Nuestra raza ha alcanzado los más altos
niveles de desarrollo conocidos hasta ahora y sin embargo continúa presa de un
poder que la mantiene bajo el influjo del miedo que quizás sea por aquello que
dejó dicho Celso (Filósofo griego) en su “Discurso verdadero contra los
cristianos”: “Enseñar que el Hijo de Dios es atormentado por el Diablo, para
enseñarnos con su paciencia a soportar con coraje las provocaciones que éste
inflige, es el cúmulo del ridículo. Lo que era necesario, en mi opinión, sería
castigar al Diablo, y no aterrorizar a los hombres amenazándonos con sus
maleficios” Comparto con Celso que igual ha sido ese nuestro propio castigo, no
lo hemos descubierto, no hemos combatido al enemigo, y por eso sigue entre
nosotros, haciéndonos la pascua y haciendo imposible que alcancemos el
equilibrio y la armonía, tan necesarios éstos para nuestra evolución como entes
cósmicos, como seres espirituales, como seres que ansían alcanzar la divinidad
de su Creador.
Desde los inicios de nuestra especie
hemos sido su fácil presa y nunca hemos encontrado la Paz en este mundo.
Incluso aquellos que decían y dicen ser sus combatientes (De las fuerzas
demoníacas) no sean más que una extensión de su diabólico gobierno en este planeta
que parece perdido. Al fin y al cabo han sido ellos y no otros los orígenes de
cuantas guerras fueron y aún son. Distintos dioses que cada cual considera
(Según su lugar de nacimiento e influencia) como el único y justificativo de las
mayores depravaciones que el ser humano ha cometido y comete.
Falsos dioses todos ellos, tergiversados
dioses, que nos separan y enfrentan, pero que todos sus máximos y fanáticos
defensores quieren que se enseñen en todas las escuelas, apelando a la
costumbre y a la enseñanza de siglos y siglos. El erre que erre. Me río yo de
esa enseñanza interesada para mantener ellos el poder y el bienestar que éste
les produce y no la liberalización de la Verdad a los demás incrédulos
engañados hasta el tuétano. Su único interés está en mantenernos ciegos en la
luz del día y temerosos. Así es más fácil su control sobre nosotros y nuestras
voluntades. Conceptos e ideas medievales
en inteligencias cibernéticas que aventuran un espacio compartido con otras
entidades inteligentes.
Que tengamos al diablo entre nosotros es
cada día más claro. Sólo hay que aventurarse con repasar las noticias escritas,
habladas o televisadas. Nos gobierna en todos los países y ninguno escapa a su
satánica influencia. Nadie lo combate o cuando menos sólo unos pocos que, de
forma inmediata, son puestos a buen recaudo, no sin antes vilipendiarlos y
destrozarlos en su credibilidad y en su persona, cuando no asesinados. La mayor
estafa bancaria a la que hemos sido conducidos, ¿No es diabólica? Y ¿No lo es
más cuando aquellos que, se les supone estar a nuestro servicio e intereses,
han permitido que nos alcance a todos? ¿Tan
influenciados de ese Diablo están? Observemos que todo lo nuestro nos ha sido
recortado y todos los costes y precios nos han sido aumentados, menos a esos
que dicen defendernos del mal y que ven cómo sus riquezas aumentan sin freno
alguno. Están acabando, que no mejorando, el ya viejo sistema. Así, que la que
nos espera aún será peor y más diabólica. Pues son ellos, los peores y más
malos, los que nos gobiernan en este mundo.
Paréntesis obligado: Los brasileños con
sus gritos y protestas han conseguido vencer a un demonio: La Corrupción. Una
Ley que llevaba dos años parada, ha sido aprobada por el Senado. Los corruptos
tendrán más años de castigo, no podrán ser amnistiados ni indultados, no podrán
pagar fianza alguna para eludir su ingreso en prisión, y la libertad
condicional será muy difícil de obtener. Han entendido sus ilustres señorías
que ese demonio de la corrupción no es un simple delito, es un crimen atroz.
Brasil es un pueblo bastante liberado de esos dioses que tanto nos inoculan los
ensotanados. Brasil es, en ese sentido, un país libre para tomar sus propias
decisiones y las calles, los ciudadanos brasileños y sus gritos están demostrando
que es posible la lucha contra los demonios. ¿Copiará España dicha Ley? Seguro
que no. Aquí, el gobierno es más demoníaco y complace antes a los ensotanados.
Cierro paréntesis.
La cuestión radica en que ¿Puede una
especie inferior liberarse, por sí sola, de una superior, de un yugo satánico?
Llevamos miles de años observando que no. No hay forma humana de combatir a esa
fuerza diabólica. Siempre jugamos en inferioridad y somos aplastados. Tampoco
han servido, como también decía Celso, “Que después de un ciclo de varios
siglos, en el retorno de ciertas conjunciones de astros, se producen
conflagraciones y diluvios” De tal forma que si vamos a ser espectadores de una
nueva conflagración cósmica, estaríamos en nuestro legítimo derecho y por
nuestra, creo, mayoría de edad, en disposición de conocer la verdad de otras
existencias que no sean éstas que ya conocemos de sobra y de las que somos
incapaces de liberarnos.
Hay algo en nuestro Cosmos más cercano
que está ejerciendo una fuerza gravitacional enorme y provocando en todos los
planetas del sistema solar, incluido el propio sol, tensiones enormes que
alteran el normal devenir de los astros. Así en nuestro amado planeta
presenciamos el despertar de antiguos y nuevos volcanes, inundaciones,
huracanes, tifones, terremotos, corrimientos de tierras, agujeros profundos,
variaciones extremas de temperaturas, desplazamiento del eje magnético y de los
polos que se funden provocando alteraciones de las corrientes submarinas. Es
muy posible que ese tiempo que decía Celso, los mayas, los hopi, la biblia y
muchos más esté aconteciendo. Todo se transforma.
Lo que yo pido a las buenas divinidades,
que las hay, es que no permitan que los supervivientes caigan, una vez más, en
manos de los satánicos; que hagan un pequeño esfuerzo y se posicionen, para que
la humanidad que volverá a empezar no caiga en los mismos errores, que sepan
con quién se la juegan, que se alejen de falsas historietas para niños, ni de
hombres del saco ni del coco. Ayúdenlos en su desgracia, no los dejen solos y
estén tan cerca de ellos como los diablos. Ustedes, buenas divinidades, sí
podrán enfrentarse a ellos, ustedes han de tener tanto o más poder que ellos.
Que esa transformación cósmica no lo sea
tan solo en lo físico, ¡Ayuden ustedes, buenas divinidades, que la raza humana
no es mala, es que no la dejan ser!
¡Ayuden a liberar a esta pobre raza de su
esclavitud y de su impuesta maldad!
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