Ayer los ciudadanos de la
Gran Bretaña, como a ellos gusta llamarse, decidieron por una mayoría
aplastante seguir con el Brexit y su ruptura con Europa. Es totalmente lícito y
de respetar esa decisión y mi deseo es que les vaya muy bonito y consigan todas
las metas que se propongan, que derecho tienen. Su elección de fortalecer los
lazos con sus primos hermanos americanos del norte, con los canadienses, los
neozelandeses, los australianos, judíos y algunos otros ha sido en libertad y
en democracia. Los anglosajones tienen todo el derecho a elegir quiénes han de
ser sus amigos y socios, faltaría más.
Hoy, este mundo está hecho unos zorros,
un asco. Un mundo que, en gran medida, tiene que ver con esta civilización
yanqui, tan neoliberal y neoconservadora, tan financiera y extractiva, como
especuladora, en donde los beneficios económicos son los únicos importantes,
incluso por encima de los medioambientales. También tienen a su favor todas las
guerras, incluidas las financieras, que han habido y hay desde la II mundial y
que tanto les ha beneficiado y beneficia. La única Humanidad que les interesa
es la suya y, dentro de ella, a aquellos que poseen más de los 100.000$. La
otra, ni les va ni les viene a no ser que le puedan sacar algún sustancioso
jugo. Los hijos de la Gran Bretaña (Otrora, padres de esos yanquis) han estado con nosotros, los continentales,
porque les ha interesado estar. Se han beneficiado lo suficiente. Nunca
participaron plenamente de la Unión Europea, solo en lo que les venía bien.
Siempre tuve la sensación de que actuaban como un submarino yanqui en las
instituciones europeas y hasta se permitieron el lujo de no compartir nuestra
moneda. Y la crisis financiera del 2008 no les afectó en la misma medida que al
resto de países europeos.
Así las cosas, Europa ha de
ser ágil, contundente y sin contemplaciones en cuanto a los derechos que los
ciudadanos europeos mantengan en esta ruptura y que cada cual pague lo que le
corresponda. Los dirigentes europeos han de entender esto como una acción de
guerra y que a los anglosajones no les puede salir favorablemente en detrimento
de los intereses de los ciudadanos europeos. No es una guerra de bombas, es una
guerra comercial, financiera y económica, de las que tan expertos son estos
anglos. Nuestros dirigentes han de estar a la altura y no ceder ni permitir
que, encima, se vuelvan a reír de todos nosotros. No es legítimo y diría muy poco sobre la capacidad de nuestros dirigentes europeos. En estos
casos hay que ser inflexibles. Han sido ellos los que han elegido libremente.
Por tanto, que asuman ellos los costes, las molestias, los sinsabores y la
ruptura. Nosotros NO.
Y llegados a este punto,
Europa ha de replantearse una nueva política comunitaria, una nueva política
geoestratégica mundial. Europa no puede olvidarse de América del Sur, donde estos
anglos están volviendo a instaurar sus imposiciones. Venezuela, Bolívia, Perú,
Chile, Argentina y muchos más están volviendo a sufrir los embates de estos
anglos que quieren, a toda costa, la posesión de todo del continente americano.
Europa ha de actuar con velocidad de crucero si no quiere perder esa parte del
continente que es hispano latino. España tendría que jugar fuerte y mostrar a
Europa el camino para evitarlo. Para ello y otras cosas, Europa tendría que
configurar una nueva OTAN (Organización del Tratado Atlántico Norte) sin la
participación de los EE.UU., Canadá e Inglaterra y llamarla OTAS (Organización
del Tratado Atlántico Sur) Tardando están…
Además, tendrían que invitar
a Rusia a unirse a la CC.EE. y a este nuevo tratado. Rusia ya no es el demonio
que nos hicieron ver y Rusia es tan continental como España. Seamos sensatos y
coherentes. Mantengamos y reforcemos nuestros vínculos con el continente
sudamericano. ¡Pongamos nosotros el muro en Méjico!
Que el mundo se está
reconformando es un hecho y se está o no se está. Que el futuro será lo que se quiera desde el presente. Unos que estaban, han dicho
que se van, que ellos tienen sus propios planes y nos han dejado claro que no
cuentan con nosotros en su nueva estrategia mundial. ¡Conformemos nuestra
geoestrategía antes de que sea tarde! Ya nos llevan años de adelanto y si
Europa quiere seguir siendo Europa ha de tomar cartas en el asunto y sin
ambages de ningún tipo, que mañana es tarde…
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