En la segunda multitudinaria manifestación contra el cierre y
desmantelamiento del hospital de Sta. María del Rosell, los cartageneros han
participado en mayor número que la primera vez (Octubre 2013) y han estado
arropados por ciudadanos de otros municipios de la Región, en un acto de
solidaridad, que, desde estas letras, agradezco en nombre de todos los
cartageneros.
Los cuatro carriles del paseo del Alfonso XIII y sus aceras,
vieron discurrir el paso ejemplar de gentes de todo tipo: personas mayores,
minusválidos, jóvenes y adultos. Unos iban solos, otros en pareja, otros en
grupos de amigos o de militantes de partidos políticos y plataformas sociales;
gentes de toda condición. Nadie del partido popular. Sí han estado todos los
dirigentes políticos que conforman la oposición a ese partido neoliberal del
capitalismo más salvaje. Algunos como el secretario general del PSRM, Rafael
González Tovar, la portavoz del PSRM en la Asamblea, Begoña García Retegui; la
diputada Teresa Rosique; la secretaria general del partido socialista en Cartagena, Ana Belén Castejón. Por parte del Movimiento Ciudadano, José
López. Por Izquierda Unida, Cayetano Jaime Moltó y su coordinador regional,
José A. Pujante. Leandro Sánchez, portavoz de la Plataforma “Salvemos al
Rosell” y muchos otros concienciados en defender los derechos sanitarios del
pueblo cartagenero.
El recorrido fue el mismo que en la manifestación anterior y
se hizo parada junto a la Asamblea Regional de Murcia donde recordaron las
palabras de la consejera de sanidad, Mercedes Palacios –cartagenera ella, según
partida de nacimiento y no por sus méritos- y que dijo, en el año 2009 en esa
sacrosanta casa de la democracia, que el Rosell no se cerraría y que Cartagena
contaría con dos hospitales completos. Mentir no es bueno, nunca lo es, pero
hacerlo en el hemiciclo de la sacrosanta debiera ser delito. Así, nos
hubiéramos ahorrado todo esto y ella dimitida, a buen recaudo de su
manifiesta incompetencia gestora.
La cuestión es que el pueblo de Cartagena ha tomado
conciencia de que en este caso del Rosell, y como en tantos otros, ha sido
engañado, indignamente engañado. Pronto llegarán los procesos electorales donde
este pueblo mancillado y despojado hará justicia con quienes lo han conducido a
la pobreza existencial más absoluta.
No estuvo su alcaldesa, cómplice silente de la trama engañosa
que, tras las mentiras más descaradas, lo único que pretenden es restar los
derechos más básicos a los sufridos cartageneros.
Decía Theodore Rossevelt (1858-1919) que: “Hubo un tiempo en
que reducir el poder del gobierno significaba aumentar la libertad de la gente.
Hoy, reducir el poder y la acción del gobierno significa dejar que la gente sea
esclava de las grandes compañías.”
Este es el retrato, en el inicio del siglo XXI, de un pueblo
esclavizado a los intereses mercantiles por las decisiones políticas de un
partido al que solo le interesa el enriquecimiento personal de sus miembros, a
costa del saqueo y empobrecimiento del pueblo del que se sirven. Un partido que
será debidamente y democráticamente apartado de la gestión pública que tanto
detesta y que, por otro lado, tanto ama, y solo como medio a sus traiciones
políticas, sociales y económicas.
Cartagena seguirá defendiendo su derecho a una sanidad
pública, gratuita, universal y de calidad. Y este será el inicio de un cambio
de los modelos de la derecha más conservadora y retrógrada por otros, donde lo
social y colectivo, sean lo importante.
Que nadie lo dude.
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