jueves, 13 de marzo de 2014

EL EQUILIBRADO Y SOSTENIBLE DESARROLLO URBANO DE CARTAGENA ¿DÓNDE, COMO, POR QUÉ?

No hay cosa con mayor valor que el suelo que pisamos y algunos lo utilizan exclusivamente para su propio beneficio, sin darle la importancia que realmente tiene. Así es como se cometen las mayores atrocidades urbanísticas en nuestras inhabitables ciudades. Llegado el fin de semana, todos huyen a los espacios abiertos donde respirar algo de aire limpio y alejados de los ruidos de las grandes concentraciones urbanas. Uno de los sin sentidos de nuestra modernidad mal entendida y sujeta a los intereses de empresarios y políticos –comprados en la mayoría de los casos, como bien hemos aprendido en estos años de burbuja inmobiliaria-. Lecciones que debemos haber aprendido ya. Hay que hacer urbanismo y ciudades habitables, no cárceles de las que huir.

Cualquier ciudad tiene derecho a crecer y expandirse cuando realmente lo necesite, pero no por los intereses particulares del promotor de turno. Así, los responsables máximos del urbanismo de esas ciudades han de cuidar ese patrimonio y no permitir edificar por edificar en nuevos espacios que no son necesarios.

En el caso de Cartagena lo tenemos claro: La propuesta de trasladar la vieja estación de Adif a los terrenos municipales de Mandarache, lo que realmente esconde es servir de aliciente a la construcción de miles de viviendas en una nueva zona de expansión urbana que no es necesaria. La ocupación por Adif de los terrenos municipales de este ensanche urbano, implicará la falta de suelo para acometer las infraestructuras de jardines, centros escolares y de salud, entre otros. Infraestructuras que, de serlo,  pagaríamos entre todos y que, a día de hoy, no son necesarias.

Una ciudad ha de tener zonas reservadas para su posible y futuro crecimiento, eso es lo adecuado en toda planificación urbana, pero, para cuando no tenga otros espacios disponibles. Cosa que, en Cartagena, aún no se da. El Casco Histórico de la ciudad cuenta con miles de metros cuadrados donde sus infraestructuras de servicios ya están realizadas: Monte Sacro, Molinete y la infinidad de solares y de edificios completamente vacíos. Este Casco Histórico está prácticamente vacío, donde antes vivían 50 ó 60 mil almas, hoy, apenas sin llegan a los 15.000. Se remodelan plazas donde apenas viven gentes, se peatonalizan calles donde no hay niños que jueguen ni corran. Se ha invertido mucho dinero público –Planes E del injustamente defenestrado Zapatero- en todos esos arreglos y del impuesto revolucionario que pagamos a través del recibo del agua. Están convirtiendo a ese casco en una zona administrativa y turística, no residencial. ¿Dónde han previsto colegios, por ejemplo? Quizás sea un error de la planificación urbanística de su alcaldesa Pilar, que así lo creo. Se abrió la ciudad al mar con la eliminación del puerto comercial y lo volvieron a colmatar con edificaciones gratuitas –Cámara de Comercio, Resturante que nunca abrió, kioskos imposibles e incapaces de dar el servicio al que se dedicaba y auditorio, carísimo capricho de la alcaldesa y en el que incurrió en un posible indicio de prevaricación, que nos quitó el poco espacio que quedaba para disfrutar de las vistas y de los paseos junto a  nuestro Mar Mediterráneo. Un desastre que ahora volverán a intentar reconducir (Imposible) con nuevas inversiones de nuestro dinero. Chapuzas de la pésima gestión de nuestra alcaldesa, a la que nunca preocupó Cartagena. Como también de incompetencia y de plegarse a los intereses de unos pocos promotores urbanísticos. Alguien, Pilar Barreiro, que ha dispuesto de dos décadas, no ha sido capaz de recuperar el centro histórico para hacerlo habitable y digno.

Ella apuesta por hacer más grande, urbanísticamente hablando, esta ciudad y quiere hacerlo por una zona que no es conveniente bajo la mirada de la sostenibilidad urbana, ni de su necesidad por crecimiento de la población.

Los vecinos, que próximamente mantendrán una asamblea para decidir qué opción defienden, no han de caer en los oscuros y opacos intereses de unos pocos promotores que controlan, en este caso, la acción política y urbanística del Ayuntamiento de Cartagena. Las ciudades no son suyas, son de los vecinos que las mantienen con sus impuestos y tasas y las sufren en distancias forzadas e innecesarias.

Mientras, en la ciudad de Murcia, su alcalde, sí defiende el convenio de 2006 firmado por las partes involucradas –Ayto, CC.AA., Adif- Fomento- en el que se defiende el soterramiento de las líneas para llegar al emplazamiento que siempre fue.  Sin embargo, Pilar Barreiro, insta al traslado argumentando su menor coste y su llegada en el 2016. Que sepan los vecinos que jamás llegará ningún tren en esa fecha, miente de forma descarada. Y, en cuanto, al menor coste, que no se preocupe, que si Cartagena ha de esperar 2 ó 3 años más los esperará, llevamos más de 20 esperando y no ha pasado nada.

Antes de pensar en ampliar la casa con otra habitación, hemos de pensar si las habitaciones de las que ya disponemos están bien aprovechadas. Nos ahorraremos mucho dinero y nuestra casa no será más grande de lo necesario. Limpiemos y arreglemos lo que ya tenemos y disfrutémoslo. Dentro de 60 u 80 años ya veremos qué necesitamos.

Y si algunos-as se han equivocado en plantear unos desarrollos urbanísticos antes de tiempo, pues que se la envainen y no nos hagan tragar y pagar con aquello que no nos interesa como ciudad sostenible.

Analicen bien los responsables vecinales y no caigan en disparates mal intencionados que nada les conviene. Sean consecuentes y honestos y vean la realidad de las cosas tal y como son, no como a algunos interese ver a sus bolsillos ladrilleros. 

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