Pocas veces el pueblo español ha sentido la necesidad de unirse para la defensa de sus intereses. Que recuerde, contra el mayor y más grande ejército de la época, el de Napoleón. Y los echamos a su casa. Y fuimos nosotros, el mísero pueblo con hoces y azadones. Tal gesto de unión y de valentía y todas sus consecuencias, sin embargo, no fueron suficientes para evitar la vuelta del rey y de su iglesia y todo cuanto, ambos, traen tras ellos. Gravísimo error. Una pena de tanto esfuerzo al fin y al cabo. Hoy seríamos una provincia francesa y estaríamos mejor que siendo un Estado decimonónico y dominado por toda una reala de individuos a los que jamás les ha importado esta España de procesiones y fiestas mayores. Y que, desde entonces hasta ahora, sólo nos trajo miseria y guerra.
En las dos últimas décadas,
sibilinamente, han orquestado y llevado a cabo nuestro saqueo revertiendo
nuestra riqueza a sus bolsillos. Y hoy, a través de las mentiras más gordas,
nos imponen a fuego la pobreza y la miseria y nos arrebatan nuestros derechos y
nuestras libertades. A lo largo de la Historia estas han sido siempre sus herramientas
para su dominación sobre nosotros.
Confían demasiado en el
subconsciente colectivo del miedo que durante siglos nos fueron moldeando e
inoculando. Ignoran que sólo unos pocos años de primitiva democracia nos han
despertado de su terrible y malévola pesadilla.
Y ante tales agravios y desmanes
los ciudadanos españoles, por primera vez en su Historia, dieran el golpe de
Estado definitivo a éstas élites del mal gobierno. Que el pueblo español tomara
las riendas de su destino y, al igual que puso en los distintos gobiernos a
este partido popular fascista, rectifique y los expulse por ser contrarios al
interés general. Es nuestra gran y perpetua asignatura pendiente.
Es la gran hora de la Historia de este nuestro
viejo País. El pueblo tomando las riendas de sus gobiernos. El pueblo haciendo
la revolución que siempre dejó para mañana. Es la hora. El cambio político,
social y económico a través de instauración de la III República. Y con ella la
reestructuración del Estado y que sean las gentes quienes decidan cómo lo
quieren.
Nuestro problema secular no es
otro que un problema ideológico. La ideología de la esclavitud o la ideología
de la libertad. La del silencio (que otorga) o la de las voces clamando por
nuestros derechos y por nuestra riqueza (que nuestro trabajo produce y ellos
nos arrebatan)
Ante las descaradas y fascistas
medidas, dirigidas todas al desmantelamiento de la mayoritaria clase media y a
las clases menos pudientes, se hace necesaria esa revolución. Ante las
continúas estafas a nuestra dignidad como pueblo efectuadas por un sistema
económico y financiero satánico (Nacional e Internacional), asiste al pueblo la
legítima defensa. Estamos en nuestro derecho, es nuestra obligación.
Para nada necesitamos a estos
gestores de la derecha o de esa izquierda que sólo busca los acuerdos
nacionales con aquella. Para nada necesitamos que nos sigan tomando por más
tiempo el pelo, ni por tontos. Ya somos mayorcitos y sabemos cómo queremos
vivir. A nadie de estos falsos gestores, le hemos importado nunca. Siempre han
estado plegados a los dictámenes y a las instrucciones del capital, sea éste el
que sea, incluido el suyo que es el nuestro.
Es hora de hacer nuestra
revolución social, económica y política. O somos conscientes de que el momento
es ahora o simplemente seremos eliminados, borrados para siempre. Nunca más
tendremos otra posibilidad, ni tanta legitimidad para hacerlo.
Tomemos lo que simplemente nos
pertenece: Nuestro País. No deleguemos más en estos elementos de una casta
política, económica y religiosa que sólo velan por sus intereses, ajenos
siempre a los del pueblo.
Hagamos las reformas que llevan
siglos esperando. Comencemos por la toma del Estado, disolución de las Cortes
Generales, disolución del sistema político, disolución del sistema económico.
Instauración de la III
República. Un nuevo Estado libre de las ataduras seculares
que nos dominan. Devolvamos al pueblo lo que es del pueblo, su poder para el
recto y moral gobierno de todos y no solo de unos pocos. Empecemos por la
nacionalización de todos nuestros potenciales económicos y políticos. Nos
asiste la Constitución
en su artículo 128. Confiscación de las grandes fortunas y del patrimonio
inmobiliario y mobiliario de la iglesia.
Neguémonos a pagar nuestras
deudas como Nación hasta que hayan sido debidamente auditadas. Y dejemos a la
prima sin primo ¡Que ya está bien!
