Ganar tiempo es su único objetivo y máxime, ahora, que el
huido Valcárcel le solicitó, junto a otros alcaldes con problemas judiciales,
su candidatura para la 6ª legislatura en las elecciones del próximo mayo. Así,
tras solicitar que agosto no contara en el plazo dado por la justicia para su
presentación voluntaria a declarar en el caso de Novo Carthago, ahora dice, a
través de sus abogados, que todo es una falacia, que también habría que imputar
a Valcárcel (Pues que lo imputen) y que son los socialistas los que dirigen la
mano de la justicia en este caso. Ganar tiempo. Ahora la cuestión habrá de ser
elevada al Tribunal Supremo, que es el competente para los aforados. Tiempo,
más tiempo para llegar a mayo sin imputación formal alguna. Ya saben, mientras
mandan todo el caso, mientras lo leen y estudian, mientras consultan a otras
instancias más superiores y, quizás, ajenas, mientras todo ello suceda, el
tiempo pasa y pasa. La propia contradicción e hipocresía con sus otros
compañeros de partido que arengan a la Justicia a ser más ágil y rápida. No
saben estos na´. Esto sí que es falaz y ella lo practica.
Habría que preguntarse que si todo es mentira, por qué no se
presenta ante el juez y deja que le pregunte lo que estime oportuno. Nada
tendría que temer pues. Algo no cuadra, ¿No cree, usted amigo lector?
Pilar que es aforada por su condición de diputada y no por la
de ser alcaldesa, que, siempre he dicho, que qué tiene que ver una cosa con la
otra para que aquella la cobije. El aforamiento es para salvaguardar a la
persona en función de las propias funciones que le otorgan ese aforamiento,
pero si tiene otras distintas a aquellas que la aforan, por qué estas han de
amparar a aquellas. Cosas de magia, oiga.
Barreiro sabe que está mejor callada frente a alguien que le
puede tirar con la de cobalto y que no le debe ni sumisión, ni pleitesía. A
esas cosas poco dignas a las que tanto ha acostumbrado a sus acólitos y
amiguetes.
La alcaldesa lleva 20 años haciendo de Cartagena su sayo, de
los cartageneros, sus cómplices callados y sumisos. Por eso es por lo que tanto
se ríe de ellos, mientras la ciudad y sus ciudadanos padecen la extrema deuda,
el paro, la subida de tasas e impuestos ilógicos y una ciudad cutre y abandonada
por donde quieras verla. El tráfico de influencias hacia quienes doblegan el
espinazo o se asocian, es la recompensa. Cuánto por escribir y cuánto por
denunciar, cuántos los silencios. Pero todo parece estar atado y bien atado,
como en cualquier dictadura. Que esto y no otra cosa tenemos en Cartagena desde
hace 20 años.
Los fieles interesados votarán y los no fieles,
desinteresados, sin criterio ni prebendas, dejarán de hacerlo. He ahí la fuerza
que los acompaña.
Espero, ¡Oh Dios! Me equivoque y todos vayamos a votar y
votemos a quien creamos mejor. Un 70% u 80% de votantes sería un signo
satisfactorio. Solo así nos liberaremos de esta larga, dura y cruda penitencia.
Solo así es asumible e irrebatible cualquier resultado.
De momento, ella sigue ganando, aunque sea por la puerta de
atrás. Y esto sí que es falaz.
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