martes, 14 de enero de 2014

LA HISTÓRICA EXPOLIACIÓN DE ESPAÑA Y DE LOS ESPAÑOLES

“Acaso el origen de tanta tiniebla española esté en la religiosidad con antojeras que nos separó de todos los demás. El catolicismo rígido –con sus penitencias, sus sacrificios y sus valles de lágrimas- consiguió que amargásemos a medio mundo y procurásemos quemar al otro medio; pero, más que a nadie, nos amargó a nosotros. A nuestro concepto de la religión como trampa infinita, como desdén de esta vida en función de la otra, unas veces fomentado por la Iglesia, y otras por los gobernantes, le debemos habernos pasado guerreando toda la Historia: la vida como una milicia. Contra los arrianos, contra los moros, contra los judíos, contra los herejes, contra los turcos, contra los indios… (Y contra nuestros propios hermanos en la última cruzada del 36, añado) Un espanto… Sin libertad aquí, no hay ni cielo ni infierno ni gloria que las valga en otra parte. Si no se cumple el primer compromiso –vivir en donde estamos- difícilmente se nos ofrecerá otra oportunidad después. Y los españoles somos propensos a huir de la realidad hostil en lugar de cambiarla. Por abajo, huimos con la picaresca; por arriba, con la mística. La solución es no ser como somos. Porque, más que a vivir, aspiramos a sobrevivir, en el sentido material o en el espiritual. Y eso no es nada bueno.” 

“Todo lo que se alaba de los Reyes Católicos es un broma histórica. La unidad nacional no es algo que se proponga ni se imponga: es algo que se deduce y se consigue con un Estado inteligente y fuerte, que acierta a convertir un ideal político en la aspiración de los ciudadanos de todos los niveles. En España, hasta el presente, no ha habido nada de eso.” (Antonio Gala, El Pedestal de las Estatuas)

Sirvan las dos citas anteriores para remontarnos al origen de nuestros ancestrales males. Entre el catolicismo más hipócrita y falso que, sirviéndose de la figura de un ser excepcional, solo ha sabido llenarse de riquezas y tesoros y los gobernantes necesarios y cómplices, a los españoles no nos han dejado levantar cabeza en los últimos 600 años, que no son pocos.

A través de las dictaduras de toda índole que nos han impuesto nos han convertido en ovejitas que siempre son sacrificadas para que aquellos nunca pierdan sus status llenos de privilegios y boatos. No hay País en el mundo con mayor número de iglesias, una por pueblo, cuando menos y siempre, sus torres, las más altas. Un espía en cada pueblo hasta no hace mucho. El mejor  servicio de información para que iglesia y gobernadores supieran siempre de la ovejita u ovejitas díscolas y con pretensiones libertarias.

No hemos cambiado a pesar de tanto siglo y, quizás sea, porque las fuerzas de las armas en manos de la aristocracia política, económica y eclesiástica, nunca lo han permitido. De las armas y del camelo que cuentan a diario en esos templos a la estulticia y al engaño de las mentes más simples. Y también de la economía como estamos siendo víctimas en los tiempos actuales, donde esas mismas oligarquías de todos los siglos nos han y están asestando los mayores índices de pobreza y miseria junto a un recomponer los cánones de esa iglesia que se niega a perder los excesivos privilegios acumulados en cada uno de los años de esos siglos, Inquisición incluida. Pero también es posible que algo hayan tenido que ver los traidores que, a cambio de unos duros, traicionaban hasta a sus madres y padres. No digamos, entonces, a sus vecinos y compatriotas. Y de estos, estas tierras están llenas.

Quizás por ello, cuando uno ve a hombres como el juez Silva, se le renueva la esperanza de que es posible que cambiemos, de que es posible que veamos la luz; pero no esa que nos están vendiendo, que es falsa y engañosa, sino la luz que nos haga ver la verdad de lo que nos han estado infligiendo durante siglos.
  
