No me parece, para nada, descabellada esta idea, y más analizando
cómo se han ido, sibilinamente, desarrollando las cosas. El P. Impopular
mantiene una relación simbiótica con esta universidad católica y, todo cuanto pueda hacer, será hecho en su beneficio,
como ya en el pasado lo fue en Murcia capital. Hace unos años, en Cartagena ya intentaron,
la propia alcaldesa, su amigo Trillo y el diputado Ayala, adjudicarle las
instalaciones del antiguo CIM, hoy sede de algunas disciplinas de la UPCT y
museo naval. No les salió bien la jugada, gracias a la aptitud de mucha gente
que vio claro la importante pérdida que supondría el CIM para lo público. Así,
parece que le deben algo serio y contundente por aquel fracaso, y que ese algo
pudiera estar cerca de materializarse cediéndoles, ahora, este emblemático
hospital cartagenero, hoy cerrado a cal y canto, como bien sabemos y sufrimos.
Estaremos atentos, sino hay buenos visionarios que lo impidan, de cómo otro
bien público pasa a manos privadas, en este caso, ungidas por la bendición
papal (He de abrir este paréntesis porque las imágenes que hoy he visto del
sumo me parecen increíbles. Pero, si hace unos días estaba como las rosas este
papa argentino, lleno y pletórico de buenas ideas que no se callaba, y que
ponía en muchos compromisos a esa curia romana de grandes ejecutivos,
secretarios de estado, brókeres, arzobispos, obispos y cardenales con tacones.
No quiero ser mal pensado, pero esas imágenes de Francisco me las conozco, se
lo podrían estar cargando, lenta pero irremediablemente, porque él no es nadie
para enfrentarse a tanta cucaracha, ni al chollo que tienen montado con la
usurpación de aquellas maravillosas palabras y hechos del tan Jesús de Nazaret,
pues hace ya milenios que quien les guía no es el tal Jesús, sino aquel que lo
tentó durante 40 días y 40 noches en el desierto, que ésta y no otra es la
verdad y siempre bajo mi mísera y parca percepción de las cosas, pues, solo así
se podría explicar y entender el mundo donde mal vivimos, mi querido y paciente
lector)
Volviendo al tema que nos ocupa: Las cosas que gustan a estos
del P. Impopular, desmantelar lo que es de todos, público, para que unos pocos,
hagan de ello, su negocio privado y que siempre les será muy bien agradecido en
otros cargos y pluriempleos. Estos son los negocios que estamos acostumbrados en Cartagena y en esta España
de saldo, gracias a las nefastas e interesadas políticas del P. Impopular:
Privatizar lo Público, socializar las pérdidas y privatizar los beneficios. Según
parece, a los últimos en abandonar el hospital, los psiquiatras, su adiós les fue
más llevadero con un obsequio de última generación informática, que les
hicieron llegar antes de su marcha. No se sabe bien quién remitía el obsequio,
pero no será muy difícil suponerlo, si pensamos en aquellos que utilizan el
regalo y la dádiva como elemento disuasorio. Mutis por el foro.
En estos años, dese la apertura del nuevo hospital de Sta.
Lucía, hemos asistido al lento, pero constante, desmantelamiento del Rosell. Ha
habido multitudinarias manifestaciones en contra, encierros de vecinos,
protestas por doquier. También ha habido un incumplimiento, grave, muy grave
por lo que representa, de lo aprobado por nuestro parlamento regional en 2010,
según el cual, Cartagena mantendría sus dos hospitales públicos y al 100%. En
toda esta triste historia reparo en un hecho: ¿Dónde han estado los médicos
especialistas y cirujanos? Nunca les he oído decir lo más mínimo a la inmensa
mayoría de ellos, siempre estuvieron en silencio y a las órdenes de sus
superiores. No ha sucedido como en Madrid y otras ciudades donde sí que han
participado muy activamente y, quizás por ello, ganado la batalla a la
privatización de la sanidad madrileña. Por el contrario, sí han estado los
enfermeros-as, y todo el personal sanitario por debajo de la cúspide de los que
cuentan con colegios profesionales que, de forma tan unilateral, defiende los
intereses de sus colegiados, que, casi siempre, en nada coinciden con los
usuarios de la sanidad.
Esos colegiados que cuando desde el gobierno regional,
apuntan a un necesario recorte salarial de 100 millones de euros, se fueron
raudos a ver al ahora huido Valcárcel, a explicarle clarito cuáles podían ser
las consecuencias de ese recorte y éste comunicó de inmediato a su consejera
que se olvidara, que los recortara de otras partidas, que los médicos y cirujanos
son intocables, como los de Eliot Ness. Después, las listas de espera para todo
y que siguen aumentando; los despidos del personal no colegiado; la falta de
medicamentos hospitalarios, etc., etc., que son parte de las consecuencias
propias del no recorte salarial.
