Hace unos días, en algún
informativo televisivo, tuve la ocasión de ver una noticia de esas que llaman a
lo entrañable de nuestra condición de seres humanos. Se trataba de la
jubilación de un maestro, el último día de trabajo en su escuela se saldaba con
un largo pasillo de alumnos que aplaudían al paso del insigne maestro en
reconocimiento a su buena labor. Ésta tuvo que ser excelente porque la reacción
del alumnado y sus aplausos no dejaban duda alguna. Todos los días se jubilan
maestros, pero no todos reciben ese reconocimiento sincero y de gratitud por
parte de los pupilos. Tuvo que ser un buen maestro, de esos que tan pocos
quedan. Desconozco su nombre pero vaya también mi reconocimiento, desde estas
líneas, a ese jubilado MAESTRO.
Lo que me llamó la atención
fue lo siguiente: El maestro, según la noticia, se jubilaba tras 32 años de
trabajo y de sus correspondientes cotizaciones. Y por aquí es por donde –me
toca en lo más profundo- veo la incongruencia del sistema de pensiones que
tenemos. Este caso será el de muchos y resulta que el trabajador, si se ha
jubilado a los 65 años, empezaría a trabajar a los 33. Aprobaría su oposición y
desde entonces habrá estado de continúo en su puesto de trabajo, que para algo
está el Estado. Ahora les explico mi caso: Empecé a trabajar a los 20 y hasta
hoy tengo cotizados 32 años y cinco meses. Voy a cumplir los 59 y estoy en el
paro sin derecho alguno. (En 2011, pude
acogerme a la Ley de Zapatero, aquella para mayores de 52 con 426€) Los 7 años que faltan de cotizaciones son
debidos al tiempo de desempleo entre unos trabajos y otros y por razones ajenas,
lógicamente, a mi voluntad. No pretendo aburrirles con mi vida laboral, ni con
las vicisitudes, ni con el desempeño de trabajos de toda índole y calificación
profesional. En lo único que reparo es que alguien con 32 años de cotización sí
tiene derecho a su pensión y yo cuando cumpla los más de 65 años –que ahora
exigen- me dejarán una no contributiva si llego. Pude volver a trabajar durante
un año, renunciando, como es lógico, a esa ayuda de los 426€, pero ahora ni te
la conceden, la anuló Rajoy en el 2012 y que además, ahora, tienen en cuenta
los ingresos familiares, y que digo yo, que qué tiene que ver lo que mi cónyuge
gane para perder yo mi derecho como trabajador y cotizante.
En fin, que es mejor ponerse
a trabajar lo más tarde posible y que lo mejor son unas oposiciones al Estado,
es el único que te garantiza el puesto de trabajo hasta que te jubiles y tu
pensión máxima. Si te pones a trabajar a los 20 y el mercado de trabajo oscila,
si aparecen crisis económico y financieras que tú no has creado y te acercas a
los 60, te puedes ir pegando un tiro aunque hayas cotizado los mismos años que
otros.
Ahí te dejan, tirado como
una colilla.