miércoles, 20 de enero de 2010

EL AGUA EN ESPAÑA

Durante el siglo XVIII, Francia, Bélgica, Alemania y otros países, iniciaron la interconexión de sus cuencas fluviales. En España estábamos liados con la pérdida de lo que quedaba del imperio y nuestros esfuerzos personales y económicos se fueron en intentar mantener lo que ya era imposible. Además estaban los líos de sucesiones monárquicas, de republicanismo, de carlistas, de cantonales, de golpes de Estado. ¡Si!, nos cubrimos de gloria, dos siglos perdidos batallando con los intereses irrenunciables de los ungidos.

Gracias, a lo que los franceses hicieron, hoy se puede navegar desde el norte de Francia hasta el sur sin tocar el mar. Esa red que, en principio era para transporte rápido de mercancías, no es sólo un excelente modo de tener agua en todo el país, sino que hoy es un elemento turístico de primera categoría.

A finales del XVIII y principios del XIX en España se hizo el canal de Castilla que con los mismos fines comerciales unen las ciudades de Palencia, Burgos y Valladolid. Hoy es un recurso turístico muy importante.

Entre pitos y flautas este país nuestro aún no ha resuelto su problema hidráulico. Se han hecho infinitos planes hidrográficos y que por intereses políticos, de unos y otros, nunca se aprueban. Me voy a centrar, primero, en nuestra región de Murcia.

En nuestra región de Murcia el partido popular, como estrategia política, creó un eslogan: “Agua para todos”. Este eslogan les ha propiciado dieciséis años de gobierno sin dar palo al agua, nunca mejor dicho. La complacencia de los ciudadanos y también, por qué no decirlo, la falta de crítica y responsabilidad de los mismos, han ayudado mucho a este gobierno. En todos estos años ¿qué han hecho en este tema del agua? NADA. Sólo engañar, confundir y echar las culpas a otros. La ciudadanía murciana consistiéndolo, dejándose tomar el pelo. Son ya muchos años de vivir del cuento. “Que me sigan trayendo agua del Tajo” (canalito, irrenunciable, que se ha de mantener con las aportaciones de agua que necesitamos, hasta que las infraestructuras que propongo no sean una realidad). “Que me hagan el trasvase del Ebro”. ¿Y vosotros, como gobierno, qué habéis hecho, hacéis algo para solucionar la falta de agua en nuestra región? - No, nosotros vivimos de este cuento que nos va de gloria, la pelota siempre en campo ajeno. Qué buenos somos y qué malos son los demás (cuando no son los míos) -.

Volviendo al inicio de este artículo, les diría que, por responsabilidad política, podían haber hecho cosas en estos dieciséis años. Por ejemplo, el Campo de Cartagena tiene una serie de ramblas naturales (la del Albujón y la de Benipila, etc.). Si esas ramblas principales y las menores se hubieran ampliado, encauzado y colocado exclusas donde procediese, estarían en condiciones de recoger toda el agua de lluvia. Los agricultores, de esta verdadera huerta murciana, tendrían su principal recurso a pie de obra. Incluso en cotas en las que hoy no es posible llevar el agua. Se plantarían, al mismo tiempo, los árboles más adecuados en sus orillas. Esto crearía microclimas y riqueza medioambiental en sus entornos. Al fin y al cabo se trata de hacer los planes hidrológicos al revés. No de arriba a bajo, sino de abajo a arriba. Ir conectando todas estas ramblas naturales hasta alcanzar los grandes ríos de nuestra Nación. Partir de nuestros recursos, de lo que la naturaleza nos da. Al cabo de los años (planes quinquenales) tendríamos resuelto el Plan Hidrológico Nacional.

Además, con estas obras, se consigue, entre otras muchas cosas:

• Recogida inmediata del agua de lluvia para el riego de los campos.
• Eliminación de los riesgos de avenidas en las ramblas y la anual limpieza de las mismas.
• Transformación de los entornos, de sequedales a húmedos.
• Mayor diversidad ecológica. Árboles, aves, etc., etc..
• Mayores recursos naturales.
• Mantenimiento de los acuíferos.
• Recursos al desempleo.
• Recorridos turísticos.

Transcurrido el tiempo y habiendo conseguido la realización de todos los canales necesarios de la España seca, se continuaría hacia la conexión con los ríos. Cuando en el norte lloviera mucho, no tendrían problemas de desbordamientos. Abiertas las exclusas, el agua sobrante pasaría por los canales hacia aquellas zonas que lo requirieran. Se acabaría con el avance de la desertización en la que nos hayamos.

No cabe duda que lo que propongo es una idea ambiciosa, que llevaría mucho tiempo su ejecución total. Pero, si hace dos o más siglos hubo quién lo hizo, a pico y pala, hoy las herramientas de las que disponemos son mucho más eficaces. Y, sobre todo lo más importante, comenzamos a utilizar nuestros propios recursos sin menoscabar los de otros. ¿Quién se puede negar? Es una cuestión de Estado, es una cuestión de riqueza y sobre todo es una cuestión de cohesión para todo el país. España gana.

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