Eso es lo que es nuestra vieja España, una tierra de
ladrones. Y el que no roba es, sencillamente, porque no sabe cómo hacerlo o es
gilipollas, porque, pudiéndole hacer, no lo hace. Para más INRI esto es lo que
dicen las gentes, cuando saben de “algún gilipollas”. O sea que el honrado pasa
a ser un gilipollas, según el vulgo. Hasta ahí llega la cosa de la des-formación
secular de la que hemos sido objeto.
Toda nuestra historia ha sido siempre un robo continuado de
las clases más pudientes a las menos. Y llegaron a convencernos de que eso es
lo normal y natural, lo evidente, lo justo. Por algo siempre se dieron como
prerrogativa que todo cuanto hay bajo este suelo les pertenece solo a ellos y que
nosotros, el pueblo que nunca alcanza soberanía alguna, estamos a su servicio
para lo que a ellos les haga falta. Y, en esta pseudo-democracia, ídem de ídem.
Porque al no ser una democracia real –el pueblo no es el soberano-, los
pudientes cambian las tácticas de su ladrocinio; aunque el resultado sea el
mismo: los españolitos con lo puesto y aquel que se descuide, a la cárcel. Que alguien
tendrá que ir. Que han de justificarse tantos y tantos juzgados, tantos y
tantos jueces, tantos y tantos abogados. Una justicia a la que pusieron precio
para aquellos que puedan pagársela y los que no, a tragar, conformarse o
directamente al trullo.
Nuestra tierra fue famosa por sus bandoleros, que viendo lo
que veían se apuntaron al carro y como su formación económica y jurídica no
daba para más, lo hacían desde la ilegalidad más desnuda y con el trabuco entre
las manos. Un gran error que les hacía pagar sus fechorías con el garrote vil.
Qué ilusos y qué cándidos nuestros serranos bandoleros. Hacía ellos, que tanto
perturbaban el orden económico y social se dirigían todos los esfuerzos de La
Ley y del Estado. Solo ellos eran los ladrones. ¡Qué osadía robar al poderoso,
al único soberano!
Nunca esos esfuerzos de La Ley y del Estado se encaminaron
hacia los que verdaderamente alteraban el orden económico y social: los bien
vestidos y confesos hombres de maneras refinadas y hablares de cierta cultura y
formación putrefacta. Tampoco hoy, en estas décadas donde el más pintao ha
robado, vía directa o indirecta, todo cuanto en sus manos ha sido posible, se
dirigieron hacia ellos los esfuerzos de La Ley y del Estado. Para tres o cuatro
juicios en marcha, cientos o miles que prescribirán como mandan los cánones. Y
aquellos que se enjuician no pagarán nada comparable con lo robado, ni con el
daño social producido, ni devolverán todo lo sustraído. Quizás aquel garrote
vil fuera hoy mejor que ayer. A aquellos bandoleros los dibujaban en retratos
que eran colocados en las plazas públicas para conocimiento del personal y para
posibles delaciones. Hoy no. Hoy a aquellos evasores fiscales se les ampara
desde el Estado y no hacen públicos ni sus nombres ni sus retratos. Demasiado
importantes han de ser, demasiado alto su status para que anden en boca del
populacho, demasiado riesgo para el orden y La Ley. Se les ampara, cuando no se
les perdona o indulta. ¿No son, siquiera cómplices, estos que ocultan este tipo
de informaciones? Parece que no, hay quien tiene los datos de más de 500
hombres y mujeres que han defraudado, incumplido, evadido sus obligaciones con
la Hacienda y se les oculta, se les ampara y defiende. Entre ellos se defienden
del vil populacho.
No me resistiré a recordar a Arturo Fasana, el bróker de la
evasión a Suiza de todos los españoles con posibles y contable suizo de la
trama Gürtel. Cuando los inspectores españoles acudieron a sus oficinas en
Suiza en busca de documentos relacionados con la Gürtel, repararon en una
carpeta, que si no recuerdo mal, estaba identificada como “Soleado”:
“¡Deje usted eso en su sitio. Si le enseño el contenido de
esa carpeta hunden a España!” Fasana, que no está acostumbrado a elevar la voz
por haber sido educado en los mejores y más exquisitos modales, increpa así a
los agentes españoles. Uno de los inspectores alarga la mano para coger una
carpeta que pone “VIP´S” y Fasana, intentado recomponerse les dice:
“-Por favor, deje eso en su sitio. No está dentro de los
contenidos de la comisión rogatoria.”
Como verán lo importante es preservar España y no a los
españoles y así nos va y estamos como estamos a punto de la quiebra económica,
social y política más grave de los últimos siglos. Pero se preserva a los
delincuentes de guante blanco que permanecen impunes y ajenos a cualquier
investigación. Como si ellos, solos, fuesen España, precisamente.
Alguien reconoce la trascendencia criminal del contenido de
una carpeta, pero los inspectores no pueden ni tocarla, pues no han venido por
eso. ¿Cómo se llama este juego? Qué norma o ley puede amparar que dicha carpeta
u otras se mantengan ocultas.
Es aquello de que si le debes 5 euros a un banco, te pueden
hasta embargar los calzoncillos, pero si les debes 5 millones ya es otra cosa.
Lo que más me extraña es que no proliferen más los bandoleros
en la sierra, pero claro, hoy con tanto adelanto y GPS, saben, en seguida,
dónde te ocultas y ya no es tan fácil como antes. Que no es lo mismo contar con
el amparo del Estado y La Ley que el de los árboles, altitudes, rocas y cuevas
de la montaña. No se pueden comparar, amigo. Además te promulgan nuevas leyes
para que, pase lo que pase, te hagan lo que te hagan con tu dignidad de
ciudadano (Que para ellos nunca debiste tener ni tendrás) te mantengas en
silencio, oculto en tu casa –si aún te permiten tenerla-, y no hables con nadie
igual o más indignado que tú y, sino obedeces, te coserán a multas y multas que
quizás ni puedas pagar y, entonces, al trullo. Ahora van a prohibir el derecho
a la huelga, porque al final, ese es el objetivo: que trabajes dando las
gracias minuto tras minuto y, si te pagan algo por todo tu tiempo y trabajo,
que beses el suelo por donde pise el jefe o el dueño de tan honrosa y loable
empresa con doble contabilidad. Y ni se te ocurra ponerte malo, ni pedir
permiso para ir al baño. En algunos países te limitan a 6 minutos esa visita y
te premian con unas monedas si no vas a ellos y en otros han puesto pañales –que
descuentan de su salario- a los trabajadores, y que, cuando lleguen a casa, se
los quiten o cambien, según autorice o no la pareja (Así se ahorrará la
limpieza del saneamiento y derroche de agua) Si todo al final es cuestión de
acostumbrarse, porque, al fin y al cabo, somos solo eso, un animal de
costumbres, ¿O no?
Vamos mejorando porque somos más productivos y así, algunos
podrán robar más, porque esos algunos, hoy, son millares y millares y necesitan
más que antes.
Pues ya lo sabe, España siempre fue tierra de ladrones y lo
sigue siendo hoy, aún más. Pero no se equivoque, los ladrones no son como usted
o como yo, son de guante blanco, los próceres de esta España y su triste y
siempre negra historia. Usted y yo somos los que trabajamos y pagamos para que
ellos se lo lleven a Fasana, y los archive en la carpeta “Soleado VIP´S”.
¡Que le aproveche!
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