Que si los del Cabal; que si los dragones blancos; que si el
FMI; que si el BIP; que si los EE.UU.; que si los rusos; que si los sionistas;
que si los BRICS; que si los de Irak; que si el dólar; que si el rublo; que si
el dinar; que si los ingleses; que si NESARA; que si los Breton Woods; que si
el NOM; que si los chinos; que si Venezuela; que si Irán; que si la City; que
si Corea de Norte; que si Wall Street; que si la CIA; que si el M16; que si el
Mosad; que si el petróleo; que si los de los calaveras y huesos; que si los de
Malta; que si los rosacruces; que si los masones; que si los pedófilos; que si
el Vaticano; que si las multinacionales; que si la ONU; que si el hambre; que
si las guerras; que si el VHI; que si otros virus; que si el agua; que si los
chemtrails; que si los crop circles; que si los reptilianos; que si los draconianos;
que si los satánicos.
Que si JPMorgan; que si Morgan & Stanley; que si la
reserva federal; que si tornados, huracanes y tifones; que si lluvias torrenciales,
que si sequías; que si fuegos colosales; que si terremotos; que si tsunamis
provocados; que si los Rothschild; que si las guerras; que si mueren niños; que
si ladrones y corruptos; que si el sol no es lo que parece; que si la tierra
es, además, hueca; que si tan solo somos un experimento; que si no hay dios que
valga; que si el dinero es el que manda, el único dios; que si el oro; que si
nos enferman adrede?; que si el azúcar; que si la leche; que si la coca-cola;
que si el mal de las vacas locas; que si el ébola y la malaria; que si la cola
del paro que no cesa; que si unos dicen A y otros B…
Que todo es una pura mentira que nos domina sin saberlo o
sabiéndolo. Pero de la que no podemos aislarnos aunque ese fuera nuestro deseo.
Estamos bajo el férreo dominio del mal, pues a pesar de que podamos vislumbrar
cosas buenas, éstas quedan empequeñecidas, anuladas por tanta fealdad y por
tantos y tantos que trabajan, con denuedo, en destruirlas. La balanza siempre
ha estado y está desequilibrada hacia el lado que no debiera.
Seamos lo que seamos no somos libres, nunca lo fuimos, ni nuestro
planeta nos pertenece –si lo fuera no lo trataríamos como lo tratamos-, otras
fuerzas conocidas o no, son las que nos ordenan y mandan a hacer lo que,
realmente, nunca quisimos hacer y, creo, no forman parte de nuestra verdadera
naturaleza. Nos condicionan de tal forma, que nos educan en contra nuestra
propia voluntad, en contra de mejorar la belleza de este mundo, en contra de
mejorarnos como seres buenos. Tan solo en una competición de la que nunca somos
victoriosos por ser contradictoria con nuestra naturaleza, competimos en su
favor. Vencemos y destruimos al contrincante en una lucha que a nada nos
conduce realmente. Nos llaman humanos y no lo somos, esa es la paradoja de
nuestra raza y no hacemos nada por remediarlo, o si lo hacemos, es del todo insuficiente,
no basta. Y, quizás, todo sea porque nos han negado nuestra verdad y nuestra
realidad, nos han engañado desde nuestros principios y nos han contado mentiras
que se suceden en el tiempo sin tregua alguna. Mentiras que ya no cuelan pero
que persisten, que, bien, ya se encargan ellos.
Esa resistencia por saber nuestra verdad está provocada por
aquellos a quienes interesa que permanezcamos en esa oscuridad en la que
estamos, en la que siempre hemos estado. De secretos está el mundo lleno. ¿Cuál
será el motivo? ¿Cambiaría nuestra aptitud, nuestra disposición a las cosas tal
y como las conocemos ahora? ¿Sería nuestro mundo distinto y, por ello, mucho
mejor? Ese bucle en el que nos tienen presos, ¿Se puede deshacer? ¿Es posible,
si somos liberados del rizo, alcanzar la paz, la libertad y la fraternidad –nuestros
sueños más profundos-? ¿Tendría comparación ese mundo con el actual? ¿Podríamos
nosotros solos acometer tal empresa? ¿Podemos o necesitamos la ayuda de otros
que entiendan nuestro deseo de cambiar?
Continuamos siendo una raza esclava, pero no sabemos con
certeza quién o quiénes son nuestros amos. Forma parte del macabro juego, ser
esclavo y no saber contra quién has de rebelarte, contra quién has de luchar.
Es perfecto.
Porque entre aquellos y nosotros, contamos con infinidad de
intermediarios diferentes y distintos para complicar la identificación final y
real. Así, tan solo reparamos en lo más inmediato y cercano y somos incapaces
de elevar nuestra atención por encima de las nubes. Según donde vivas
identificas a unos como buenos y a los otros como los malos. En eso te educan y
enseñan. Nada más.
El qué obtengan como premio por mantenernos en la ignorancia
más grande, es un misterio. Quizás, las razones metafísicas y/o electromagnéticas
tuvieran la respuesta. Pero no llegamos a entender aún, no nos dejan.
Mientras, seguiremos obedeciéndoles y continuaremos matándonos
los unos contra los otros. Nuestra sangre y nuestros espíritus seguirán derramándose
gratuitamente, y quién sabe, si provocando el regocijo de algunos monstruos infernales, a los que servimos como alimento.
Que sí……………… que Amén.
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