Que compatriotas míos,
aún sigan confiando en el Partido Putrefacto por excelencia, a mí me da mucha
vergüenza y me apena sobremanera. Las últimas estadísticas así lo apuntan: Que
perderán algunos votos y, quizás, sus absolutas mayorías, pero que seguirán
ganando las próximas elecciones del día 24.
Será por
desconocimiento de a qué se han estado dedicando desde que pasaron de ser una
Alianza Putrefacta a un Partido Putrefacto. O, quizás, sea que ellos han
formado parte de esas minorías seleccionadas y a las que tan bien les ha ido y
va. Más bien esto último, diría yo, porque hasta la nueva iglesia sin Rouco
parece haberse dado cuenta de la auténtica verdad y no de las mentiras de las
que tanto se sirven para sus fechorías. Les ayudan las abstenciones de aquellos
que creen que con abstenerse hacen algo productivo a sus intereses de clase
media o baja, por cierto, esas clases de las que ya van quedando menos para
dejar solo la de los ricos y los pobres.
Este partido putrefacto,
si tuviera honra y dignidad, tendría que haberse disuelto hace ya algún tiempo.
Pero, es verdad, que nunca conocieron de tales atributos por más que se los
arrogaran. Yo aún creo que su disolución será lo mejor que le pueda ocurrir a
ellos y a España y que vayan a la cárcel y devuelvan todo lo robado a los
españoles. Pero no será así porque en la justicia también anidan y así,
fiscales y jueces allegados, tergiversarán las leyes y buscarán el punto y
aparte y todos quedarán absueltos o con penas míseras e indignantes.
Personajes vomitivos
donde los haya, que utilizan la mentira y el engaño como única arma para sus
crímenes financieros y económicos y, por ende, sociales. El dinero es su única
meta y por él matan si fuera necesario y luego los sacan bajo palio en
agradecimiento sumo por mantener las cosas tal y como ellos, solo ellos,
quieren, desean y conviene.
Nos hemos enterado de
que la Agencia Tributaria no es de todos. Es de los españoles que tienen una
nómina y poco más, pues somos nosotros los que la mantenemos y engordamos, los
otros nunca. De esta forma la recaudación que logran es de esos paupérrimos
salarios que nos bajaron y que hoy son
tercermundistas (Ya somos los chinitos de Europa) Así, esa Agencia nuestra,
recauda solo por encima de países como Lituania. ¡Imagínese! O lo que es lo
mismo, aquí no paga nadie, ni dios, exceptuando el desgraciado asalariado.
Nos han hecho pagar
todos los platos rotos que esa casta histórica de la derecha decimonónica
provocó, llevándose los millones y millones de euros nuestros y de los
confiados inversores extranjeros. Y sin pagar un euro, ni tan siquiera a la
Agencia. Así es como ellos han entendido siempre a esta piel de toro: su
cortijo donde saquear –textual de Cospedal-.
Así son las cosas y aún
hay gente que les vota sin tener ni idea del crimen que están cometiendo contra
ellos mismos.
¡La ignorancia tiene
esto!
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