Esta mañana, el Consejo de Ministros ha decretado el Estado de Alarma ante la situación que ayer por la tarde crearon los controladores de todos los aeropuertos españoles.
A lo largo de los años estos trabajadores (2.500) fueron consiguiendo tantas prebendas por el desempeño de su trabajo que nunca les parecieron suficientes y querían más y más (Nunca es suficiente) Consiguieron hasta las competencias para gestionar y controlar el tráfico aéreo. El trabajo se lo organizaban ellos mismos. Sus salarios, los más altos de todos sus colegas europeos 350.000€/año (media), sus horas extraordinarias, indeterminadas, les posibilitaban alcanzar los 900.000 €/año. Se retiraban a los 52 años con el 100% de la pensión. ¡Ya quisiéramos, todos, esta bicoca, aunque sólo fuera una cuarta parte!
A partir de febrero de este año el gobierno ha ido aprobando reales decretos devolviendo a AENA la capacidad de gestión y control del tráfico aéreo. Se abría la posibilidad de liberalizar las torres. Se ponía fin a la jubilación a los 52 años con el 100% de la pensión. Se les rebajan los salarios cuando AENA vuelve a tener la capacidad de determinar las condiciones laborales. Se les fija 1.670 horas y 80 extraordinarias/año. A pesar de esta reducción de horas sus salarios son comparativamente, con otras profesiones, muy altos. Ayer a las 17.30horas se publicaba en el B.O.E., un decreto por el que para el cómputo de las horas máximas anuales no se incluyen ni los permisos, ni las bajas. Ellos pretendían que sí les contaran como horas trabajadas, el colmo de la desfachatez.
Y ayer estos sufridos trabajadores se fueron de sus puestos de trabajo, sin avisar a nadie. Con casi nocturnidad y toda la alevosía. Les importaba un pimiento que cientos de miles de personas no pudieran volar a sus destinos, y que cientos de miles de trabajadores no comenzarán unos días de descanso aprovechando este puente tan codiciado de diciembre. Y a miles de personas que necesitaban desplazarse por otros motivos más de obligación que de ocio. Tampoco que los turistas que nos visitan pudieran hacerlo, dándoles una imagen de república bananera. Les parecía bien tomarles el pelo a todos y joderles. Secuestraban a su antojo y por su situación de preeminencia a cientos de miles de personas. Secuestraban millones de euros a nuestra economía tan maltrecha. ¿A ellos qué?
Estos trabajadores privilegiados, intentaron forzar la máquina del Estado. Llevan más de un año intentando llegar a acuerdos. Nunca se alcanzan, no es fácil renunciar a tanto privilegio y a tanto dinero. Por parte del Estado se pretendía poner sentido común y desmantelar la situación de preeminencia de estos trabajadores. Y rebajar la sangría de billetes que costaban los señoritos. Con la crisis económica y financiera que ha dejado en la calle a más de 4 millones de trabajadores, a cientos de miles sin casa y con hipoteca, a tantos desastres personales y familiares. ¿A ellos qué? Y ayer echaron los restos en su larga lucha para mantener sus privilegios.
Y desde el principio el Estado ha sabido responder en cada momento a este órdago de una clase privilegiada. Pacientemente ha ido cumpliendo con lo que las leyes le permiten. Hasta que el Gobierno decreta el Estado de Alarma y la gestión del tráfico aéreo pasa a militarizarse. Y entonces, estos sinvergüenzas de lo público, ven las orejas del lobo. O mejor las estrellas y galones de las gorras y hombreras. Y van incorporándose rápidamente a sus puestos a trabajar. Ya se han repuesto, y con qué rapidez, de esa enfermedad que es la “privilegiatus”. Ya no la volverán a padecer, han sido vacunados para siempre. Y espero que tengan los riñones bien cubiertos y sanos porque espero que las denuncias judiciales que les comiencen a caer les hagan pagar los millones y millones de euros que ha costado su aptitud prepotente y no hablo de los daños inmateriales que también podrían tener cuantificación. Nunca más.
Felicito a nuestro gobierno porque han estado firmes y enérgicos y no les ha temblado el pulso y han hecho lo que tenían que hacer. La causa y el efecto han sido coherentes. Ya estaba bien con los señoritos. Se ha acabado con el chantaje al Estado.
Otra cosa será conocer de qué hablaron con Rajoy días antes. Se sabrá…
Y ahora que estoy terminando este artículo, de repente, me viene a la cabeza:
¿Y no se podría haber actuado de igual forma con la Banca? ¿Qué diferencias hay con estos controladores? ¿No nos habríamos ahorrado esta crisis? ¿No es también chantaje lo que hace la Banca con el Estado?