Seamos nosotros, el pueblo, quien
haga las reformas necesarias de este País y no un partido fascista, que sólo lo
hace respondiendo a sus intereses de una clase elitista y excluyente.
Demostremos nuestra mayoría de edad y la innecesidad de tanta tutela interesada
por parte de aquellos que se arrogan todas las prerrogativas.
No queremos más 18 de julios, ni
encerronas estratégicas, ni tanta mentira, ni tanta ignominia, ni tanta
iniquidad. Somos millones, somos la mayoría y exigimos la dimisión de estos
gobiernos de clase. Abogamos por un gobierno del pueblo para el pueblo. Y por
una profunda reforma del Estado empezando desde su cúspide y no como ellos
hacen desde abajo.
Constituyamos todas las Asambleas
del Pueblo necesarias en todos las ciudades y pueblos de nuestra Nación. Es el pueblo
quien tiene la voz y la legitimidad para hacerlo. Es el pueblo el único
soberano. Recuperemos lo que siempre ha sido nuestro y sólo unos pocos nos han
estado robando a lo largo de nuestra historia.
¡Basta ya de mentiras y de robar
lo que es nuestro! Es la hora de asumir nuestras responsabilidades si en algo
nos preocupa el presente y el futuro, no ya nuestro, si no de nuestros hijos e
hijas.
Luchemos pacíficamente pero
decididamente para que no nos roben nuestra Libertad como individuos sociales,
nuestra fraternidad como Nación y nuestra Hermandad como seres Humanos.
Dejemos para siempre los miedos y
temores que nos ha inoculado. Asumamos nuestra responsabilidad y seamos
nosotros los únicos y verdaderos creadores de nuestro marco de convivencia. Seamos
luz nueva a otros pueblos que, como nosotros, sólo son carne de cañón y
braceros para el campo. Otro mundo es posible y otra vida también.
Sólo nos ha de mover la férrea
voluntad de nuestro deseo de vivir en paz y en armonía con cuanto nos rodea. El
respeto por la vida, por la
Naturaleza que nos provee. El dinero ha de volver a ser sólo
lo que es: un mero instrumento para el intercambio justo. Sin ingenierías
financieras que lo malversen y contaminen. Sin el poder que da con sólo
tenerlo. Otra sociedad es posible. Donde no haya ricos ni pobres, donde no haya
miseria obligada por los intereses mercantiles y de dominación.
No queremos un mundo de
competición, hemos de anhelar un mundo de colaboración y de respeto a los
demás, sean personas, árboles, animales, aguas, aires o tierras. Sería posible
sólo con eliminar la riqueza que sólo unos pocos tienen por habérnosla robado
gracias a la especulación y a unas leyes que les amparan y sirven.
España tiene ahora una ocasión
muy clara, los españoles el deber y el valor de acometerla. De no hacerlo, será
nuestra muerte como personas y como sociedad. Nuestra pseudo democracia, un
falso intento hacia la libertad y la redistribución de la riqueza que está
revertiendo en la dictadura de los mercados y de los mercaderes y
convirtiéndonos a nosotros en sus esclavos, hoy, más que nunca.
Hasta ahora han sido ellos los
que han hecho las revoluciones, sus particulares Alzamientos, sus cruzadas
contra el pueblo español, como ahora
están haciendo. Cualquier intento por parte del pueblo español, siempre ha sido
debidamente cortocircuitado por ellos y sus fuerzas. Hasta nos condujeron a una
guerra fraticida (por la que nunca pagaron) y ahora están llevando a cabo otra
de las afrentas a nuestro pueblo. Conducirlo a la mayor de las pobrezas para
volver a someterlo.
Todos los españoles unidos en la
defensa de nuestros derechos y en la legitimidad de los cambios que nosotros
queramos y no los que ellos quieran imponernos. ¡Acabemos con esta oligarquía
fascista de políticos, jueces, empresarios y curas! ¡Acabemos con tanta mafia!
Mañana puede ser un excelente día
para que el ALZAMIENTO, POR FIN, SEA EL ALZAMIENTO DEL PUEBLO. ¡Que ya toca!
Muy bonito, si no fuera porque parece escrito por el mismo Zapatero....
ResponderEliminarSiempre habran dos Españas y eso es nuestra condena.. No hay nada que hacer ya.. rindete...!!
Javier, quien se rinde ante una condena injusta e impuesta no hace si no participar de ella y ser su cómplice. Quiero pensar que hoy somos más gente despierta y más gente comprometida con las libertades y derechos que nos están arrebatando por la jeta. Y no me rendiré, no lo dudes. Siempre he confiado en el ser humano y en su capacidad de revelarse ante la injusticia que nos están instaurando sin legitimidad alguna.
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