miércoles, 23 de diciembre de 2009

ESPAÑA, ESPAÑA



¿Qué hace que un país con más de quinientos años de historia siga dividido en dos mitades?.
Un país que, al poco de su unificación, descubre América. Que pasa a llamarse el “Imperio donde el sol no se pone”. Que las riquezas traídas durante siglos ni las olieron los súbditos. Se las quedaron las noblezas y las curias. El pueblo seguía sojuzgado a los intereses de aquellos manteniéndoles en la mayor de las ignorancias. Sólo cuando el imperio comienza su declive, hartos ya de tanto, aparece un resurgir del conocimiento en lo que se llamó el siglo de oro español. La inquisición hizo el trabajo sucio y ajustició a quién se le puso por medio. La ignorancia era su mejor salvoconducto. Con el irremediable paso del tiempo, no por otro motivo, se acaba la inquisición. Este país sigue en el ostracismo. Sigue con sus sometimientos a voluntades concretas.
Después de que llegaran los franceses, con la fraternidad, la libertad y la igualdad parecía que se insuflase aire fresco a este país. Gran decepción. Aquellos conceptos sólo estaban reservados a los franceses y en su tierra. Se llevaron cuanto pudieron. Vuelta atrás. Siglo XX, intentamos actualizarnos pero no nos dejan. Dos amagos, 1ª y 2ª Repúblicas, defenestradas. La última con un golpe de estado. Un millón de muertos, cientos de miles refugiados y millones sojuzgados y vilipendiados. Los militares y la Iglesia al lado, enarbolando las mismas banderas de siglos atrás. La incultura, la ignorancia y el sometimiento a las clases dirigentes por abolengo, venga éste de donde venga. Somos nosotros los que decimos lo que hay que hacer, cuándo, donde y con quién si explicar el porque. Somos los ungidos, los depositarios de valores universales que Dios ha tenido a bien otorgarnos. Vosotros tenéis que seguir siendo lo que siempre habéis sido, carne de cañón, braceros para el campo, y silencio. Cuarenta años más. Hace ya treinta que fuimos capaces de darnos una Democracia, donde el qué hacer, el cuándo, el dónde, el quién y sobre todo el porqué, fuera cosa de todos. Que un grupo de elegidos libremente en las urnas, fueran capaces de contrastar, debatir y pelear por los intereses de todos nosotros. De todos como nación. Pues bien en estos treinta años, seguimos como antes. Aquellos, los de siempre, siguen siendo los mismos, la clase superior y su Iglesia, siempre juntos en la historia de este nuestro país. No han progresado, siguen creyendo que este siempre fue su cortijo y lo quieren. Han dejado un ratito a los otros y como no les gusta quieren lo que consideran suyo. Y volverán a hacer lo que siempre hicieron, cueste lo que cueste. No nos olvidemos, son los ungidos.

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