Esta isla es el 5º
continente de nuestro planeta y cuenta con 14 millones de km2. Es 1,3% veces
más grande que Europa, incluida Rusia.
Representa el 90% de los
hielos superficiales de la Tierra y el 70% del agua dulce existente. Si se
derritiera todo el hielo que contiene, el nivel de los océanos y mares subiría
entre los 45 y 60 metros. El manto de hielo alcanza un grosor de entre los dos
mil y tres mil metros de altitud. Durante el verano quedan libres de hielo unos
280 mil km2. Es el gran refrigerador del planeta y gracias a su existencia la
vida es posible en el resto del mundo.
Hace unos 170 millones de
años la Antártida estaba más al norte de su posición actual y tenía un clima
tropical o templado y, lógicamente, contaba con bosques y todo tipo de vida. Formaba
parte del supercontinente Gondwana del que se fue desgarrando y hace unos 55
millones de años quedó, de forma repentina, como hoy la conocemos. Cosas del
movimiento polar y de la deriva continental de las que estamos sujetos.
Fue la última región de la
Tierra en ser descubierta y colonizada. La primera vez que se vio fue en 1820
por el explorador ruso Fabian Gottlieb.
Desde 1959 se encuentra bajo
el amparo jurídico-político del Tratado Antártico, del que forman parte unos 37
países. Algunos de estos poseen bases científicas permanentes o temporales en
donde más de 4.000 científicos desarrollan investigaciones de todo tipo…
Pues bien, una vez que se ha
descrito someramente este continente, pasamos a entrar en el fondo que motiva
este artículo y, como preámbulo, le recomendaría leer –si no lo hizo- mi
artículo anterior (http://vegamediapress.es/not/14191/la-quinta-civilizacion)
La cuestión es, según se
comenta en lo que llamamos “Redes sociales”, que, a principios de este siglo
XXI, se hallaron restos arqueológicos bajo las capas de hielo y eso podría
constituir a la Antártida en el mayor museo arqueológico de la Tierra y de
mayor transcendencia para la Historia de la Humanidad. Desde 2015 varios
dirigentes mundiales han visitado dichas excavaciones y el secreto de lo
descubierto es total. Putin, Obama, John Kerry –en plenas elecciones
norteamericanas del pasado noviembre- Kirill, patriarca ortodoxo de Rusia; Buzz
Aldrin –masón, grado 33-; hasta nuestro emérito rey Juan Carlos I parece haberlas
visitado…
¡Imagínese! ¡Restos
arqueológicos de una civilización con más de 55 millones de antigüedad y más
adelantada tecnológicamente!. ¿Podría corresponderse con la Atlántida? Es muy
seguro, pero lo que ocurre es que, ante colosal descubrimiento, parece que están ganando tiempo para ver cómo
pueden casar este descubrimiento con la historia que nos han ido contando y que
nada tiene que ver con la verdad de nuestros orígenes y devaneos en este
planeta. El Papa Francisco se adelanta a los acontecimientos que están a punto
de ver la luz y apunta que Adán y Eva son un cuento y que el infierno no
existe. ¿Se imagina el enjuague al que se tendrán que enfrentar todas las
religiones, en especial las tres más influyentes -Todo fue, y sigue, conformado
y desarrollado a su alrededor- Judaísmo, Cristianismo y el Islamismo, cuando
las pruebas irrefutables de esos descubrimientos no puedan ser ocultadas por
más tiempo? ¿Qué es lo que quedará de ellas?
La situación puede ser muy
peligrosa y algo habrá que hacer para evitar un derrumbamiento caótico y total
de nuestra civilización. Durante años nos han ido abriendo los ojos a través de
películas, series televisivas, libros y documentales sobre una realidad distinta
a la que nos rodea. Quizá ya no sea necesario emplearse más en eso que llamaron
“Ciencia Ficción” y, simplemente, reconocerlo como “Ciencia Real”. Compensar el
trauma que supondrá conocer la verdad, descubrir que hemos sido engañados,
chantajeados y esclavizados para que unos pocos vivieran del cuento chino a
costa de todos los demás, no será difícil si se hace bien. Constatar fehacientemente,
de cómo hemos sido sodomizados durante miles de años para que esas élites
gozaran a tutiplén de lo que no les correspondía y que era de todos, de cuántos
crímenes y genocidios han sido cometidos en nuestra historia para salvar sus
intereses particulares y sus estatus de clases dirigentes y de
incuestionables respetos creados bajo la falsedad, la usurpación y de una
desmesurada acumulación de riquezas, no será difícil si se hace bien y con toda
la generosidad.
No entraré en la
participación de otros seres inteligentes de otros mundos que han estado
colaborando en hacer de este planeta un verdadero infierno y del poder que han
y continúan ejerciendo en contra de nuestra raza y con la aquiescencia de los
cómplices necesarios. Pero nuestra ignorancia es una gran aliada para todos
ellos y ya va siendo la hora de asumir la verdad y que cada cual asuma la vela
que le toque. Partamos todos con las mismas armas y no nos dejemos seguir
engañando. Porque la felicidad es posible en este mundo, éste no tiene por qué
seguir siendo el infierno que ellos nos han ido construyendo para preservar ellos en
su exclusivo goce. ¡Tomemos conciencia y responsabilidad! ¡Exijamos la verdad!
¡Es nuestro derecho! ¡Es hacer justicia
a una Historia manipulada y falseada!
El tema es de un calibre tan
enorme, que incluso se comenta que esas élites están intentando camuflar los
descubrimientos realizados para continuar con el secular engaño que tanto les
beneficia. Deseemos que no lo estén haciendo porque sería el enésimo crimen
cometido contra esta Humanidad y quizá no haya ninguna otra oportunidad para
saber quiénes somos. Les pediría que, por favor, no nos sigan engañando.
Como todo cuanto existe,
estamos sujetos a ciclos y un ciclo de luz y de esperanza parece estar llamando
a nuestras puertas. ¡Aprovechémoslo y sean éstas abiertas!