miércoles, 2 de febrero de 2011

¿EMPRESARIOS?

Con el inicio de la crisis (2008) la patronal exigía cambios en el mundo laboral. Con la legislación vigente, decían, no era posible la creación de empleo. Se sentaron los sindicatos con la patronal del inope Díaz Ferrán (cuando fueron a embargarle como consecuencia de su nefasta gestión al frente de sus empresas, el hombre sólo tenía 1000 euros) Por culpa de este señor y de lo que representaba, estuvieron dos años (perdidos) sin llegar a acuerdo alguno. Al fin tuvo que ser el Estado quien resolviera esta reforma. Y la reforma laboral entró en vigor mediante su publicación en el B.O.E. del 18/09/2010.

El Estado se decanta por los empresarios facilitándoles un considerable abaratamiento del despido, poder despedir por causas económicas y la posibilidad para que las empresas no apliquen determinadas cláusulas pactadas en los convenios además de mayores incentivos económicos a la hora de la contratación. Una buena tajada. Pierden los trabajadores

Termina 2010 y la tasa de paro rompe todas las gráficas. 4.700.000 de desempleados, un 20,33% de la población activa. En Murcia un escandaloso 25%. Ante estos datos y todavía no satisfechos, la patronal aconseja a sus asociados en el sentido de que “conviene la moderación salarial en la negociación colectiva para dar una oportunidad al empleo”

Estos mediocres empresarios son la hostia. Si por ellos fuera, nos contratarían por horas y a 5 ó 6 euritos. Y encima habría que darles las gracias.

Mientras, en Alemania necesitan 800.000 trabajadores cualificados. ¿Qué pasa con estos empresarios alemanes? ¿No tienen los mismos problemas que los nuestros? Además allí si pagan buenos salarios. ¿Dónde está el truco? ¿Tienen mayor responsabilidad social? ¿Son acaso, más listos e inteligentes que los nuestros? O ¿es, quizás, que tienen mayor formación de lo que es ser empresario del siglo XXI?

Ya se han ido muchos de nuestros jóvenes y más que se van a ir. Con nuestros impuestos les hemos pagado sus años de formación y dejamos que ahora se marchen porque aquí, en este santo país, no hay empresas que los acojan. ¿Qué empresarios son los nuestros? ¿A qué se dedican la mayoría de nuestros honorables empresarios? A quitar a los trabajadores sus derechos laborables y sus salarios, parece que a nada más.

Esas son sus miras. No por buscar, como los alemanes y otros, dónde y cómo crear empleo. Cómo crear las estructuras empresariales necesarias para crear competitividad. Siguen durmiendo en el siglo XIX. No son empresarios, son otra cosa. En restar al trabajador, en eso están, es su única preocupación. No en procurar su dignidad y su bienestar. ¡Que inventen ellos! El empresario español subvencionado y amparado a la teta estatal. Eso es lo que les gusta. Ir siempre cogidito de la mano a ver si pesco algo de mi buen amigo fulanito de tal.

No tenemos empresarios emprendedores o, por lo menos, los suficientes. Por eso nuestros jóvenes, los más preparados, se están yendo de nuestro país. Los ingenieros, los médicos, los arquitectos, los químicos, los profesores, los matemáticos, los biólogos, los informáticos. Todos aquellos que se han esforzado durante años en ser los mejores, se van. No tienen empresas que estén a su altura. No tienen empresas españolas que apuesten por ellos.

Si los empresarios españoles permiten esta diáspora, lo tenemos claro los que ya no tenemos más remedio que quedarnos. Porque son ustedes, los empresarios, los responsables de que eso esté sucediendo. Cambien de mentalidad ya, por favor. Hagan honor a su función en nuestra sociedad. Apuesten de verdad por ella. Dejen de pensar sólo en su inmediato beneficio y en el pelotazo. Comiencen a pensar que este país bien merece la pena. Salgan ya de tanta mediocridad y cómanse el mundo. Si otros pueden ¿por qué ustedes no? Sean valientes y rompan los cánones que los dirigen desde hace ya demasiado tiempo. Que ustedes no son el ombligo de nada, son sólo una parte más de esta sociedad, que llamamos España.

Una situación de crisis económica y de desempleo masivos que ahora aprueba que nos jubilemos más tarde y con más años de cotización. Y, después de todo, quien, en su vida laboral, consiga cumplir con todos los requisitos (sólo unos pocos), recibirá una mísera recompensa. De entrada un 25% menos.

Todas estas reformas conducen a un mayor empobrecimiento de los ciudadanos, en activo y en pasivo. En eso se basan. Así parece que conseguirán elevar nuestros índices de productividad (craso error) y también los de nuestra miseria (real acierto).

Mientras, nuestra juventud trabajando en Alemania y para los alemanes. ¡Cojonudo!

Y si fuera por la banca, nacionalícenla ya. O cuando menos constituyan una nacional. Pero no. Se opta por la privatización de las cajas. Así el 51% de nuestros ahorros se ponen al servicio de la gran banca (sin fronteras) y ésta se los llevará calentito y, sin ir más lejos, a Alemania.

A sucursal de primera regional, que así nos van a dejar…

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