En nuestras vidas hay pocas cosas que sean verdaderamente importantes y la determinada observancia de ellas es lo que nos hace respetables y ciertos. La dignidad y la honestidad pueden ser algunas de esas pocas cosas, que no distingue de ricos ni de pobres, tampoco de colores.
En la época que nos ha tocado vivir es difícil mantener esas virtudes, tantos son los demonios que acechan por doquier. En el transcurso de la vida, ésta nos pone a prueba y en cada una de las ocasiones hemos de estar alerta. Es fácil la caída.
A determinadas personas, supongo que con los méritos adecuados, las circunstancias y, en este caso, unos votos, las colocan en una posición preeminente. Son elevados por encima de cualquier otra persona, son depositarios de la voluntad de todo un pueblo que así lo decide. Y este pueblo le transfiere, no sólo el poder que ello significa, sino también su confianza. Su seguridad de que esa transferencia de poderes para la dirección y gestión de todas sus potencialidades, van a regresar a todos en lo que entendemos como el interés general. Y se les presupone la dignidad y honestidad para tan grande cometido.
Y ocurre que algunas de esas ilustres personas revalidan, una y otra vez, esos votos, esa confianza de su pueblo. Y en cada una de las contiendas se envilecen creyéndose dioses del Olimpo. Y se olvidan de cuál es, en verdad, su trabajo. Y en paralelo van perdiendo dosis de dignidad y honestidad hasta quedarse sin nada.
Pero un día, por ejemplo, el 23 de este frío diciembre, ocurre algo que ya no era posible demorar más. Y salta la chispa que ilumina a los directamente afectados primero y, poco a poco, a los afectados anteriores y a los afectados por venir. Porque la estructura comienza su derrumbe.
Y comienzan a caerse los velos que durante tantos años han impedido ver. Aquél a quien dieron su confianza traicionó a todos. Tejió tupidas y complejas estructuras de engaño. Porque durante todo este tiempo, el engaño ha sido la consigna.
Todo un pueblo engañado día a día, año tras año. Jamás hubo un proyecto de Región, jamás. Los proyectos eran los del ladrillo que los hacían, a unos pocos, ricos y más ricos. Los pelotazos por las informaciones privilegiadas, por los contactos hacedores de magias millonarias. Cientos de cómplices necesarios sin dignidad ni honestidad les ayudan.
Al pueblo le han tomado el pelo todos los días. Ya no le valdrá al mago aparecer contando más cuentos. Ha perdido. Ha perdido toda la dignidad, toda la honestidad y toda la credibilidad. Las ha ido dejando por el camino. Y ya los velos no pueden taparlas. Esta noche vieja, algunos la pasarán lejos, como siempre ha sido. A los dioses siempre se les queda pequeña su casa y más cuando siempre ha de estar vigilada. No importa, siempre hay más moradas, aunque no tengan frigoríficos de 25.000 euros.
Al pueblo con las deudas de una nefasta y demoníaca gestión. Que lo paguen en cómodos plazos de años y años de miseria.
Si la gestión de los recursos de 1.500.000 de murcianos en estos 16 años, se traduce en miles de millones de deudas, de pagos aplazados a proveedores, de pagos a empresas constructoras, de infraestructuras innecesarias, ¿Qué podemos opinar de cuál ha sido la gestión? No son validas las excusas. Ha sido la fraudulenta gestión que no ha ido en el interés del ciudadano sino en el interés de la cuadrilla. Ahí están los datos…
Hoy, último día de este año 2010, la Región de Murcia aún se encuentra estupefacta. Pasado mañana la estupefacción pasará a dar lugar a una indignación creciente que produce el sentirse engañado. La Región de Murcia no ha de permitir, por más tiempo, esta mentira. La Región de Murcia ha de elevar su voz y clamar porque su dignidad sea devuelta, ha de clamar por el derecho a saber a qué se han estado dedicando estos 16 años y a quién o quiénes han beneficiado. Ha de clamar para que llegue el día en que toda la verdad sea contada. Es su derecho.
En las próximas convocatorias de manifestación hemos de estar todos. Esto ya no es sólo de los funcionarios. La Región de Murcia ha despertado. Y cuando los pueblos despiertan, aunque sea tras un largo periodo, saben lo que tienen que hacer.
