Aunque se esconden mucho más
de lo que debieran porque parecen como saber el destino de los que como ellos
fueron con anterioridad, y, quizá, por eso, queden tan pocos. Se mantienen
agazapados, desconozco si en el interior de esta maltratada tierra o más allá
de nuestro contaminado cielo. Sin embargo, de forma muy esporádica, aparecen
signos y señales de que aún están cerca de nosotros: De los que aún creemos en
la bondad y en la generosidad; en la honradez; en el respeto a nuestros
semejantes y a cuanto la Naturaleza nos regala; en la libertad; en la belleza
de cuanto nos rodea y en lo extraordinario de nuestra existencia en este
pequeño y aún, a pesar nuestro, maravilloso planeta.
Sin embargo, rara es la
noticia que hable de cosas buenas, rara. Nos bombardean cada minuto con
noticias espeluznantes, con noticias que te hacen poner los pelos de punta y derramar
las lágrimas más ocultas y duras. Asesinatos; actos terroristas; robos;
maquinaciones maquiavélicas para la apropiación indebida; guerras santas y no
tan santas y amenazas de más y más guerras.
Un mundo que necesita de otros tres
para mantener la rapiña, la codicia y la usura de una élite comercial;
empresarial; financiera; religiosa; política y militar que solo sirven al lado
más oscuro de la dualidad en la que vivimos, y donde la única luz que brilla es
la de las bombas o el de las burbujas económico-financieras que hacen estallar
cuando más les conviene. Un mundo fracasado y en banca rota que continúa
aumentado día a día su propia deuda: En junio de este año alcanzó el 327%. O lo
que es lo mismo, si el mundo produce 1 X, ya debe más de 327 X. No responde ni
tan siquiera a un mínimo de eficacia, ni de sostenibilidad, cuando todos
sabemos, ellos también, que los recursos son extraordinariamente escasos. Qué
les importa, si al caso, quien paga y padece esa deuda somos todos los pobres
de este mundo, porque, esa, la pobreza, es la única que está penalizada desde
siempre, desde todos los inicios. Los ricos nunca pagan, por eso continúan
siendo ricos y, eso que llaman justicia, no tiene instrumentos contra ellos,
que por algo son ellos mismos quienes hacen y aplican esas leyes con la
inestimable ayuda de sus comprados y chantajeados adláteres.
Esas oscuras y maquiavélicas
élites han creado el mundo que tenemos hoy. Un mundo dejado de la mano de esos
dioses buenos que suponemos estarán por ahí, aunque demasiado ociosos de
cumplir con su obligación. Es como si el miedo también les hubiera alcanzado a
ellos. ¡Menudos dioses entonces, si así fuera! ¡Qué terrible paradoja si el
miedo, la mayor de las armas del mal, también alcanzara a esos dioses buenos!
Hay suficientes alimentos
para todos, pero miles de millones pasan hambre. Hay suficiente dinero para
todos, pero miles de millones no tienen el suficiente para subsistir. Hay
suficiente agua para todos, pero millones mueren de sed. En este mundo
hay suficiente para todos, pero solo unos pocos son los llamados a la casa de
ese señor tan nefasto para esta naturaleza.
En nombre de no sabemos qué
progreso hemos acabado con miles de especies animales y vegetales; con vastas
extensiones de ricas tierras; con enormes ecosistemas fundamentales para la
vida y no cesamos, sabiendo, como sabemos, que el límite ya ha sido sobrepasado
con creces.
Así las cosas, a esos dioses
buenos solo les quedaría la posibilidad de salvar a unos cuantos de esta raza
depredadora. Unos la llaman “Arrebatamiento”, otros, “Arca”, demás, “Refugios”.
Una nueva vuelta a empezar tras el reseteo, como ya lo fue en el pretérito, que
la Historia siempre tiende a repetirse. Esto es lo que nos espera y que ya ha dado
comienzo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario