jueves, 10 de junio de 2010

NEOLIBERALES DEL SIGLO XXI

“Como ya les comuniqué anteriormente, el juego sigue avanzando conforme a lo previsto. Ya los países europeos más ricos y poderosos van uniéndose al club de los caídos y en muy poco tiempo tendremos a toda Europa a nuestra completa merced. Estos pobres desgraciados son más tontos de lo que pensábamos y nos lo han puesto fácil, no se han dado cuenta de nada…”

Éste bien podría ser el contenido del informe de seguimiento, de esta semana, sobre el plan de aniquilamiento europeo. Ya no está sola Grecia, Portugal y España. Se han añadido Hungría, Italia, Reino Unido, Francia y la gran Alemania.

Hace ya algunas décadas que los dueños del monopoly de nuestro mundo idearon las jugadas para hacerse más ricos e imponer a todos los demás sus antojos. Ocurre que lo están logrando ante la pasividad de nuestros gobernantes, unos, por estar convencidos en ser partícipes de las sustanciosas ganancias y otros por no tener las ideas claras, ¡mediocres de lo público!

Hasta la década de los 60 había líderes dispuestos a jugarse el tipo y murieron asesinados. Dieron, por los demás, lo más preciado que tenían, SU VIDA. Convencidos estaban de buscar el bien-estar de todos los pueblos de nuestro mundo. La compra-venta nos ha obnubilado a todos. Hubo un presidente que dijo: “La misma palabra –secretismo- es repugnante en una sociedad libre y abierta y estamos como colectivo, inherente e históricamente opuestos a sociedades secretas, juramentos secretos y procedimientos secretos. Para los que nos oponemos en todo el mundo a una conspiración monolítica y despiadada, la cual depende de la codicia para expandir un temor infundido a sus influencias, en la infiltración en lugar de la invasión, en la subversión en lugar de las elecciones, en la intimidación en lugar de la libre elección. Se trata de un sistema que ha reclutado gran cantidad de recursos materiales y humanos en la construcción de una bien unida y eficiente máquina que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. Sus preparaciones se ocultan, no se publican. Sus fallos se entierran, no son titulares. Sus disidentes son silenciados, no alabados. No se cuestionan sus gastos, ningún secreto es revelado. Esto es por lo que el legislador ateniense Solón decretó como crimen, que cualquier ciudadano no se encogiese ante la controversia. Les pido a ustedes su ayuda en la gran tarea de informar y alertar a la gente de América, con la confianza de que con su ayuda, el hombre puede ser lo que nació para ser: Libre e Independiente.” (John Fitzgerald Kennedy)

Creo que Europa ha fracasado como intento de la dignificación del ser humano y de su exportación al resto del planeta. Desgraciadamente creo que la partida la tienen ganada. Tendría que aparecer el bueno de la película, al final, y salvarnos a todos. Pero esto sólo ocurre en el cine.

A todos los de las sociedades secretas, llámense como se llamen, les diría que van a ser muy tristes y desgraciados a pesar de sus enormes riquezas. Porque al final lo que ganen será la NADA. No serán muy distintos de aquellos faraones enterrados en sus pirámides con todas sus riquezas. La barca no puede con tanto peso.

Decía Bernard Shaw: “En un mundo feo y desdichado el hombre rico no puede comprar nada más que fealdad y desdicha”. Sirvan estas acertadas palabras para indicarles a los ricos de este mundo con lo que se van a encontrar. En su avaricia y codicia, en su afán de poder impuesto, sólo encontraran el caos.

Nos han dicho, en todas las culturas, que todo ser humano tiene una parte divina, ¡menos mal! Porque si sólo tuviéramos la maligna esto sería el infierno. Quizás esa parte divina se subleve y, como otras veces en la historia, venza a estos oscuros, refinados y malignos engendros. Así sea.

