lunes, 6 de junio de 2011

EN ESPAÑA NO HUBO DICTADURA

¡Y una leche!

El cinismo de los señores de la derecha no tiene límites. Quieren, a costa de la verdad, cambiar La Historia más reciente de España. Durante cuarenta años ya la cambiaron, los reyes Católicos fueron unos santos… Nos hicieron ver de la historia lo que a ellos convenía, sin el más mínimo sonrojo ante la manipulación, por otro lado tan burda, de la objetividad histórica. La Historia que nos enseñaron durante muchas, demasiadas décadas, se parecía más a un tebeo, donde los buenos siempre eran los mismos y todos llevaban una cruz en el pecho.

Recordemos que hasta 1978, en nuestro santo país, la libertad de expresión no existía y en las librerías sólo se podía comprar aquellos libros que pasaban el filtro del censor. Muchas generaciones de españoles, demasiados, aprendieron sólo la historia manipulada que, a ellos, convenía. Pero Franco no fue un dictador. Tampoco, una vez terminada la guerra que él inició por sus santos cojones, fusilaron y apresaron a miles de españoles que pensaban diferente. A mi padre, sin ir más lejos, lo encerraron más de tres años y después lo obligaron a cuatro años de servicio militar, el resto de su vida un rojo y a pan y agua. Y sólo por haberse enrolado, como era su deber, en las milicias para defender el Estado democráticamente establecido, La República. En España no había una dictadura, ni un dictador. Había miles, cientos de miles de dictadores. Cada uno en su corralito y sabedores de su impunidad. Con los ejercicios espirituales, con cantar el cara al sol, con defender los principios del movimiento y ser un cabrón, todo les era permitido. Y con la ley de vagos y maleantes todo queda atado y bien atado. Miles de dictadores impunes que cometieron miles de crímenes a la propiedad y a las personas que pensaban diferente. Todo por la gracia de dios. A la Ley de La Memoria Histórica le pusieron todos los bozales de que fueron capaces. Amenazaron incluso con la estabilidad del país, como siempre hacen cuando ven sus intereses peligrar. Luego reniegan que sean descendientes, no ya directos, que sí, sino ideólogos de aquellos miles de dictadores que durante 40 años hicieron de este país su negocio. ¿Cómo vamos a permitir que estos tiñalpas socialistas cuenten las verdades con palicos y cañicas? ¡Faltaría más!

La II República (1931) fue el intento de entrar en el siglo XX. Pero este País de borregos, ¡si!, ¡de borregos!, no estaba a la altura y era perfectamente manipulable. Y lo manipularon. ¡Ale, ale, a la guerra civil! ¡Españoles matando a españoles por la gracia de dios y de un general al mando! La España antigua (militares, curas y caciques) contra la España moderna (trabajadores, pensadores y libres)


¿Cómo, a los que entendemos como parte de la derecha, iban a permitir perder todos los privilegios que la historia les había regalado? ¿Cómo los terratenientes iban a perder sus tierras improductivas? ¿Cómo los militares iban a ser apartados de la política? ¿Cómo se iba a contar la historia de nuestro país tal y como fue en las centurias pretéritas? ¿Cómo la iglesia iba a perder sus posesiones arrebatadas al pueblo y peder su protagonismo educador de una sociedad aborregada, adormecida y clerical, que tantos siglos costó tener? ¿Cómo consentir la enseñanza libre y gratuita? ¿Cómo iban a tolerar que este país despertara de tan largo y plácido letargo? ¿Cómo permitir que los negocios estuvieran sujetos a la luz de la crítica y de la denuncia? ¿Cómo acabar con las clases sociales si ellos perdían el derecho de pernada? ¿Cómo tolerar que la educación fuera libre y para todos? ¿Cómo aceptar a los demás como iguales? ¿Por qué entrar en la modernidad si tan bien nos va?, si, tras asistir a nuestra misa dominical, damos limosna a los pobres y menesterosos que aguardan pacientes. ¿Qué más queréis?   

