta ahora han padecido lo más pobres de los pobres está muy cercana a alcanzar a los, aún, no tan pobres.

El derrumbe financiero está siendo ultimado. Centenares de adustos dirigentes bancarios han presentado sus dimisiones y comprado tierras lejos de los que fueron sus centros de poder. No sin antes hacer líquidas sus posiciones accionariales reconvirtiéndolas en el siempre seguro oro y volviendo a los refugios de invierno bien pertrechados y a verlas venir. La deuda generada en el mundo es impagable y eso no es más que otra burbuja de un sistema condenado desde su inicio. Burbuja a punto de la explosión más incontrolable jamás vista. Por que los Estados, las Naciones ya están exhaustas, en todos los sentidos, de tanto desatino. No permitirán ni harán tabla rasa y no resetearán el sistema, prefieren el caos y la destrucción.

Es triste, muy triste, pero así veo las cosas. Fíjese que hasta en Europa, la sorpresa impensable hasta ahora, sería que la propia Alemania decidiera salirse del Euro. Si en estos años de crisis económica han conseguido reponer sus posiciones financieras a costa del resto de los países del sur, y con lo que se avecina, ¿para qué quiere seguir en un club que se viene a bajo? ¡Ahí os quedáis!

Siete empresas controlan el 70% de los medios de comunicación en el mundo. Controlan la Tv, los satélites, las agencias, las redes de cable, las revistas, las radios, los periódicos, las editoriales, la producción cinematográfica, la conexión a Internet, la distribución de películas…todos los medios. Fox News/Time Warner/Disney/Sony/Bertelsmann/Viacom/General Electric. (Jerry Mander, Pte. Internacional Forum sobre globalización)

La Humanidad es, nuevamente, la víctima de una monstruosa conspiración de proporciones indescriptibles y, cuando uno mira hacia sus dirigentes políticos más cercanos, se le caen los tambalillos. Tanta cutrez junta y pagándoles un sueldazo. Mejor los Sánchez Gordillo y que a millones tendrían que aflorar.

Harán todo lo posible e imposible para que el sistema sobreviva, el sistema está por encima de las gentes. Este es el gran error, colaborar con un sistema que, más temprano que tarde, termina, siempre, engulléndose así mismo y que se piensa estar por encima de aquellos a quienes tiene que servir.

Apelo a ese gran movimiento social que acabe con los errores y los egoísmos de este sistema, por que, o lo hacemos nosotros y ya, o nos destruirán como a conejos. Poner los contadores a cero, modificar aquello que nos ha conducido a esta situación, regular la economía, limitar la riqueza, liberalizar la energía y acabar con el especulador. Otro mundo es posible.

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