Hace 70 años alguien, en los prolegómenos de la II Guerra Mundial, lo dijo claro y fuerte:

“Lo siento, pero yo no quiero ser emperador, ese no es mi oficio. No quiero gobernar ni conquistar a nadie, sino ayudar a todos si fuera posible, judíos y gentiles, blancos o negros. Tenemos que ayudarnos unos a otros. Los seres humanos somos así, queremos hacer felices a los demás, no hacerlos desgraciados, no queremos odiar ni despreciar a nadie. En este mundo hay sitio para todos. La buena tierra es rica y puede alimentar a todos los seres. El camino de la vida puede ser libre y hermoso pero lo hemos perdido. La codicia ha envenenado a las almas, ha levantado barreras de odio, nos ha empujado hacia la miseria y las matanzas. Hemos progresado muy deprisa pero nos hemos encarcelado a nosotros. El maquinismo que crea abundancia nos deja en la necesidad, nuestro conocimiento nos ha hecho cínicos, nuestra inteligencia, duros y secos. Pensamos demasiado y sentimos muy poco. Más que máquinas necesitamos humanidad. Más que inteligencia tener bondad y dulzura, sin estas cualidades la vida será violenta, se perderá todo. Los aviones y la radio nos hacen sentirnos más cercanos. La verdadera naturaleza de estos inventos exige bondad humana, exige la hermandad universal que nos una a todos nosotros. Ahora mismo mi voz llega a millones de seres en todo el mundo. A millones de hombres desesperados, mujeres y niños víctimas de un sistema que hace torturar a los hombres y encarcelar a gentes inocentes. A los que puedan oírme les digo: No desesperéis, la desdicha que padecemos no es más que la pasajera codicia y la amargura de hombres que temen seguir el camino del progreso humano. El odio de los hombres pasará y caerán los dictadores y el poder que le quitaron al pueblo se le reintegrará al pueblo y así mientras el hombre exista, la libertad no perecerá. ¡Soldados!, no os rindáis a esos hombres que, en realidad, os desprecian, os esclavizan, reglamentan vuestras vidas y os dicen lo que tenéis que hacer, qué pensar y qué sentir. Os barren el cerebro, os ceban, os tratan como ganado y como a carne de cañón. No os entreguéis a estos individuos inhumanos, hombres máquinas con cerebros y corazones de máquinas. Vosotros no sois máquinas, no sois ganado, sois hombres. Lleváis el amor de la humanidad en vuestros corazones, no el odio, sólo los que no aman, odian. Los que no aman y los inhumanos. ¡Soldados!, no luchéis por la esclavitud sino por la libertad. En el capítulo XVII de S. Juan se lee: “El Reino de Dios está dentro del hombre”. No de un hombre o un grupo de hombres sino de todos los hombres, en vosotros. Vosotros, el pueblo, tenéis el poder, el poder de crear máquinas, el poder de crear felicidad, vosotros el pueblo tenéis el poder de hacer esta vida libre y hermosa, de convertirla en una maravillosa aventura. En nombre de la democracia utilicemos ese poder, actuando todos unidos, luchemos por un mundo nuevo, digno y noble que garantice a los hombres trabajo y dé a la juventud un futuro y a la vejez, seguridad. Con la promesa de esas cosas, las fieras alcanzaron el poder pero mintieron. No han cumplido sus promesas, ni nunca las cumplirán. Los dictadores son libres, sólo ellos, pero esclavizan al pueblo. Luchemos ahora para hacer nosotros realidad lo prometido, todos a luchar para la libertar al mundo, para eliminar la ambición, el odio y la intolerancia. Luchemos por el mundo de la razón. Un mundo donde la ciencia y el progreso nos conduzcan a todos a la felicidad”. (Charles Chaplin – El Gran Dictador 1940)

De momento nuestra vieja Europa es más pobre que ayer y mañana será aún más pobre. Y nadie tendrá el valor y el coraje y la legitimidad de evitarlo. Y quizás sea muy fácil cambiar el curso de la partida. Ordenen, pueden hacerlo, que, a partir de hoy, los billetes de 500 y 200 sean de color negro. Les dan 6 meses para su canje y cuando vayan a cambiarlos (en ventanilla, no por Internet), pues les preguntan de dónde y porqué los tienen. Es fácil, fácil…Ale, ale! a preparar el decreto, seguro que evitarán mucha sangre. ¿Despertaremos?

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