Tras cuatro años de la mayor crisis económica y financiera podemos concluir en que la misma se debe más a la pérdida de los valores éticos y morales que, como humanos, no debiéramos haber olvidado. Reducir nuestra esencia, casi divina –fuimos hechos a imagen y semejanza del Creador-, a la inmundicia resultante del dinero es la consecuencia directa de esta crisis. Hay quienes pregonan que debemos trabajar más y ser más productivos. ¿Será para que los mismos se vuelvan a llevar nuestro esfuerzo? No van por ahí los tiros. La situación a nivel mundial es de caos.
Las estructuras en las que nos hemos basado han sido erróneas y, simplemente, está colapsando. Ya no son sostenibles. Y, como los naipes, irán cayendo una tras otra. La pescadilla, es tan ciega y tan absurda que acabará comiéndose así misma y a nosotros. En eso están empeñados los magos y los sacerdotes que desde antiguo nos gobiernan. Nos haría falta despertar de tanto engaño y ser conscientes del cambio en el que estamos inmersos.
Según culturas antiguas estamos saliendo de un período de oscuridad y
nos encaminamos a otro de luz. Incluso los expertos de la astrofísica están
informando de que estamos recibiendo enormes cantidades de plasma desde el
mismo centro de nuestra galaxia. Se avecina una conjunción de nuestro sistema
solar con ese centro, donde parece existir una desconocida energía que es capaz
de transformar lo existente. Otros, incluso creen en que esos influjos nos
harán cambiar, que nuestro ADN sufrirá los cambios necesarios para que veamos
más allá de nosotros mismos. Ya ocurrió antes. Que se despertaran las
potencialidades que siempre hemos tenido y que otros siempre se empeñaron en
que permanecieran ocultas. Sería estupendo. Podríamos distinguir quién nos está
engañando en su propio interés y beneficio. Podríamos, sólo con dirigir nuestro
pensamiento, saber quién pretende nuestro daño. Podríamos, también, ver a otros
seres que siempre han existido a nuestro lado y no veíamos. Al malo, lo descubriríamos
de forma inmediata y nosotros mismos, sin necesidad de justicias falsas, lo
pondríamos donde mereciera.
La cuestión es que percibo que algo grande tiene que pasar a esta
Humanidad atontada y aborregada a los intereses de unos pocos sinvergüenzas y
endemoniados. ¡Qué ya está bien! Creo firmemente que vamos a ser testigos de
hechos impensables para la mayoría. Y que, desgraciadamente, la gente no está
siendo preparada como debiera. Esos endemoniados se resisten a que demos
nuestro paso evolutivo. Nos tienen encarcelados en la miseria de unos
conocimientos que sólo les sirven a ellos, nos quieren esclavos. Lógicamente,
ellos quieren que permanezcamos en la oscuridad y obedientes a sus dictados y
órdenes.
Creo que no fuimos creados por ningún Dios, más bien por otros seres
más inteligentes y desarrollados que nosotros: “Hagamos al hombre a nuestra
imagen y semejanza…” (Génesis I 26-27) “Hagamos”, ¿es Dios uno, o eran varios? Nuestro
desconocimiento es absoluto, no sabemos nada y pensamos que sí. ¡Qué tontos
somos! Un Universo infinito para nosotros solos, ¡Ni que Dios fuera un
derrochador!
Las numerosas sociedades secretas que existen en este mundo, ¿Para
quién o quienes trabajan? ¿Cuál es la razón de su existencia? ¿Quiénes las
sostienen y con qué fondos? Estos sumos sacerdotes nunca permitieron que
alcanzáramos saber alguno. Desconociendo nuestro origen y pasado, qué podemos
hacer con el presente y el futuro. Siempre hemos mirado a las estrellas, aunque
últimamente las miramos menos. Nuestro sol amanece y anochece por puntos
distintos a los de siempre y ni siquiera nos hemos dado cuenta de ello. Nos
ofrecen todas las distracciones posibles para que ni se nos ocurra pensar, ni
reflexionar en nuestros adentros. Nos han convertido en máquinas para gastar y
consumir más de lo que necesitamos y cuando llegue la curva insostenible nos
eliminarán para que, los pocos que puedan sobrevivir, vuelvan a empezar. Ellos
seguirán siendo los sacerdotes, los magos, y nosotros seguiremos siendo
sacrificados para la complacencia de aquellos seres superiores demoníacos. Si
lo permitimos.
Tenemos ante nosotros una oportunidad, si queremos aprovecharla hemos
de despojarnos de tanto miedo y ser exigentes con la verdad y con desvelar los
arcanos secretos que no nos son permitidos. ¡Qué ya está bien! Tomemos
consciencia de nuestra fuerza interior, de nuestra voluntad para abrir una gran
puerta a nuestro presente y futuro como seres casi divinos que somos.
Convoquemos a los seres de luz y apartemos a los de la oscuridad, descubrámoslos
y desenmascaremos a tanto poseído. Llevan
demasiado tiempo controlándonos y sacrificándonos para su deleite. Es hora de
que los disfraces caigan. Luchemos por ello. Hazte las preguntas que siempre
dejaste de lado, dales la respuesta meditada y reflexionada que están en ti.
¡Abre tu mente!
La cuenta atrás ya está echada, sólo nos queda tomar las posiciones más
correctas. En ti está tu elección. Piensa, reflexiona, busca en lo más hondo de
tu ser y encontrarás las respuesta adecuadas. Tres días de oscuridad nos
aguardan y todo se parará, será el momento de abrir nuestra mente y nuestro
corazón. Ellos saben de la verdad del Cosmos.
En los últimos 20 años hemos recibido infinidad de señales y las hemos
desdeñado por la simple razón de que a los sacerdotes y magos no les interesa
que las veamos y entendamos. Otras señales intentarán confundirnos y será muy
difícil la elección, de ahí la importancia de que despertemos. Hemos de estar
muy atentos ante los grandes acontecimientos que vamos a presenciar. De nuestra
perspicacia, de nuestro saber distinguir lo bueno de lo malo depende el futuro
de nuestros hijos, depende el futuro de la Nueva Humanidad. No te dejes
engañar, te prometerán un mundo mejor y no será cierto, no te dejes engañar.
Los medios los controlan ellos, los magos y los sacerdotes…
... son los malos.
Escucha a tu mente en silencio y oye a tu corazón latir. Sólo así aprenderás a ver La Luz.
... son los malos.
Escucha a tu mente en silencio y oye a tu corazón latir. Sólo así aprenderás a ver La Luz.
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