“Los españoles tienen el derecho a saber lo que ha pasado aquí porque a diferencia de los otros relatos… éste relato está costando que ancianos no tengan asistencia médica, que estudiantes no puedan estudiar, que la gente no tenga esperanza… miles de personas que se quieren ir de España, gentes importantes para el País. Que ya no creen en esto. Ese daño moral, emocional, genera tristeza, inquietud, falta de paz, falta de sosiego, eso va a ser difícil restaurarlo…” (El Juez Silva, La Sexta Noche, 11-01-14)

Y para saber de la verdad necesitamos de gentes como ese juez,  como esos periodistas y como todos esos ciudadanos que reclaman en las calles el final de tanto despropósito y que todos dan muestras de valor y rebeldía ante el crimen del que estamos siendo objeto. El caso de Caja Madrid, después Bankia, es el buque insignia de esta flota de sinvergüenzas que han acabado con la fe y la esperanza de millones y millones de españoles y con sus posibilidades de realizar una vida digna. Pero no han sido ellos los únicos, han habido muchos más, demasiados, los necesarios para acabar con todo un País, con toda una ciudadanía a la que hoy se le ha negado lo más importante que una persona posee: La Vida.

Y todos, los unos y los otros, han de ser descubiertos por imperativo de los tiempos. España ya no puede permitirse ser expoliada ni pisoteada una vez más, que lo está siendo. La rabia y la impotencia de un pueblo desarmado pueden ser más fuertes que todas las armas y todos los templos.

Anuncian que un nuevo rescate, esta vez a la CAM, puede rondar los 17.000 millones de euros. Sería inaceptable que a estas alturas de esta deplorable e injusta película, estén pensando en volver a rescatar, otra vez con nuestro dinero, a otra entidad de ladrones y que éstos estén en la calle y con sus cuentas bien llenas. Mientras, los españoles empujados desde lo alto de la escalera en caída libre. 

Ya no es que nos hayan obligado a pagar sus latrocinios, ya no es que nos hayan arrebatado nuestros derechos sociales, ya no es que nos hayan arrebatado nuestras casas, ya no es que nos hayan arrebatado nuestros trabajos, ya no es que nos hayan pisoteado como si fuéramos escarabajos, es que están acabando, vendiendo nuestro País, nuestra Nación entera. Aquellos mercaderes foráneos más avispados están comprando nuestro País a precio de ganga, estamos de saldo. Mientras, nuestros actuales gobernantes, fieles defensores del mercadeo, nos hacen responsables de lo que otros –incluidos ellos- han mal gestionado y nos intentan confundir con sus mentiras de falsas recuperaciones que son, visto lo visto, imposibles.

“El precio de desentenderse de la política, es el ser gobernado por los peores hombres.” (Platón)

Así las elecciones del 2011 dieron una mayoría absoluta con el 31% de los votos. Millones de ciudadanos se desentendieron de la política, dando el resultado de la cita de Platón. Nos gobiernan los peores hombres y mujeres, que además, son fieles servidores de una iglesia católica –que no cristiana- que pagamos todos por la gracia de dios. O sea, como siempre en estos últimos 600 años.

Así, un País privilegiado por la Naturaleza y con unas gentes buenas, se encuentra hoy en los puestos más bajos de cualquier estadística que mida la pobreza, no solo económica, sino moral y ética. Se hace del todo necesario la ruptura de esas cadenas ancestrales. No huyamos de la realidad hostil, cambiémosla sin picarescas ni misticismos. Cambiemos, aprendamos a VIVIR. Y para ello, acabemos con la oligarquía económica y política, acabemos con los falsos credos y reinos, acabemos con tanto engaño y comencemos a sentir la libertad, la igualdad y la solidaridad que todos llevamos dentro y comencemos a construir un País digno y liberado de tanto sanedrín.


Un gobierno del pueblo para el pueblo, la III República como elemento disolvente de tanto vicio económico y eclesiástico seculares que jamás nos han dejado levantar cabeza, ni ¡VIVIR!

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