Que el socialismo español ande moribundo se debe a la
existencia en él de una clase dirigente que supo encontrar la conjugación de
sus principios ideológicos con la realidad circundante. Aquellos principios
programáticos, de lucha de clases, de redistribución de la riqueza nacional, de
modelos de Estado, de pelear por una sociedad más heterogénea y cohesionada, se
fueron diluyendo conforme ellos asentaban su presencia legislatura tras
legislatura y ya fuera en el puesto que fuera, que lo primordial era no bajar nunca
más del estrado que “El Sistema” y los votos cándidos que los desamparados
ciudadanos procuraban en aquellos momentos que se les requería.
El mimetismo con “El Sistema” llegó a tal punto de confusión,
que los propios creyentes del socialismo democrático comenzaron a dudar. Y tras
la duda, les cobijó el silencio y hasta la vergüenza de aquellas bellas
palabras que hoy parecen haber sido tragadas por ese neoliberal sistema. El
respaldo mayoritario iba perdiéndose en cada proceso electoral. Muchos se
retiraron a las barreras, a las barricadas de otrora, a luchar, ahora también,
contra sus propios dirigentes. Pero las estructuras propias de la organización
dejaban pocos, o ningún hueco, para cambiar a esas personas que ya se habían
procurado o procuraban la eterna permanencia en el puesto, costara al partido
lo que costara. Eran sus puestos, los suyos, los que peligraban. Para ellos, el
partido se reducía a eso. Otros,
supieron ver a tiempo la traición y se mudaron a otras organizaciones viejas o
nuevas.
Esos dirigentes preñados por nuevos espermatozoides
capitalistas y neoconservadores, transmutaron en apariencia y en ciencia con
los que antes eran sus enemigos políticos. Una simbiosis preñada de derrota,
que no otra cosa. Su alejamiento de la realidad y de los que fueron sus
principios, quedaban supeditados a su nuevo status de hombres y mujeres del
sistema. Abducidos por tantas y tantas prebendas y nuevas posibilidades de
obtener fácilmente aquellos dineros que tanto placer y bienestar procuran.
El sistema les abrió las puertas no para luchar contra él,
sino para que se camuflaran con él. Así, sin las ideas ni los principios que
los diferenciaban, es difícil mantenerse como contrarios a la desigualdad
social. Muertas unas y muertos otros, la adocenada sociedad prefiere a lo
auténtico y los despiertos ni votan. Mayorías por debajo del 50%. El poder de
la democracia, la sinrazón del sistema, la ilógica legalidad.
Así, “El sistema” conseguía más y más poder para convertir a
estas sociedades en “A” y en “B”. De tal forma que aquellos que pertenecen a la
correcta categoría étnico-religiosa, vivirán una vida plena y feliz, abundante
y cercana a la milenaria idea del Paraíso. A los “B” solo quedarán las migajas
y los restos que los “A” no quieran o desechen. Será gracias a todas sus
carencias de los “B”, que los “A” gocen de tanto bueno y de tanta excelencia.
Dos tipos de hombres y mujeres: Los ricos y los pobres. Aquellas utopías de sociedades
iguales y justas, cohesionadas por el esfuerzo común de todos, ya no se llevan.
Los “B” fueron abandonados a su suerte por los mismos que ellos eligieron y
defendieron ante amigos y vecinos, fueron olvidados por los TRAIDORES DEL
SOCIALISMO.
Leía y veía estos días cómo en aquellos lugares de las
ciudades, donde los sin techo, los expulsados por el sistema, buscaban el
refugio de la noche, han sido instalados en los suelos, unos conos con la
intención de que no les sirva para pasar la noche. Sabíamos que eran multados
si buscaban en los contenedores de la basura sin candado, algún resto de
comida, sabíamos que eran multados si se manifestaban contra las atrocidades
del sistema, sabíamos que al sistema poco les importaban, pero ahora se sienten
más fuertes en sus principios, que también los tienen con nuevos ideológos y
son los vencedores. Obtendrán el despido libre y sin indemnización alguna.
Continuarán bajando los salarios que ya son de mierda, las prestaciones por el
desempleo desaparecerán, las pensiones reducidas, la dependencia suprimida,
privatizarán la sanidad y la educación. Sólo estudiarán sus hijos, los demás no
podrán pagar. Ponerte enfermo ya es un riesgo para perder tu trabajo. Restarán
vacaciones y las pagas extraordinarias. Las horas extraordinarias no se
abonarán y trabajarás cuando al empresario le venga en gana. Nos obligarán a
pagar aún más por menos servicios. Han propuesto crear barrios “A” y barrios
“B” dentro de las ciudades, así los guettos aumentarán sus dimensiones y los
“A” contarán con vigilancias privadas y autorizadas a actuar. Es el triunfo del sistema, el triunfo de los
“A”, la desaparición del socialismo democrático, nos ha conducido a esto. La
omisión de sus dirigentes que no supieron actuar de barrera de contención.
En el mundo de los “A” no dimiten ni los condenados, florecen
como las malas hierbas los casos de corrupción sin que tiemble el suelo. Hasta
las mujeres y hombres del tiempo roban. Las empresas y los bancos roban y
roban, estafan y estafan sin sentir alguno, están en el grupo “A”, son los
ganadores como en el 36. Es una nueva dictadura, no es una democracia, nunca lo
ha sido. Todos, no se libra ni dios, han robado en el grupo “A”. Pero son los
vencedores de esta nueva cruzada y están todos aforados.
No hay nada, ni nadie en el frente, fueron sintetizados,
abducidos, fueron derrotados. LOS TRAIDORES DEL SOCIALISMO.
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