martes, 26 de julio de 2011

DEPREDADORES y PRESAS

En todos los órdenes de la naturaleza existe el DEPREDADOR. Donde más se visualiza es en el reino animal. Todas las especies poseen su DEPREDADOR, que nunca forma parte de la misma. Es otra la especie encargada de mantener el equilibrio ecológico y, a su vez, las especies presa, son también las encargadas de mantener dentro del orden a los DEPREDADORES. Si el número de presas disminuye, también lo hacen sus depredadores, hay una relación de fuerzas y el sistema se sostiene.

En nuestra especie humana es bien distinto. No necesitamos a DEPREDADORES de otra especie, los tenemos dentro. Nuestra supremacía (que nos viene de nuestra socialización, no de la privatización –no se olvide-) en el orden natural nos eximía de la figura del DEPREDADOR. ¿Qué ser superior hubiéramos sido de tener otra especie capaz de acabar con nosotros? Hubiera sido una chapuza de El Creador. Así, el hecho diferenciador con el resto de las especies, radica en nuestra capacidad de la inteligencia, del raciocinio y de algún atisbo espiritual (supuesto por aquello de la divinidad de nuestro creador) En esa supremacía se incluía todo el conocimiento y saber para que nuestra proliferación no supusiera la extinción de otras especies, ni tan siquiera de los abundantes recursos con los que fuimos agraciados. Como seres superiores no nos sería difícil mantener el equilibrio. Pero la realidad (miles de especies desaparecen todos los días y recursos agotados) demuestra que nuestra supremacía está basada en la DEPREDACIÓN, aunque suponga nuestra propia aniquilación. 

Creo, firmemente, que ésta DEPREDACIÓN no forma parte de nuestra naturaleza, por lo menos en la inmensa mayoría. Sólo son unos pocos los que nos enseñan, alientan y obligan a DEPREDAR. Su poder depende de ello, nos inyectan dosis del miedo que nos acobarda y convierte en presas de fácil caza. Han organizado este mundo bajo esas premisas. Estos DEPREDADORES por naturaleza, y para desgracia nuestra, no desaparecieron con el diluvio. Rousseau decía que el hombre es bueno por naturaleza. Son los condicionantes externos, con los que nos encuadran los DEPREDADORES, los que nos hacen desviarnos. Si alguna vez consiguiéramos desenmascararles y ponerles frente a un TRIBUNAL POPULAR, este mundo sería bien distinto. Ese tribunal popular no se perdería en disquisiciones, ni en los matices que siempre les salvan. Serían implacables, como en la revolución francesa. Sería una desgracia o no, tener que recurrir al pasado para arreglar y recomponer el futuro, pero no parece que estén dispuestos a cambiar, al fin y al cabo son DEPREDADORES. Y no olvidemos que los tribunales actuales están a su servicio, al servicio del DEPREDADOR.  

La inmensa mayoría de la especie, los que somos presas (99%), nunca hemos tomado CONSCIENCIA de lo que realmente somos o, cuando menos, de cuáles son nuestras potencialidades y fuerzas. Es entonces cuando, en el transcurso de los tiempos, hemos permitido el descontrolado crecimiento de los DEPREDADORES en nuestras sociedades. El equilibrio del ecosistema ha sido roto. Los depredadores, sin ser más (1%), son más ávidos y más poderosos que nunca. Los tres famosos poderes, legislativo, judicial y ejecutivo de estas falsas democracias, también están bajo su control.

Estos DEPREDADORES con sus obsolescencias programadas, con sus intocables sistemas financieros y económicos y con el sistema político que les defiende y les alienta, son hoy, los amos del mundo. Son los DEPREDADORES desde la legalidad,  “su legalidad”, que no la nuestra.

Existe un conocimiento que es accesible y común para las mayorías (exotérico) y hay un conocimiento reservado sólo a unos pocos (esotérico). Nos mantienen, adrede, en el primero. El esotérico es lo que a ellos les hace tan poderosos. Aunque estoy convencido que el exotérico es el que nos ha conducido al desastre de mundo que hoy tenemos. O, cuando menos, el uso que de ambos han hecho estos DEPREDADORES.

Mientras, aquí estamos los que sólo somos sus PRESAS. Los hombres y mujeres del tercer mundo, donde su depredación es más cruenta. Los del segundo mundo, donde su “emergencia” es del todo selectiva y los del primer mundo, donde asistimos a sus últimas dentelladas, preludio del desastre al que nos están conduciendo con nuestra complicidad. Hace no muchos años, a estos DEPREDADORES, se les quedó pequeña la zona de caza y globalizaron su coto. Lo hicieron sin el orden ni la planificación necesarios. Su único interés: presas frescas y lozanas. Buscando la mano de obra barata y no tener que perder el tiempo con la salvaguardia de los ecosistemas. ¿Qué tipo sería el DEPREDADOR que observa el cuidado medioambiental y social? El buen DEPREDADOR busca su presa y una vez servido nada quiere saber de ecologías ni de bienestares sociales. Él está por encima, es un DEPREDADOR. Huye de las reglas que intenten amordazarlo. Siempre sale victorioso.

El miedo a ser presa directa del DEPREDADOR nos coarta, nos impide actuación alguna. Vagos intentos, sólo eso, que siempre acaban sucumbiendo al miedo. Por no tener CONCIENCIA. Todos somos conscientes de esta relación parasitaria donde siempre gana el mismo, sin que consigamos adquirir la CONCIENCIA que nos haga dignos de nuestro futuro y el de nuestros hijos. Siempre hay alguno dispuesto a dar el tiro. Las presas sin CONCIENCIA, siempre seremos presas.

Sólo me queda o nos queda que, siendo conscientes, elevemos a los cielos una plegaria (por si hay alguien que la escucha y quiere echarnos una mano en la recomposición de este mundo depredado)…Si todos los seres humanos presa de este mundo uniéramos en nuestro pensamiento una sola idea y ésta la repitiéramos varias veces al día, las resonancias pasarían a ser energía que sería LA LUZ que este mundo necesita. Libertad, Igualdad, Fraternidad y respeto a la Naturaleza. No haría falta más. En esas palabras, creo, se encuentra nuestra verdadera supremacía, la que nos diferencia del resto de animales. Y no nos olvidemos de los TRIBUNALES POPULARES, de esos que saben distinguir fácil y rápidamente quién la ha hecho y cuál ha de ser su castigo.

La paciencia se nos está acabando, la indignación es ya insoportable y nos llegan, desde los cuatro puntos cardinales, las risas agudas de tanto DEPREDADOR suelto e inmune, que no paran de descojonarse a nuestra costa…  

…Después de todo, estas leyes que nos rigen las hicieron ellos. Sería bueno esto de los TRIBUNALES POPULARES que, con la autoridad de las gentes sencillas, pondrían las cosas en su sitio. La crisis económica, financiera y social se acababa en tres meses. Sólo se trata de recobrar el sentido común que se perdió en tanto tomo de estantería.

¡Acabemos con tanto DEPREDADOR o ellos acabarán con nosotros! Se trata de nuestra propia defensa, de nuestro equilibrio con la Naturaleza que nos da la vida. No es de dinero.

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