Esta es la derecha decimonónica que tenemos en este país. Porque hoy, son los mismos de siempre. Ahí tenemos a la patronal, retrasando sus negociaciones con los sindicatos, hasta que las elecciones arrojan el triunfo de sus correligionarios. Entonces las rompen y apuntan, con todo el descaro, que habría que esperar a las nacionales para la segunda reforma laboral que tanto ansían. Que no debiera el gobierno socialista aprobar ninguna ley que condicionara al futuro gobierno que ellos dan por descontado que será del PP. Kafkianos. Exigieron al gobierno una reforma laboral (septiembre 2010) con la excusa de que era del todo necesaria para la creación de empleo. Mintieron. Su objetivo no era otro que el despedir a más trabajadores con menores indemnizaciones o, incluso, con ninguna. Ahí están los datos. Se quejan de que 1.200.000 trabajadores no asisten diariamente a sus puestos de trabajo. ¡No tenía que ir ninguno! ¡Con los salarios de mierda que pagan! O ¿es que piensan nuestros empresarios que con los salarios que pagan se puede vivir? O ¿es que piensan que somos tontos? ¡Mileuristas! Y eso el que llega. Mil euros se los gastan ellos en aperitivos en la barra de cualquier bar. ¡No tienen vergüenza! Nunca la tuvieron. Aplican la ley del embudo, lo ancho para ellos y lo estrecho para el que hace que ellos ganen el dinero. No quieren convenios colectivos. Quieren negociaciones individuales. “Pase, pase y ya sabe, cuánto más me haga la pelota, mejor le irá”. No quieren trabajadores, quieren esclavos sojuzgados, les sale más barato y ellos ganan más. Los del 15M se quedan cortos. En este país haría falta un gran acuerdo, no de huelga general, sino de brazos caídos. Todos los trabajadores en sus puestos de trabajo y con los brazos cruzados. Día sí y día también. Exigiendo los salarios dignos que nos merecemos y que nos permitan vivir si tener que financiarnos con las dichosas tarjetas de crédito. Se hacen continuos estudios de viabilidad de las empresas. ¿Se hacen sobre la viabilidad de los trabajadores con los salarios que se les paga? No. Estos de la derecha enseguida sacan la espada de Damocles, chantajean con el paro que ellos crean. Y nos inyectan el miedo. ¡Vaya sociedad de mierda la que ellos quieren! Formamos a nuestros jóvenes en nuestras universidades y los dejamos que se vayan a trabajar fuera. No hay empresas españoles que los ocupen. Estos son los empresarios que tenemos, de chichinabo. Les es más fácil emplear a los menos preparados, se les saca bastante más, son más productivos.


El máximo exponente de esta derecha caciquil se pone a decir que tendremos el “estado del bienestar que podamos” Pero ¡qué sinvergüenzas son! Su próximo objetivo, ponernos una pajarita al cuello y de camareros. ¡Serviles! Quieren la sociedad servil de siempre para este país. Ahí tienen las comunidades que han gobernado con todas las competencias transferidas, en la mayor de las ruinas y con el mayor número de casos de corrupción y clientelismo. Esperen a que empiecen a gobernar en las nuevas que han ganado. A este país lo llevan a la ruina más absoluta. Eso les va bien a sus intereses caciquíles. Perderemos el estado del bienestar conseguido y lo cambiaremos por el estado de la limosna que nos quieran dar. ¿No nos damos cuenta? ¿Tan ciegos estamos?

Cuando en una sociedad en la que un sector importante, la derecha, no evoluciona, creo que habría, sencillamente, que obligarle a ello, con actuaciones claras y decididas. Empresas que, con miles de millones de beneficios, quieren despedir a miles de trabajadores incluso pagando los costes, pues no. “Ustedes no van a despedir a nadie, al contrario van ustedes a crear empleo. De entrada los mismos que querían despedir y, por solidaridad con el país, van a crear el doble de aquellos. Ustedes, empresas que se deslocalizaron buscando mayores beneficios, no podrán vender sus productos en nuestro país, ni de forma directa ni indirecta, hasta que no vuelvan a crear, aquí, aquellos puestos de trabajo que destruyeron. Y aquellas empresas (1.700.000) que no tienen empleado alguno se verán obligados a la contratación de, al menos, un trabajador (1.700.000 de trabajadores desempleados menos). De no hacerlo sencillamente desaparecerán de los registros. Y aquellas empresas importadoras que traigan productos que no son necesarios en nuestro país, porque ya los producimos, dejaran de hacerlo. ¿A qué responde traer patatas francesas (que en realidad son de Marruecos) si las tenemos mejores y más baratas? Al negocio por el negocio que unos hacen y nosotros pagamos”

El problema principal son los votos. Si la gente no va a votar y los que van les votan en mayoría, tenemos la paradoja. La paradoja de que el ciudadano no se entera. El ciudadano se deja manipular con todas las falsedades posibles, de las que ellos son verdaderos especialistas, y lanzadas al vuelo por todos los medios informativos que controlan. Si fueron capaces de controlar las verdades históricas durante más de 40 años, ¿de qué no serán capaces? Han conseguido que los trabajadores les voten. ¿Se puede pedir más? ¡País de borregos!

¡Trabajadores y personas del pueblo sencillo espabilen! ¡La derecha de este país nunca permitirá la redistribución de la riqueza que, como Nación, producimos entre todos, entre todos!

Y recuerde Franco no fue un dictador, fue un asesino. Esa es la única verdad y La Historia real, la verdadera, está ahí para ser estudiada. No dejen que les cuenten milongas. ¡El trabajador siempre ha de ser de izquierdas! Un trabajador de derechas es más un esquirol, aquí y en la Conchichina. Y máximo cuando la derecha es decimonónica como la nuestra y por la gracia de dios.

Para las próximas elecciones generales tienen tiempo. ¡Espabilen!



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