jueves, 22 de mayo de 2014

EL POR QUÉ DE MI VOTO SOCIALISTA A LAS EUROPEAS

Hace más de una década que Europa, y la inmensa mayoría de países que la componen, dejó de ser socialdemócrata y durante todo este tiempo hemos ido viendo cómo aquella Europa del Bienestar y de la solidaridad entre sus Estados miembros, ha devenido en una Europa totalmente distinta, en una Europa dividida y desigual y más pobre. 

Hoy tenemos una Europa liderada por solo un País, Alemania, que es quien la dirige al margen del resto de estructuras políticas. Hoy, Europa es tan solo un GRAN MERCADO, donde las personas han sido relegadas a los intereses mercantiles de las grandes Corporaciones. Hoy, hemos comprobado que Europa ha sido fragmentada entre la Europa del Norte y la Europa del Sur, fragmentada entre la Europa Rica y la Europa Pobre.

Conducir a Europa bajo el neoliberalismo salvaje impuesto por Margaret Thatcher y Reagan, en los inicios de los años 80, ha sido el gran error geopolítico europeo que, hoy, estamos sufriendo. Con despojar a los Estados de sus grandes empresas, lo único que se pretendía era hacerlos débiles ante esas corporaciones que, a su vez, se hacían cargo de estas y, con ello, más fuertes aún. Fue dirigir a esos Estados al rol de meros recaudadores de impuestos, de la defensa y de la función legislativa, y que, al final, también están a sus órdenes y completo servicio. De tal forma que el mundo de los mercados y del trabajo y sus regulaciones, quedaran exclusivamente bajo las directrices de esas grandes y multinacionales corporaciones. Despojados esos Estados de su capacidad económica, solo les quedaba la deuda. Endeudarse y hoy, y en muy pocos años, todos están endeudados por encima de su propia producción y sin recursos y en manos de esas corporaciones mercantiles y financieras. “A sus pies” “Lo que ustedes digan” “Lo que ustedes quieran” “Donde ustedes deseen” “Ustedes son los únicos soberanos” “Nosotros obedecemos y acatamos sus órdenes e instrucciones” “A los ciudadanos ya los controlamos nosotros” “Ustedes no se preocupen, que ya nos encargamos”. Estas son las respuestas de estos nuevos Estados a sus nuevos amos. El mundo al revés, que digo yo.

No es que los mercados sean malos, los mercados son buenos y necesarios. Lo que no es sostenible ni humano es que esos mercados funcionen sin regulación política alguna y sean ellos solos, los que decidan cómo tienen que vivir, pensar o creer los ciudadanos. Sucede igual con el sistema financiero, que es el verdadero urdidor de todo este sin sentido, anda por libre y el que es rico quiere serlo aún más. No hay ningún REGULADOR. Europa sucumbió a la trampa. Europa es hoy más desigual, los ciudadanos han perdido y están perdiendo derechos sociales, derechos laborales, están perdiendo la fe que tenían, porque esta Europa no es la que le prometieron. Están perdiendo su dignidad de ciudadanos libres y soberanos. Estamos siendo esclavizados como nunca antes en la historia.

Ese neoliberalismo salvaje y descontrolado es el que nos trajo desde los EE.UU., las Subprime que tanto daño han provocado en Europa. Europa ha de recuperar su status mundial, recomponer sus estructuras políticas y económicas y ha de hacerlo desde nuestra perspectiva, desde la SOCIALDEMOCRACIA. Es desde esta ideología la única posible para enfrentarse al monstruo. Y para luchar contra él es necesario el respaldo de todos o de la inmensa mayoría de europeos. Saber dónde estamos y hacia donde nos conducen y saber quién o quienes tienen la predeterminación de hacerle frente, pues otros son meros transmisores de sus órdenes.

Hoy en el mundo se están conformando otras realidades geopolíticas y estratégicas. Vemos cómo Rusos y Chinos llegan a acuerdos de toda índole buscando una unidad de bloque que en Europa, esos mercados neoliberales, se han cargado. Nosotros, los Socialdemócratas, si conseguimos la mayoría de los apoyos de los votantes europeos, tendremos la obligación de cambiar el curso de esta Europa desmembrada. Una verdadera y completa UNIÓN de todos los países que decidieron unirse en esta aventura de aglutinar los esfuerzos de cada una de las naciones, y que fue pionera en el mundo, y que hoy ha quedado relegada a un traspaso de la riqueza de los países del sur a los de norte y de un éxodo de jóvenes del sur, los mejores preparados, a los países del norte. No nos gusta una Europa que saquea a unos países en beneficio de otros. Eso no es ninguna Unión, eso es romper Europa.

Los mercados y los capitales no conocen de fronteras, la globalización que alentaron pretendía precisamente eso: Apoderarse de este pequeño mundo. Su único interés es el beneficio económico, la especulación sea esta sobre lo que sea, incluida la alimentación y el agua y pronto, incluso, nos harán pagar por el aire que respiramos. Su fin: GANAR DINERO. Las personas no existen en sus gráficas, las personas no son lo importante, las personas son un grave inconveniente, un obstáculo para sus planes y ganancias, tienen demasiadas necesidades y no son convenientes en su mundo neoliberal. Por eso incluso las matan en guerras y guerras de sacrificios y donde ellos ganan fácilmente millones y millones y se apoderan de los recursos.

Por el contrario, son muchos los retos que Europa tiene ante sus puertas, muchos. Afrontarlos solo puede hacerse desde la política hecha solidaria con las necesidades y las exigencias de los hombres y mujeres que pueblan nuestros pueblos. Ellos son el fin, y no el medio, para que unos pocos se hagan más ricos y poderosos. Es la redistribución y no la deslocalización de los medios lo que nos convertirá en el Súper Estado Europeo en el que el mundo pueda fijarse. Investigación y progreso para todos, pues todos participan en el esfuerzo y todos nacemos con lo mismo y para morirnos no necesitaremos absolutamente nada de riquezas ni de tesoros, ni de poderes, ni de influencias, ni de recomendaciones.

Europa se la está jugando y su supervivencia depende de introducir la socialdemocracia que, en sus orígenes y en sus mandatos, supo ilusionar a tantos millones de ciudadanos porque es un esfuerzo por compartir entre todos. Hoy en Europa vuelven a verse banderas que creíamos olvidadas, banderas que tanto y tanto daño nos hicieron en el pasado y que tanto les satisfacen a estas corporaciones. Hasta ahí han llegado con este neoliberalismo salvaje y descontrolado.

Europa ha de afrontar su mayoría de edad y su responsabilidad social hacia sus habitantes y dejar de estar tutelada por intereses ajenos que solo buscan sus propios intereses. Europa será fuerte si su unidad es fuerte, si sus ciudadanos se sienten partícipes y satisfechos con las políticas que le reviertan de todos sus esfuerzos, si se sienten el centro de la actividad política. Cualquier otra cosa, distinta a la socialdemocracia, será adentrarnos en las cavernas del pasado.

Usted podrá elegir el próximo domingo día 25 entre estas dos opciones: O los mercados sin las personas o la conjugación de ambos.

Y para mí, es la socialdemocracia la única capaz de trabajar y luchar por la conjugación de los intereses y necesidades de ambos…

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