A lo largo de los años estos trabajadores (2.500) fueron consiguiendo tantas prebendas por el desempeño de su trabajo que nunca les parecieron suficientes y querían más y más (Nunca es suficiente) Consiguieron hasta las competencias para gestionar y controlar el tráfico aéreo. El trabajo se lo organizaban ellos mismos. Sus salarios, los más altos de todos sus colegas europeos 350.000€/año (media), sus horas extraordinarias, indeterminadas, les posibilitaban alcanzar los 900.000 €/año. Se retiraban a los 52 años con el 100% de la pensión. ¡Ya quisiéramos, todos, esta bicoca, aunque sólo fuera una cuarta parte!
A partir de febrero de este año el gobierno ha ido aprobando reales decretos devolviendo a AENA la capacidad de gestión y control del tráfico aéreo. Se abría la posibilidad de liberalizar las torres. Se ponía fin a la jubilación a los 52 años con el 100% de la pensión. Se les rebajan los salarios cuando AENA vuelve a tener la capacidad de determinar las condiciones laborales. Se les fija 1.670 horas y 80 extraordinarias/año. A pesar de esta reducción de horas sus salarios son comparativamente, con otras profesiones, muy altos. Ayer a las 17.30horas se publicaba en el B.O.E., un decreto por el que para el cómputo de las horas máximas anuales no se incluyen ni los permisos, ni las bajas. Ellos pretendían que sí les contaran como horas trabajadas, el colmo de la desfachatez.
Y ayer estos sufridos trabajadores se fueron de sus puestos de trabajo, sin avisar a nadie. Con casi nocturnidad y toda la alevosía. Les importaba un pimiento que cientos de miles de personas no pudieran volar a sus destinos, y que cientos de miles de trabajadores no comenzarán unos días de descanso aprovechando este puente tan codiciado de diciembre. Y a miles de personas que necesitaban desplazarse por otros motivos más de obligación que de ocio. Tampoco que los turistas que nos visitan pudieran hacerlo, dándoles una imagen de república bananera. Les parecía bien tomarles el pelo a todos y joderles. Secuestraban a su antojo y por su situación de preeminencia a cientos de miles de personas. Secuestraban millones de euros a nuestra economía tan maltrecha. ¿A ellos qué?
Estos trabajadores privilegiados, intentaron forzar la máquina del Estado. Llevan más de un año intentando llegar a acuerdos. Nunca se alcanzan, no es fácil renunciar a tanto privilegio y a tanto dinero. Por parte del Estado se pretendía poner sentido común y desmantelar la situación de preeminencia de estos trabajadores. Y rebajar la sangría de billetes que costaban los señoritos. Con la crisis económica y financiera que ha dejado en la calle a más de 4 millones de trabajadores, a cientos de miles sin casa y con hipoteca, a tantos desastres personales y familiares. ¿A ellos qué? Y ayer echaron los restos en su larga lucha para mantener sus privilegios.
Y desde el principio el Estado ha sabido responder en cada momento a este órdago de una clase privilegiada. Pacientemente ha ido cumpliendo con lo que las leyes le permiten. Hasta que el Gobierno decreta el Estado de Alarma y la gestión del tráfico aéreo pasa a militarizarse. Y entonces, estos sinvergüenzas de lo público, ven las orejas del lobo. O mejor las estrellas y galones de las gorras y hombreras. Y van incorporándose rápidamente a sus puestos a trabajar. Ya se han repuesto, y con qué rapidez, de esa enfermedad que es la “privilegiatus”. Ya no la volverán a padecer, han sido vacunados para siempre. Y espero que tengan los riñones bien cubiertos y sanos porque espero que las denuncias judiciales que les comiencen a caer les hagan pagar los millones y millones de euros que ha costado su aptitud prepotente y no hablo de los daños inmateriales que también podrían tener cuantificación. Nunca más.
Felicito a nuestro gobierno porque han estado firmes y enérgicos y no les ha temblado el pulso y han hecho lo que tenían que hacer. La causa y el efecto han sido coherentes. Ya estaba bien con los señoritos. Se ha acabado con el chantaje al Estado.
Otra cosa será conocer de qué hablaron con Rajoy días antes. Se sabrá…
Y ahora que estoy terminando este artículo, de repente, me viene a la cabeza:
¿Y no se podría haber actuado de igual forma con la Banca? ¿Qué diferencias hay con estos controladores? ¿No nos habríamos ahorrado esta crisis? ¿No es también chantaje lo que hace la Banca con el Estado?
Si alguien puede responder, yo se lo agradezco.
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