Estos trabajadores se han constituido en una casta que
conocen perfectamente cuál es su poder de disuasión ante el poder político y lo
utilizan cuando es menester. Una huelga de médicos en un hospital no es cosa
baladí y sus consecuencias, inmediatas, dolorosas y mal recibidas por la
población en general que, entonces, sí se alarma y monta el Cristo. Recuerdo
aquellas que hicieron en los ochenta-noventa, donde, entre otras cosas,
exigieron un plus de exclusividad importante y que lógicamente obtuvieron.
Exclusividad que nunca han respetado -pero que sí que cobran- pues, los
hospitales privados se nutren de estos especialistas y las tardes son su
jornada o sus propias clínicas en casa o en el centro de salud privado. Sus
horarios así se lo permiten, que es otro de sus privilegios.
Cómo no van a ver listas de esperas de años, ellos son los
más interesados en que las hayan, que sus buenos dineros ganan con su pluriempleo.
La concertación con hospitales privados mucho se debe a esta situación que,
sería muy distinta si tuvieran taxativamente prohibido trabajar para el
enemigo. Te llaman por teléfono y te dicen: “Que si usted quiere le podemos
operar en tal concertado pasado mañana por la tarde”. Si dices si, te operan,
si dices no, sigues en la lista hasta el infinitum. Además, esas ganancias del
pluriempleo, en algunos casos, ni cotizan, ni pagan impuestos. Dinero negro que
se llama o economía sumergida, elija usted. Nada por dejar paso a los miles de
licenciados que no encuentran su puesto de trabajo, usurpado como está por
estos aristócratas de la sanidad. Poca solidaridad o más bien ninguna hacia sus
nuevos colegas, que tienen que ir a otros países en busca del curro que aquí
otros les impiden.
Al poco de asumir las competencias de sanidad esta
uniprovincial Región, pésimamente gestionadas por el imputado Marqués, consejero
del momento, y con una financiación deficiente desde sus inicios, los salarios
de estos duques (gobiernan territorios fronterizos) de la sanidad fueron
subiendo y subiendo hasta incluso superar a los de otras comunidades autónomas
con más población y con mayor PIB. E, incluso, aquellos marqueses (tienen
ejército al mando, el emperador les concede tierras) se han estado repartiendo sobresueldos por
cumplir objetivos y por la gestión de sus servicios. Como si la productividad
no estuviera contemplada ya en sus haberes.
Con todo ello y otras cosas, podemos entender cómo en 2006,
la Consejería de Sanidad de la Uniprovincial Región tenía, a 5 años de recibir las
competencias, una deuda de 65 millones de euros y tan solo en tres años más, en
2009, la deuda superaba ya los 839 millones. A partir de ese año, esa deuda no
ha parado de crecer y sobrepasa los mil millones con mucha soltura y distancia
y que estamos pagando y seguiremos pagando los del pobre y árido agro que nos
han legado y que no tenemos colegio que nos ampare. La llegada de la consejera
Palacios en 2007 y hasta su marcha en 2014 puede considerarse como la “Peor
imposible” Disparatados e inflados organigramas de jefaturas y más jefaturas
para dar contento a marqueses y condes de lo sanitario, olvidándose de lo
verdaderamente importante. Hoy, esta sanidad heredada es insostenible. Son más de
12.000 empleados en la sanidad y una minoría de ella mantienen una serie de
privilegios que no son consecuentes con la realidad que todos vivimos. Bien que
podrían ayudar, pero eso les significaría la pérdida de cuanto llevan
conseguido y parece que no estén muy dispuestos a ello, no olvidemos que son
una casta dentro del gremio, son los aristócratas de la medicina y del
pluriempleo.
Ya apuntaba el dueño de la UCAM, José Luis Mendoza, “Habría que privatizar
parte de la sanidad pública” para ayudarla a salir del agujero donde la
llevaron sus amigos, se le olvidó decir. Quizás estén buscando el momento más adecuado
para perder el Rosell como bien público,
y desde el Sta. Lucía puedan, por las tardes, acudir al que fuera su otrora
lugar, aquellos de la casta aristócrata sanitaria.
Ellos realizarán su negocio y nosotros perderemos algo más de
lo público, de lo que es de todos, para su exclusivo beneficio. Ellos más
ricos, nosotros más pobres y sin el Rosell.
¿Permitirán los cartageneros esta jugada?