Uno puede, gracias a nuestro Estado Constitucional y Democrático, ejercer su derecho a la libertad de expresión – Art.20-1.a. Más que le pese a muchos. Esta libertad no da derecho al insulto y al menosprecio a los demás. Podemos estar de acuerdo o no en lo que leemos, pero El RIGOR, como propiedad y precisión para tratar de comunicar ideas o informaciones, ha de ser total.
Hay, sin embargo, quien tiene la mano ligera y se le va la fuerza, en este caso, en lo escrito. Es muy gratuito referirse a quien escribe como “mediocre” (de calidad media, de poco mérito, tirando a malo), “frívolo” (ligero, veleidoso, insustancial. Dícese de las publicaciones que tratan temas ligeros, con predominio de lo sensual), “trivial” (vulgarizado, común y sabido de todos. Que no sobresale de lo ordinario y común. Que carece de toda importancia y novedad).
Jamás osaría calificar públicamente al autor de un artículo de opinión, máxime cuando, mi conocimiento sobre él, fuera de oído, lo que me han contado… –muy dado en nuestra ciudad- y encima mal. Pero, quién soy yo para calificar y de qué autoridad estoy investido. A no ser que los prejuicios me puedan. Al decir “ser de izquierda burguesa” denota su posición conservadora y clasista. Mal, muy mal. Como a mi me va bien, que no cambien la obra. ¡Qué jodio! Y cuánta banalidad.
Además, no entiendo el significado de dos palabras juntas como son “ignominiosa envidia”. He acudido al diccionario y dice: Ignominia –afrenta pública- y envidia –tristeza o pesar del bien ajeno-. Estimado lector jamás he tenido envidia –muy dada en nuestra ciudad- y, gracias a Dios, no peco de ella. Desconozco el tener envidia. No he sentido jamás ese peso sobre mis espaldas y siempre he compadecido al que si lo carga.
La ligereza en tratar los temas –muy dada también en nuestra ciudad- se trasluce en ese artículo descalificador. No rebate nada del contenido del artículo que tanto le ha afectado. Sólo descalifica a la persona que lo escribe. Qué poco nos alcanza la vista con nuestros prejuicios a la espalda. Por supuesto que aquel comunismo bolchevique no fue panacea de nada. El capitalismo tampoco lo es. Sí, es el causante de la mayor crisis económica mundial de la historia. En el capitalismo hay muchas cosas que modificar. El capitalismo nos está llevando a la ruina mundial y a la pérdida de valores. Esto es lo que intento hacer ver en mis escritos, denunciar aquellos temas que creo susceptibles de mejora. A sus descendientes, si los tiene, puede no irles tan bien gracias a este capitalismo salvaje. Nadie dirige mis reflexiones, que no le quepa la menor duda. Aprendí a leer y a escribir y, sobre todo, a pensar lo más objetivamente posible.
En ningún momento mi intención ha sido atacar al empresario, al contrario, se que los hay muy honorables, serios y merecedores de serlo. Pero son muy pocos. He querido hacer reflexiones, documentadas y fehacientes, para que en este país el empresariado se involucre más y mejor en su funcionamiento y vea más allá de sus propios intereses lucrativos. Lean bien el artículo, los anteriores y posteriores.
En la legislatura de 1991 al 95 tuve el honor de ser el secretario particular del entonces Alcalde. El tiempo cambia a algunas personas pero, gracias a Dios, no a todas. Le puedo asegurar que jamás se trabajó tanto en el Ayuntamiento y jamás se hará, puede preguntar a los funcionarios que fueron los que más nos sufrieron. Nos encontramos con las arcas vacías y una deuda de 12.000 millones ptas., y con la explosión de una crisis productiva aletargada en los años anteriores. En el 93, el Alcalde consiguió lo que hasta hoy ningún otro ha conseguido, que se aprobara, en un Consejo de Ministros, un Plan Especial para Cartagena con un importe de 120.000 millones ptas. En cuatro años se hizo más por Cartagena que nunca. Hoy, quince años después, muchos temas incluidos en ese plan siguen sin resolverse. Pregunte por dónde va la deuda de los que hoy nos gobiernan, se llevaría las manos a la cabeza. Palacio de Deportes, Auditorio, quince años y sin terminar. Y sus reformas presupuestarias. Quince años y seguimos teniendo una ciudad cutre.
He de terminar diciendo que efectivamente esta región de Murcia necesita salir de la Uci en la que lleva ingresada 15 años. La catarsis ha de ser curada ya. Eslóganes del agua para todos, Murcia no typical, grandes proyectos nunca realizados, Contentpolis, Aeropuerto (innecesario-costes). Parques tecnológicos, planes dinamizadores y una larga ristra de mentiras. Ramonet a la cabeza, Región de pena. Llegará la justicia terrenal o divina, llegará.
