Pero cuanto más cerca se
encuentre ese futuro es más fácil aventurarse al acierto. Las variables que
conjugan ese porvenir son más entendibles porque sus posibilidades e indicios
van tomando forma real y así, sus consecuencias y sus conjunciones son más
fáciles de predecir. Pero, a pesar de todo ello, cabe, siempre es posible, la
llegada del milagro y sobre todo cuando las manos de los hombres dejan de ser
respetuosas y se mantienen cerradas en un puño.
Y eso que llamamos milagro
es lo que algunos esperamos que aparezca en el momento más preciso, porque, a tres
días de ese futuro impredecible, ha quedado más que suficiente que las personas
responsables de la situación actual solo han estado jugando con el fuego y
todos sabemos que el fuego es muy peligroso porque una vez que descontrola no
hay bombero que lo pare. Nuestra historia está llena de esos incendios, de los
que parece que nunca hemos aprendido y a los que siempre volvemos a pesar de
que, tras cualquier incendio, no quedan más que cenizas.
Las competencias, los
derechos e identidades, las leyes de unos y de otros, las tergiversaciones de
los órdenes, el engaño y los chantajes, toda una retahíla de justificaciones y
despropósitos que demuestran una ceguera total de cuál o cuáles debieran haber
sido los verdaderos procesos de una política escrita con letras mayúsculas.
Gran cortedad de vista, alimento insulso y muy peligroso para la egolatría y el
cinismo de quien se piensa y cree autosuficiente y poderoso en un mundo cada
vez más globalizado y donde la suma de las partes son fundamentales para mantener
esa identidad de la que no se puede o debe renunciar si pretendes tu
sobrevivencia.
Hasta ahora solo han
conseguido quemar todas las alternativas y prender chispas donde no debieran y
esas chispas, cuando son demasiadas y muy variadas, pueden ser utilizadas por
ajenos que tan solo buscan un buen incendio y, entonces, apaga y vámonos.
La sin razón; la obcecación;
la omisión y dejación; y todas las paranoias juntas de políticos mediocres
jugando con sus propios egos, son un caldo de cultivo para epidemias altamente
contagiosas y nocivas para el verdadero interés del cuerpo mayor que debiera
prevalecer por encima de la búsqueda de una hoja en la Historia. Y mucho menos
cuando esa hoja para la Historia puede no ser honrosa ni digna. Porque el
sacrificio puede ser demasiado alto y porque los sacrificados siempre suelen
ser los mismos. Al final de esta historieta cada una de las partes harán uso de
sus instrumentos y quien tenga más fuerza saldrá ¿Vencedor? ¿Siempre es la
fuerza la que impone, siempre hay un ganador y un perdedor? No aprendemos de
los errores y eso nos condena irremediablemente a repetirlos.
Esperemos tenga a bien
llegar ese milagro, porque solo parece que una acción angélica o divina nos
puede salvar del desastre al que nos han conducido todos los conspiradores paranoicos de
la no política.
¡¡Que venga ya, por Dios!!
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