miércoles, 17 de agosto de 2016

GEOPOLÍTICAS AUSENTES

Halford John Mackinder (1861-1947), geógrafo y geopolítico inglés expuso en 1904 su “Teoría de la Isla Mundial” donde, como resumen, definía que esa gran isla mundial estaría compuesta por un gran Continente formado por Europa, Asia y África. Después, grandes islas como Gran Bretaña y Japón (Creciente Interior) y América y Oceanía como creciente exteriores.

Afirmaba que dentro de la Isla Mundial existe una gran zona central que se llamaría “Área Pivote” (Rusia) y aseguraba que: “Quien gobierne en Europa del Este dominará el Área Pivote, quien gobierne la Isla Mundial controlará el mundo”. “Cualquier poder que controle la Isla Mundial controlaría más del 50% de los recursos del mundo. El tamaño del Área Pivote y su posición central, le convierte en la clave para controlar la Isla Mundial”.

A lo largo de la historia podemos observar varias tentativas por controlar esa Isla Mundial: Imperio romano; Imperio Carolingio; Imperio español; Napoleón; el Tercer Reich y lo que yo llamo el protectorado anglosajón, a partir de la I y II Guerra Mundial y el último intento: la CEE. Ninguno de ellos tuvo éxito por controlar esa Isla Mundial, quizá porque ninguno pudo controlar el “Área Pivote” pese a sus denodadas y reiteradas intentonas. Ni siquiera en ese intento de la CEE en el que aún estamos y que ha fracasado con todo su falso esplendor por basar todo en la economía como un fin único y último, olvidándose que la economía solo ha de ser el medio para alcanzar la felicidad de los ciudadanos. Y lo más importante de su fracaso: no haber incluido a Rusia, pues tan Europa es como Portugal o España. Ese fracaso, ya manifestado con el abandono de Gran Bretaña será rubricado si los EE.UU. consiguieran ganar la partida del TTIP.

El caso es que conocemos más sobre un país de poco más de doscientos años, y que se halla más allá del oceáno atlántico, que de Rusia que comparte el mismo territorio. El mundo anglosajón-sionista se nos impuso en cada una de sus victorias bélicas en la propia Europa y les hemos sido fieles y obedientes en todo cuanto ellos han necesitado y más. Poco hemos influido en la política internacional siendo, tan solo, unos “aliados” más. Como mucho, correa de transmisión de las órdenes anglosajonas. Europa, los 27, no supieron zafarse de las garras del águila de cuello blanco. El TTIP no servirá para defender los intereses europeos, servirá para defender los anglosajones-sionistas. Por ello, Gran Bretaña, se va. Lo que necesite del continente lo obtendrá y, además, de gratis, vía los EE.UU.

El corporativismo anglosajón-sionista se constituyó y se mantiene gracias a la guerra. Sin guerra no hay beneficios. Esta es la base de su dominación: la guerra y el saqueo de cuanto se le pone a tiro. Su único interés es el beneficio para las grandes multinacionales, para las grandes oligarquías que controlan este mundo en base a gráficas en las que ellas nunca pierden. Ahí tienen ustedes la historia pretérita y toda la zona del Medio Oriente en el presente.

La cuestión es que Rusia no ha estado garbillando agua. Rusia ha sabido ampliar hacia el oriente toda su influencia y el territorio es lo suficientemente grande como para contener a muchas Europas de los 27. Sus alianzas con otras grandes naciones, incluidas China y la India, están dando la razón a Mackinder y es la propia Rusia quien está conformando el Área Pivote y, más temprano que tarde, Rusia gobernará la Isla Mundial. Le pese a quien le pese y este quien este.

Alemania y Francia ya están dando los pasos para el acercamiento con Rusia y se mantienen más encuentros que nunca. Seguros de que ese es el camino y no otro.

Lo que me pregunto es dónde está la geopolítica española. Lleva enterrada más siglos que el Cid y no hay en el espectro político español nadie con algo de amplitud de miras y que se eleve sobre tanta mediocridad de nuestra clase politica. Ocho meses sin gobierno y lo que nos queda. Un país en bancarrota y esos politicuchos centrados en conservar el sillón al coste que sea. España debiera, per se, de contar en esta historia de la geopolítica internacional, pero, a pesar de nuestra influencia en tan vastos territorios de este mundo, se prefirió controlar el cortijo de parte de la península ibérica, guerras civiles incluidas. En eso llevamos siglos, centrados en los negocios particulares de cuatro sabandijas que no nos dejan ni respirar. Con índices más del tercer mundo que de este en el que dicen que estamos. Lejos quedó el Real de a Ocho que fue la primera divisa de uso mundial durante más de cuatro siglos.  

Así que continuaremos en la ignorancia forzada, pero, eso sí, desfilaremos y procesionaremos en cuantas fiestas y romerías hayan en nuestro pueblo y los vecinos, rendiremos pleitesía a vírgenes y santos que tanto hacen por nosotros, los míseros siervos de la conformidad de los más tontos.

Una Nación dormida, nunca será un Estado y un Estado dormido será pasto de moscas y mosquitos, de corsarios y piratas de fuera y de dentro. Después vendrán las hambrientas y risueñas hienas a llevarse los restos que esparcirán por los suelos secos y áridos de lo que pudo ser y no fue. Un Estado sin proyecto alguno, ni interno ni externo, no va a ningún sitio. Lo que se pueda estar escribiendo en la bitácora actual es de una banalidad total, no hay aspiración alguna más allá de la mediocridad a la que nos han conducido y en la que parece que estamos tan contentos y felices. ¡Lástima de País!


¿Geopolítica? ¿Eso qué es?

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