Que tenga, paciente lector, un feliz y próspero año 2011 y que no se olvide que ello le será más fácil, si a algunos los apeamos de las poltronas, que parece las hubieran hecho suyas.
En la época que nos ha tocado vivir es difícil mantener esas virtudes, tantos son los demonios que acechan por doquier. En el transcurso de la vida, ésta nos pone a prueba y en cada una de las ocasiones hemos de estar alerta. Es fácil la caída.
A determinadas personas, supongo que con los méritos adecuados, las circunstancias y, en este caso, unos votos, las colocan en una posición preeminente. Son elevados por encima de cualquier otra persona, son depositarios de la voluntad de todo un pueblo que así lo decide. Y este pueblo le transfiere, no sólo el poder que ello significa, sino también su confianza. Su seguridad de que esa transferencia de poderes para la dirección y gestión de todas sus potencialidades, van a regresar a todos en lo que entendemos como el interés general. Y se les presupone la dignidad y honestidad para tan grande cometido.
Y ocurre que algunas de esas ilustres personas revalidan, una y otra vez, esos votos, esa confianza de su pueblo. Y en cada una de las contiendas se envilecen creyéndose dioses del Olimpo. Y se olvidan de cuál es, en verdad, su trabajo. Y en paralelo van perdiendo dosis de dignidad y honestidad hasta quedarse sin nada.
Pero un día, por ejemplo, el 23 de este frío diciembre, ocurre algo que ya no era posible demorar más. Y salta la chispa que ilumina a los directamente afectados primero y, poco a poco, a los afectados anteriores y a los afectados por venir. Porque la estructura comienza su derrumbe.
Y comienzan a caerse los velos que durante tantos años han impedido ver. Aquél a quien dieron su confianza traicionó a todos. Tejió tupidas y complejas estructuras de engaño. Porque durante todo este tiempo, el engaño ha sido la consigna.
Todo un pueblo engañado día a día, año tras año. Jamás hubo un proyecto de Región, jamás. Los proyectos eran los del ladrillo que los hacían, a unos pocos, ricos y más ricos. Los pelotazos por las informaciones privilegiadas, por los contactos hacedores de magias millonarias. Cientos de cómplices necesarios sin dignidad ni honestidad les ayudan.
Al pueblo le han tomado el pelo todos los días. Ya no le valdrá al mago aparecer contando más cuentos. Ha perdido. Ha perdido toda la dignidad, toda la honestidad y toda la credibilidad. Las ha ido dejando por el camino. Y ya los velos no pueden taparlas. Esta noche vieja, algunos la pasarán lejos, como siempre ha sido. A los dioses siempre se les queda pequeña su casa y más cuando siempre ha de estar vigilada. No importa, siempre hay más moradas, aunque no tengan frigoríficos de 25.000 euros.
Al pueblo con las deudas de una nefasta y demoníaca gestión. Que lo paguen en cómodos plazos de años y años de miseria.
Si la gestión de los recursos de 1.500.000 de murcianos en estos 16 años, se traduce en miles de millones de deudas, de pagos aplazados a proveedores, de pagos a empresas constructoras, de infraestructuras innecesarias, ¿Qué podemos opinar de cuál ha sido la gestión? No son validas las excusas. Ha sido la fraudulenta gestión que no ha ido en el interés del ciudadano sino en el interés de la cuadrilla. Ahí están los datos…
Hoy, último día de este año 2010, la Región de Murcia aún se encuentra estupefacta. Pasado mañana la estupefacción pasará a dar lugar a una indignación creciente que produce el sentirse engañado. La Región de Murcia no ha de permitir, por más tiempo, esta mentira. La Región de Murcia ha de elevar su voz y clamar porque su dignidad sea devuelta, ha de clamar por el derecho a saber a qué se han estado dedicando estos 16 años y a quién o quiénes han beneficiado. Ha de clamar para que llegue el día en que toda la verdad sea contada. Es su derecho.
En las próximas convocatorias de manifestación hemos de estar todos. Esto ya no es sólo de los funcionarios. La Región de Murcia ha despertado. Y cuando los pueblos despiertan, aunque sea tras un largo periodo, saben lo que tienen que hacer.
Que tenga, paciente lector, un feliz y próspero año 2011 y que no se olvide que ello le será más fácil, si a algunos los apeamos de las poltronas, que parece las hubieran hecho suyas.
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