sábado, 17 de septiembre de 2011

ES POSIBLE

Que las fuerzas del mal, que llevan gobernando siglos y siglos, sean derrotadas. Primero se hace necesario ser conscientes de quiénes son los malos, los que nos dirigen con las leyes y el dinero que les respaldan. Segundo des-enmascararlos: Banqueros, políticos sin escrúpulos, sacerdotes de cualquier credo y los terroristas a su servicio. Quizás sea necesario hacerlo desde dentro y también desde fuera. ¿Cuál ha de ser la meta?: Vivir en paz y con la dignidad que nuestra naturaleza nos da.

El mundo se está enfrentando a esto, no a otra cosa. Y antes de que volvamos a destruirnos (siempre morimos los mismos), ha de hacerse una afirmación: ES POSIBLE.

Aunque no seamos conscientes de ello, hay fuerzas del bien que están trabajando a favor. Aquí y allá arriba. Nos encontramos en los tiempos de la renovación: O somos capaces de reinventarnos o perecemos. El Cosmos no es algo estático y todos somos Cosmos.

Los acontecimientos se están acelerando y debemos de ser conscientes y vigilantes. Podemos recibir ayuda, de hecho la estamos recibiendo, pero somos nosotros los que hemos de dar los pasos. Hemos de plantarle cara al mal y a sus secuaces.

Desde las posiciones más bajas hasta las más altas. Hemos de ser exigentes e inflexibles. Hemos de considerarnos como uno en todos, porque todos somos uno.

Empecemos: el primero a batir es la banca. La banca es quien ha creado la miseria en la que vivimos. Su afán por el lucro, la codicia y la avaricia nos ha conducido a la situación en la que vivimos. ¿Por qué no acabamos con ella?

La Banca se hizo la gran intermediaria necesaria de nuestros propios dineros y riquezas, desplazando a los Estados a meros recaudadores y grandes endeudados. Y se hizo monopolio. Todos les pagamos por nuestro dinero y les pagamos lo que ellos quieran.

Veamos: El Banco Central Europeo saca a subasta nuestro dinero al 1,5% de interés y lo compra la banca que lo vende, a su vez, a las administraciones al 4 ó 5% o incluso más. Administraciones, Estados que no pueden hacer frente al pago de los intereses que aquellos crearon para nuestra esclavitud. Nos delimitan los salarios y lo que nos falta nos lo financian con sus préstamos y tarjetas a intereses leoninos. Además han comprado a las grandes corporaciones mundiales y nacionales, condicionándoles sus intereses, márgenes y campos de actuación. Se han hecho con el control de los partidos políticos, modificando sus ideologías, y por ende con el control de los propios Estados y Democracias. Todos estamos sojuzgados a sus intereses y objetivos. Y éstos no son otros que destrozarnos y hacer de la vida el verdadero vía crucis que hoy es. Es la banca un instrumento del mal. El mayor y mejor instrumento para ejercitar la maldad y mantenernos esclavizados a sus codicias.

Porque somos todos nosotros los que, a través de nuestro trabajo, creamos la riqueza, no ellos. Ellos se la apropian y nos despojan de la misma. Han creado instrumentos tan complejos que, incluso a ellos mismos, se les escapan de su control, aunque no soporten sus consecuencias, que ya estamos nosotros para pagarlas.

Es necesario cambiar esta banca, es del todo necesario si queremos seguir vivos. Es el primer paso. Y, de acuerdo a las responsabilidades de cada uno, hay que actuar. Otro mundo es posible. 

Nuestros máximos políticos lo han de tener claro y ser valientes. Y modificar el sistema financiero si no queremos sangre en las calles. Son ellos los que tienen depositada nuestra fuerza. ¡Háganlo y pronto! Que queda poco tiempo.

Nacionalícenla. Pónganla bajo sus mandatos, que estos si son los nuestros. Y límpienla de tanto demonio. Otra vida sin ellos es mejor y es posible.

Sepan ustedes que su trabajo no es otro que el servir a los intereses de sus ciudadanos, ni siquiera al suyo. Eso no es ser político es otra cosa, como convertirse en mercenario, traidor y mentiroso. Sean dignos por sus obras y no por sus apariencias. Cumplan con su trabajo y devuelvan el poder a quién se lo dio. Y denuncien aquello que no se ajuste al interés y al bienestar del ciudadano. Tengan valentía y denuncien. No se dejen encorsetar por otros intereses y objetivos. Todos se lo agradeceremos y les daremos nuestro apoyo.

Para cualquier guerra es necesaria la identificación del enemigo. Hoy, y como nunca antes, el enemigo es la banca. No somos nosotros, los peones de esta guerra, a los que hay que combatir y aniquilar. El enemigo es la banca y su cohorte de secuaces. A ellos son los que hay que derrotar y aniquilar.

Si los generales y estrategas de esta guerra parecen negar la evidencia y vuelcan sus esfuerzos en desmantelar a los pueblos y a sus ciudadanos, ¡Se hace entonces necesaria LA REBELIÓN!

¡A REBELARSE, pues!

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