Aunque los medios de comunicación tienen instrucciones muy
claras de cuál ha de ser el tratamiento a las informaciones sobre la lucha que
los trabajadores franceses están llevando a cabo, tenemos otros medios a través
de los cuales nos enteramos de esa realidad, de ese pulso que están llevando a
cabo contra el sistema corporativo mundial. Y es para descubrirse ante tanta
valentía.
Asistimos a un cambio, en todos los aspectos, de lo que las
leyes han estado legislando hasta ahora. Estas leyes están siendo cambiadas en
beneficio de la productividad y de las transnacionales corporaciones. El mundo
se ha hecho mucho más pequeño y la globalidad creada ha sido solo para la economía
de unos pocos. Así, el ser humano deja de tener consideración alguna –con lo
que costó ganarlo- y ha pasado a ser un mero instrumento más de este sistema
depredador y que, por donde pasa, no crece hierba alguna.
Primero, las corporaciones financieras y
empresariales arrebataron a los Estados todas sus empresas nacionales a cambio
de un precio pactado, anunciando “el pan para hoy el hambre para el mañana”. Segundo, trasladaron sus producciones a
lugares más rentables económicamente y menos restrictivos con los sistemas de
producción, ya en el aspecto laboral, ya en el medioambiental. Y tercero, modificaron y modifican
aquellas leyes del viejo sistema europeo que velaba por el asalariado a cambio
de mayores beneficios, para adaptarlo a esa globalidad que ellos controlan en
exclusividad. No lo olvidemos, los Estados ya no tienen ninguna capacidad de
intervención ni en sus propias economías, pues las posibles herramientas
–empresas estratégicas- fueron liquidadas y están en posesión de la “Gran
Corporación”. Además, nos obligaron a ceder las soberanías nacionales para su
exclusivo beneficio porque, al fin y el cabo, quienes toman las decisiones
importantes, en esos nuevos centros de soberanía multinacional, son nombrados
por las propias corporaciones. A los Estados se les ha adjudicado el papel de
modificar las leyes que ellos les dicten; controlar
y repeler policial e incluso militarmente a las poblaciones que intenten
reivindicar sus derechos; recaudar
los impuestos que son aumentados exponencialmente para pagar las deudas que nos
generan y atender las ilimitadas exigencias de los dueños de esas corporaciones
para que sus balances aumenten año tras año. Todo en beneficio exclusivo de sus
propios intereses oligárquicos, no en el de los ciudadanos. Cortar y recortar las inversiones en todo aquello que beneficie a la clase
trabajadora y sus familias y, por ende, beneficiar a los intereses
corporativos.
Un panorama que ya tenemos –en España somos muy adelantados-
encima de nuestras cabezas. Europa cuenta ya con más de 150 millones de parados
y la pobreza aumenta de forma desorbitada y la explotación laboral casi ya roza
al medievo.
Una de sus últimas ideas –de esas corporaciones- es anular el
dinero físicamente. Ya hay algún que otro país donde no pagan en metálico. Lo
van a imponer más pronto que tarde, con las consecuencias que ello conllevará. No
lo hacen para que usted pueda disponer de cuanto necesite sin atender a si
tiene o no tiene saldo. Lo hacen para ejercer todo su poder sobre todos
nosotros, porque usted no tendrá posibilidad alguna y ellos tendrán todo su
control sobre su economía particular y le harán chantaje y lo esclavizarán aún
más. No lo hacen para evitar los paraísos fiscales, ni el contrabando de armas,
ni la trata de blancas y la prostitución, ni el tráfico de drogas. Ellos
tendrán el control absoluto de la tecla “Intro” del ordenador central. No lo
hacen para ellos, lo hacen para manejarte a ti. Todo quedará bajo su más
absoluto control y ellos, arbitrariamente, decidirán lo que les plazca hacer. Y
el Estado les ayudará y te perseguirá y te hundirá en la miseria.
Han acelerado la implementación de nuevos sistemas
productivos sin resolver la problemática social que conlleva inevitablemente.
Les importa más bien nada lo que les pueda ocurrir a miles de millones de seres
humanos. Y, quizás, una de sus razones sea esta, ¡Somos tantos, que les
sobramos! Y ahora, con los avances telemáticos y el mundo de la robótica, no te
digo.
No se han dedicado a poner en valor los grandes avances
técnicos como la energía abundante, libre, gratis y sin contaminar. No se han
dedicado a buscar los equilibrios medioambientales y hacer llegar a todos los
rincones del globo los beneficios de un mundo más humano y más habitable –que
sitio aún queda-. Solo procuran guerras, genocidios y exterminios de lo que no
les conviene a sus intereses cortoplacistas en sus balances. Les sobramos.
Son tiempos muy difíciles, complicados, donde la conjugación
de todos los parámetros tendría que tenerse en cuenta y no solo una parte de
ellos. Implicaría generosidad y bien
poco saben de esto quienes manejan de verdad este cotarro. O más bien, eso que
están haciendo que olvidemos: “La
redistribución de la riqueza” ¡Si, si, en eso están pensando! ¡Qué ilusos
somos! Si queremos esa redistribución de la riqueza, porque todos somos
creadores de la misma, no será porque nos la van a dar sin más, hay que
pelearla y lucharla sin cuartel.
Así que los franceses tienen una ardua tarea y su coraje y
decisión no tienen por qué disminuir. Al fin y al cabo, fueron ellos los que
inventaron y, tan acertadamente, dieron uso a la guillotina. Y quizás, no
estaría de más llevar también el miedo a aquellos que tan rápido nos lo han impuesto
y por ser los más pusilánimes y lacayos. Que vuelvan a ser los franceses los
que nos enseñen el camino no sería más que repetir la Historia. ¡Aprendamos!
Tenemos la oportunidad de votar el próximo día 26, ¡piénselo bien y no tire su
voto a la cloaca!
¡Vivan los franceses, viva Francia!
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