jueves, 22 de septiembre de 2011

POR SI LAS MOSCAS

Nada más lejos de mi intención que provocar desesperanza en usted, mi querido y paciente lector. Sólo intento resumir cuál es el punto en el que nos encontramos como raza, como SERES HUMANOS. Y la crudeza que pueda extraerse de ello, no me la invento yo. Y si la realidad es la que es, parte de culpa tenemos todos, porque todos hemos colaborado en ella. Con los silencios y las oscuridades de la Historia.

La economía, erigida como la dueña y suprema de todas las voluntades, se haya en un verdadero caos que no encuentra la forma en la que estallar. Y cuando estalle no hay plan B. La política se ha convertido en una mera ilusión, incapaz de resolver el desaguisado efectuado sólo por unos pocos. Millones de personas han tenido, en cientos de miles de estructuras sufragadas con nuestro dinero, la responsabilidad de la buena gobernanza. Han sido incapaces. De ahí que la paz social esté dejando de existir. Cada vez son más los países que se suman a las manifestaciones en las calles y plazas, cada vez son más los ciudadanos que protestan por su precaria situación social, económica, laboral y de supervivencia. Cada vez se elevan más las voces contrarias a la entrega, sin control ni medida, de nuestros dineros al sistema financiero y bancario de este mundo que, por más que se empeñen, no es suyo. Con sus mercadeos y estafas no sólo nos han quitado nuestra dignidad de humanos, también nuestra moralidad y ética. Hoy, somos más autómatas que personas. Nuestro raciocinio perdido en lo más insustancial y primario.

El hambre, la subida de los precios, el desempleo, la pérdida (donde los hubieran) de los servicios estatales, las amenazas de conflictos bélicos a gran escala por cuestiones energéticas y estratégicas: Chipre (Turcos, Griegos, Judíos-Palestinos, Americanos…, Iraníes, Rusos, Pakistaníes, Saudíes, Chinos, Ingleses, Alemanes, Franceses, Egipcios, Libios, Sirios, Iraquíes); la pérdida de libertades y derechos (donde los hubieran) nos está introduciendo en un redil de silencios cómplices que no queremos. Hemos de elevar, aún más, nuestras voces. ¡No queremos guerras, no queremos ni hambres ni miserias! Sólo queremos vivir en paz ¡déjennos!

Organizaciones secretas y oscuras que gobiernan al mundo bajo las sutilezas del poder en la sombra. Ha de acabarse con tanta mentira. El sentir colectivo de nuestra raza clama, en todos los rincones de este mundo, por la paz, por el sentido común y por la igualdad y libertad. ¡Nadie nos oye! A nadie, con las responsabilidades de sus cargos, le interesa este clamor. Ninguno de ellos, máximos dirigentes políticos, tiene la solución o no quieren verla. Siguen presionando con su bota nuestras cabezas y estamos hartos…

Pocos son los que ejercen su poder sobre todos nosotros y, a pesar de nuestras quejas, se mantienen firmes en su desgobierno. ¿A quién o a quiénes sirven? No queremos armas ni ejércitos, ¡destrúyanlos! Sólo queremos la fuerza de las palabras y de éstas, la olvidada del AMOR.

Un mundo este, que para los próximos días (25, 26 y 27 del presente –nueva alineación de Elenin-) y meses, habrá de enfrentarse, según apuntan algunas fuentes, a las mayores calamidades jamás vistas. Éstas no tendrán que ver con nuestras miserias de poder y riqueza, serán naturales y provocadas por astros más allá de nuestra atmosfera. ¡Encima! Dicen, los que saben de estas cosas, astrónomos y astrólogos que, en periodos de miles de años, se produce un barrido (limpieza de tanta basura) en nuestro planeta. La Naturaleza (que no es privativa de este planeta) demuestra su sabiduría y, por encima de ella, no hay especie que pueda, y menos cuando ésta es atacada y destrozada por aquella. Estén atentos hasta fin de año y si está en sus manos pongan los medios, que la pintan parda.

Algunos ya lo han hecho, como Obama y demás dirigentes políticos americanos y europeos, no tienen prevista ninguna agenda para estas jornadas. Muchos parlamentos han suspendido las sesiones para esos días, ¡Por si las moscas! Obama, según se dice, se va a Denver. Se cree que bajo su segundo aeropuerto hay un refugio a la americana, grande, grande. Es, cuando menos, un aeropuerto algo raro. Pinturas y esculturas, anagramas masónicos lo decoran.

Viene todo esto a raíz de lo que se cuenta sobre Elenin y lo que hay tras de él. Desconozco si es verdad, si se producirán los cataclismos anunciados, si todo esto responde a estrategias de control de las masas o a inocular los miedos necesarios para el total dominio del personal o, simplemente, que nos toca. En horas sabremos.

Lo que sí me queda claro es que existe tal cantidad de comunicaciones que, de una forma u otra, propugnan o anuncian destrucción: Que si la invasión de los extrarrestres; que si la tercera guerra mundial; que si el aumento de terremotos, tifones, huracanes e inundaciones; que si los volcanes; que si los polos magnéticos se van a revertir; que si las tormentas solares; que si las sequías y la manipulación de nuestra atmósfera; que si los nuevos virus y un largo etc.

Parece que todo apunta a un fin de etapa, a un fin de civilización. Es como si ya no hubiera remedio. Tal mundo hemos hecho. Mil millones de seres que se mueren de hambre y Dos mil quinientos de los mismos seres con dos euros al día. Mientras 70 millones encienden sus puros con los billetes que les sobran.

En nuestro mundo conocido, la máxima, no deja de ser que todo nace, crece y muere o transforma. La cuestión es si después quedará algo y alguien para seguir. Y si hay posibilidad de seguir con la vida, ¿seguirán, los que sobrevivan, con las mismas cantinelas que hasta ahora han sido? O ¿serán conscientes de que otro mundo diferente de los pasados y del presente es posible ser vivido?

Animo, a aquellos que tengan la fortuna del renacimiento, a que se esfuercen en no repetir nuestros errores. A que, si tienen por delante una nueva esperanza, no la traicionen. Y si hay nuevo amanecer, estoy seguro, no inventen el dinero, ¡porfa!

¡Cuídese! Que, mientras yo pueda, seguiré entre las letras… ¡por si las moscas!

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