Este pasado lunes tuvo lugar el último pleno antes de las
vacaciones de agosto y fue un pleno extenso en su duración, nada, por otra
parte, habitual en ellos. Que para algo están los rodillos de la mayoría
Pepera.
Como es normal el Pp desestimó todas las mociones y preguntas
que los partidos de la oposición le plantearon e intentaron justificar sus
posturas desde la arrogancia que su preeminencia de votos, les lleva procurando
en las últimas cinco legislaturas. Ni tan siquiera alguna respuesta a la
situación de imputada en el caso de Novo Carthago y que, en una batería de
nueve preguntas, fue realizada por Ana Belén Castejón a la alcaldesa. Ésta
continúa despreciando a los cartageneros y busca la dilatación del caso
aprovechando su condición de aforada por el Congreso (Ya han pasado los 30 días
que el juez instructor, Sr. Abadía, le concedió para su voluntaria
comparecencia ante el juzgado). Pero hubo una excepción, que siempre suele
haberlas, con una moción presentada por la portavoz socialista Caridad Rives,
que le fue aprobada y, además, halagada su figura política y humana en todos
estos años. Según parece, el próximo septiembre, Rives, se reincorporará a su
instituto, dando por finalizada, así, su etapa política.
También el socialista Julio Nieto fue objeto de halagos hacia
su oratoria y lo bien que lo haría de portavoz de su grupo. En este reparto de
mimos no tuvo suerte alguna la concejala y secretaria general municipal, Ana
Belén Castejón. Tan mala suerte tuvo, que todo cuanto le dijeron fue, de todo,
menos bonica. Hace tiempo que le dedican sus mejores exabruptos, como
intentando minarla. Desconocen con quién están jugándose el futuro. Que
aquellos sin hipoteca cuentan con algo muy grande como es la libertad para
todo. Y, eso, a pesar de que en el 2008 firmara su adhesión a la segregación de
Pozo Estrecho de Cartagena. ¿Quién no quiere para su pueblo lo mejor? ¿No es
eso digno? En 2008, ustedes llevaban 14 gobernando, ¿Qué dejaron de hacer en
dicha diputación para que tuviera esa necesidad de segregarse? Busquen otras
excusas con las que atacar, esta no les vale. Y recuerden, sus pretéritos
allegados biológicos e ideológicos, juraron lealtad a la II República y tras
traicionarla, la mataron. Eso sí es a justiciable, lo otro, es jugar a las
casitas.
Nada es porque sí y a cada cosa le corresponde su razón de
ser. Veamos: durante estos veinte años de gobiernos mayoritarios del Pp, la
oposición ha brillado por su ausencia y, más de las veces, incluso, la sociedad
cartagenera ha percibido, ha intuido, cierta complicidad entre el equipo de
gobierno y el principal partido de la oposición. Como resultado, en cada
convocatoria electoral, el Psoe ha ido perdiendo respaldo electoral. De 13
concejales con los que perdió las elecciones del 95, hoy tan solo alcanza los 5
y el último resultado en las europeas, el número de votos superó, en poco, los
10.000 de un censo de más de 150.000 electores. No es, que digamos, una buena trayectoria, más
bien todo lo contrario.
Ni las dos legislaturas de Zapatero en La Moncloa significaron
algún cambio. Así, es fácil afirmar y asegurar que el Psoe en Cartagena ha
permanecido en un “fuera de juego” absoluto. O sea, que ser “buena persona y
gran política” hay que entenderlo según quién lo diga. Y, como en este caso,
quien lo dice son los del pepé, pues como que les jode la posibilidad de perder
alguien con tales atributos y que tanto, parece, les ha satisfecho. A muchos
nos gustaría poder subscribir lo de “gran política”, pero los datos son fríos y
en nada ayudan para ello.
Después tenemos el elogio a la excelente oratoria de Nieto,
que nadie la duda, pero de la que podemos hacer una matización: ¿De qué te
sirve tener el espíritu henchido y el estómago vacío? Siempre es al revés,
primero llenamos el estómago –damos satisfacción a lo básico para vivir- y
después nos permitiremos el cultivo de las artes plásticas y oratorias. ¿De qué
sirven los grandes oradores si no ganan una elección? Ganar una elección
significa la posibilidad de aplicar tus políticas, en este caso, las
socialistas, para intentar que el progreso y las necesidades más básicas estén
cubiertas y atendidas por los poderes públicos, que para eso nos sacan nuestros
dineros en tasas e impuestos. A intentar los repartos igualitarios entre todos
los que conformamos estas sociedades que nos hemos dado. A evitar que unos
listillos nos roben en nombre del poder político que les damos y que no les
pertenece. A luchar por conseguir que estos neoliberales y neoconservadores
obtengan poder alguno del ciudadano. ¡Desenmascararles y denunciarles! Para eso
no hace falta oratoria alguna, hacen falta otras virtudes.
Al Pp municipal en Cartagena les ha fastidiado muy mucho la
aparición de una jovencita –Ana Belén Castejón- que derrocha la energía propia
de su juventud con una única finalidad: Acabar con los despropósitos y los
desgobiernos de un partido conservador y de derechas que, tras veinte años, ha
sido incapaz de solucionar los problemas de Cartagena. Por eso la critican, la
menosprecian, la ignoran y la quieren hundir, antes, incluso, de que llegue.
Demasiado miedo aflora en sus filas, si llegara algún día en el que pudieran
abrirse los cajones y destaparse las alfombras de tanto y tanto desgobierno
municipal.
La temen, esa es la verdad. Saben que no ha irrumpido en la
política municipal para llegar a acuerdos interesados solo para unos pocos.
Quiere levantar todas las alfombras consistoriales y, si la ciudadanía la apoya
y su partido la respalda, devolver la dignidad, el progreso y el desarrollo – a
todos los niveles- de una ciudad desbastada por políticas clientelares y de
mesa camilla. A eso tienen miedo, a perder la tranquilidad que, hasta ahora,
consiguieron con los grandes oradores y las grandes políticas que, olvidándose
de su única misión, optaron por otras más cómodas y placenteras.
Desconocemos cuál será la voluntad y a quiénes apoyará el
partido socialista local y regional, de si optará por más de lo mismo, o, como
ha ocurrido a nivel nacional, hará por cambiar los vicios de tantos años de
oposición y permitirá que la honradez propia de toda juventud pase a romper con
tanto y tanto inmovilismo y aceptación de lo inaceptable social, política,
económica, y culturalmente.
Lo que es indudable es que apenas cuentan con 9 meses antes
de las elecciones locales y autonómicas, para recomponer el partido y devolver
a la ciudadanía la credibilidad que llevan perdida. Quizás sea su última
oportunidad para seguir en este juego de la política, pues muchas son ya las
alternativas, y poco el tiempo, que corre en su contra.
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