A finales de agosto del pasado año 2011 escribí un artículo donde exponía la gran oportunidad que se ofrecía a quien tuviera el dinero suficiente para la compra de nuestro País, por 800.000 mil millones de euros, podía ser suyo. Desde entonces los hechos me han ido dando la razón y cada vez son más los que van adquiriendo partes de la tarta española. Hubiera sido muy descarado un solo comprador, pero haberlos, los había. Así que a trocitos a más tocarán.
Hace unas semanas Donald Trump, magnate norteamericano, compartía sus
opiniones de que España había pillado un fuerte catarro y que las gangas eran
extraordinarias. Todo estaba de saldo y era una gran oportunidad para hacer muy
buenos negocios.
Familias, hasta ahora muy pudientes, se han visto obligadas a mal
vender sus fincas, palacetes, obras de arte, empresas y comercios. Las familias
menos pudientes han vendido ya hasta el poco oro que tenían, también a precio
de ganga y después han tenido que dejar sus casas embargadas por los bancos sin
corazón. Y ahora hacen cola en los comedores sociales, empeñados de por vida.
Pronto, creo que para septiembre, algunos cientos de miles de españoles
más se encontrarán en la misma situación. Los impuestos, las tasas, la luz, el
agua, el gas, la gasolina, los IVA, los colegios, institutos y universidades;
las farmacias y los hospitales nos darán la bienvenida al Otoño. Seguramente habremos ganado la Eurocopa, pero
ya se nos habrá olvidado y las calles, a pesar de los miedos que las reformas
de seguridad civil nos provoquen, se llenarán de voces clamando al cielo. ¡Sí,
al cielo!
Al cielo por que a nuestros representantes políticos en el gobierno les
dará exactamente igual, sacarán, de ser necesario, al ejército. Por encima de
todo está la seguridad de las calles y para que los pocos ciudadanos que aún
pueden respirar lo sigan haciendo y no sean contaminados por tantos
desgraciados yayoflautas y perrosflautas.
Al cielo por que a nuestros representantes políticos en la oposición
les dará exactamente igual, sacarán de ser necesario, al cinismo. Por encima de
todo está su seguridad de los parlamentos regionales y autonómicos y para que
los pocos que aún les quedan puedan respirar y no sean contaminados por tantos
desgraciados militantes comprometidos con los valores de una izquierda que ya
parece que se ha perdido y que sólo ellos intentan mantener viva, mientras que
aquellos de los “aparatos” se dan de hostias por mantener los escasos puestos
que van quedando.
¡Desgraciado País! Tanta cobardía trae el desastre de todas las
estructuras que nos definían como un Estado, una Nación. Hoy, España se está
vendiendo no ya a las mejores ofertas, si no a las que sean. Cualquiera, con un
poco de dinero sobrante, puede comprar cosas que hasta hace bien poco hubiera
sido imposible. Nuestros mejores Bancos, nuestras mejores Empresas, nuestros
jóvenes mejor preparados, todo lo que habíamos conseguido mejorar está siendo
saldado a intereses ajenos. Somos Españalandia, S.A., y ya ni es nuestra.
Aquella Europa a la que tanto nos confiamos nos ha dirigido hacia este
punto inferior de la escala para salvarles a ellos los traseros. Algunos países
europeos han de ser sacrificados en beneficio de los avarientos mercados. Y se
elige a los más pobres y a los más tontos. España es la de los tontos, los
tontos del bote. Nos hemos plegado a todo lo que aquellos “intocables”
impusieron e imponen, nunca se les ha elevado la voz, ni siquiera un poco. “Lo
que tú digas, lo que tú mandes” Los tontos del bote.
Hoy tenemos al frente de todas nuestras instituciones políticas a los más
tontos. Ya lo reconocen hasta en el extranjero. Vergüenza les da tener que
recibirlos como si de grandes estadistas se tratara. A los tontos es muy fácil
timarlos, aún hoy cuela el timo de la estampita y el de los cubiletes con un
dadito mágico dentro, que nunca está donde debiera. Pero los tontos están con
su tontuna, con su telele y desconocen que las cosas tienen su por qué. Al
igual que la deuda que nos han endilgado los trileros más listos. ¡Hasta los
castillos se van a llevar!, como con Franco.
España está siendo sacrificada y unos y otros, lo consentimos. Volvemos
a los años 50 del pasado siglo y callamos y aceptamos. Y no habrá plan Marshall.
Tenemos y tendremos lo que nos merecemos, ni un ápice más.
Pronto llegará el Otoño y el paréntesis del estío dejará lugar a la más
absoluta de las MISERIAS.
¿A qué puede aspirar una Nación si es incapaz de defender lo que es
suyo?
A NADA.
Cuanta razon contienen tus palabras querido Jose Maria.
ResponderEliminarEn Espanya nunca se ha valorado el sacrificio ni el esfuerzo, sino el pillaje y la vagancia. Si se puede estudiar menos, trabajar menos y conseguir mas dinero es lo unico importante y si es robando pues mucho mejor.
El tonto se hacia de oro con su lema "carpe diem" y comprando coches, casas, Iphones y demas cuando no tenia ni donde caerse muerto mientras que aquellos que nos esforzabamos por conseguir un futuro en Espanya alejado del ladrillo y la copa nos dabamos cuenta de que al final del tunel solo existia precipicio ya que tantos anyos de especulacion inmoviliaria habian dejado yermo el tejido industrial en el pais y que no existia empresa donde profesionales cualificados pudieran ser absorvidos.
Da lo mismo que exista mas de un 50% de desocupacion juvenil, de que nos reduzcan vergonzosa e injustamente derechos basicos como educacion y sanidad, da igual siempre que Espanya gane la Eurocopa o Rafa Nadal gane otro torneo. Espanya es el pais de los idiotas!
Eso dice todo de las aspiraciones en la vida y del nivel de conformismo que tienen muchos espanyoles. El pasotismo del personal les ha llevado a cabar su propia tumba y la de sus hijos. Ahora nos vendemos cual prostituta de autopista a cualquier cliente ya que la dignidad hace mucho tiempo que se fue de vacaciones.
Por el lado de un servidor lo unico que le queda es ver desde el exilio como ese pais que le vio crecer, que invirtio en su educacion y que tanto esperaba de el se va apagando lentamente y que dudo vuelva encenderse en los proximos 50 anos.
Auf wiedersehen!
Suerte la suya por "ver desde el exilio", ni se imagina lo que tenemos que aguantar-en todos los sentidos- en esta lástima de País.
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