… “El que anda en integridad y obra la justicia, en el que en su corazón habla verdad. El que con su lengua no detrae, el que no hace mal a su compañero ni a su prójimo infiere injuria. El que menosprecia con sus ojos al réprobo, … el que jurando en daño suyo no se retracta. El que no da a usura su dinero y no admite cohecho para condenar al inocente. Al que tal hace, nadie jamás le hará vacilar.” Salmo 15 de David
Hay, sin embargo, quien tiene la mano ligera y se le va la fuerza, en este caso, en lo escrito. Es muy gratuito referirse a quien escribe como “mediocre” (de calidad media, de poco mérito, tirando a malo), “frívolo” (ligero, veleidoso, insustancial. Dícese de las publicaciones que tratan temas ligeros, con predominio de lo sensual), “trivial” (vulgarizado, común y sabido de todos. Que no sobresale de lo ordinario y común. Que carece de toda importancia y novedad).
Jamás osaría calificar públicamente al autor de un artículo de opinión, máxime cuando, mi conocimiento sobre él, fuera de oído, lo que me han contado… –muy dado en nuestra ciudad- y encima mal. Pero, quién soy yo para calificar y de qué autoridad estoy investido. A no ser que los prejuicios me puedan. Al decir “ser de izquierda burguesa” denota su posición conservadora y clasista. Mal, muy mal. Como a mi me va bien, que no cambien la obra. ¡Qué jodio! Y cuánta banalidad.
Además, no entiendo el significado de dos palabras juntas como son “ignominiosa envidia”. He acudido al diccionario y dice: Ignominia –afrenta pública- y envidia –tristeza o pesar del bien ajeno-. Estimado lector jamás he tenido envidia –muy dada en nuestra ciudad- y, gracias a Dios, no peco de ella. Desconozco el tener envidia. No he sentido jamás ese peso sobre mis espaldas y siempre he compadecido al que si lo carga.
La ligereza en tratar los temas –muy dada también en nuestra ciudad- se trasluce en ese artículo descalificador. No rebate nada del contenido del artículo que tanto le ha afectado. Sólo descalifica a la persona que lo escribe. Qué poco nos alcanza la vista con nuestros prejuicios a la espalda. Por supuesto que aquel comunismo bolchevique no fue panacea de nada. El capitalismo tampoco lo es. Sí, es el causante de la mayor crisis económica mundial de la historia. En el capitalismo hay muchas cosas que modificar. El capitalismo nos está llevando a la ruina mundial y a la pérdida de valores. Esto es lo que intento hacer ver en mis escritos, denunciar aquellos temas que creo susceptibles de mejora. A sus descendientes, si los tiene, puede no irles tan bien gracias a este capitalismo salvaje. Nadie dirige mis reflexiones, que no le quepa la menor duda. Aprendí a leer y a escribir y, sobre todo, a pensar lo más objetivamente posible.
En ningún momento mi intención ha sido atacar al empresario, al contrario, se que los hay muy honorables, serios y merecedores de serlo. Pero son muy pocos. He querido hacer reflexiones, documentadas y fehacientes, para que en este país el empresariado se involucre más y mejor en su funcionamiento y vea más allá de sus propios intereses lucrativos. Lean bien el artículo, los anteriores y posteriores.
En la legislatura de 1991 al 95 tuve el honor de ser el secretario particular del entonces Alcalde. El tiempo cambia a algunas personas pero, gracias a Dios, no a todas. Le puedo asegurar que jamás se trabajó tanto en el Ayuntamiento y jamás se hará, puede preguntar a los funcionarios que fueron los que más nos sufrieron. Nos encontramos con las arcas vacías y una deuda de 12.000 millones ptas., y con la explosión de una crisis productiva aletargada en los años anteriores. En el 93, el Alcalde consiguió lo que hasta hoy ningún otro ha conseguido, que se aprobara, en un Consejo de Ministros, un Plan Especial para Cartagena con un importe de 120.000 millones ptas. En cuatro años se hizo más por Cartagena que nunca. Hoy, quince años después, muchos temas incluidos en ese plan siguen sin resolverse. Pregunte por dónde va la deuda de los que hoy nos gobiernan, se llevaría las manos a la cabeza. Palacio de Deportes, Auditorio, quince años y sin terminar. Y sus reformas presupuestarias. Quince años y seguimos teniendo una ciudad cutre.
He de terminar diciendo que efectivamente esta región de Murcia necesita salir de la Uci en la que lleva ingresada 15 años. La catarsis ha de ser curada ya. Eslóganes del agua para todos, Murcia no typical, grandes proyectos nunca realizados, Contentpolis, Aeropuerto (innecesario-costes). Parques tecnológicos, planes dinamizadores y una larga ristra de mentiras. Ramonet a la cabeza, Región de pena. Llegará la justicia terrenal o divina, llegará.
… “El que anda en integridad y obra la justicia, en el que en su corazón habla verdad. El que con su lengua no detrae, el que no hace mal a su compañero ni a su prójimo infiere injuria. El que menosprecia con sus ojos al réprobo, … el que jurando en daño suyo no se retracta. El que no da a usura su dinero y no admite cohecho para condenar al inocente. Al que tal hace, nadie jamás le hará vacilar.” Salmo 15 de David
FELIZ NAVIDAD PUEBLO
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