jueves, 8 de diciembre de 2011

DOGMATISMOS Y LA LÍNEA ROJA

Recordemos qué es DOGMA.- Proposición que se asienta como firme y cierta y como principio innegable de una creencia // Doctrina de Dios revelada por Jesucristo a los hombres y testificada por la Iglesia (como si Dios necesitara de que alguien le testifique) // Fundamento o puntos capitales de todo sistema, ciencia, doctrina o religión.

A principios de este siglo XXI seguimos moviéndonos gracias a los dogmas. Los dogmas nos rodean por todas partes. Nuestra formación académica sigue a pies juntillas con los dogmas de hace siglos. El profesor que enseña a unos lo que otros le han puesto en el libro de turno y de donde nadie ha de salir. Nuestra formación social sigue condicionada con un entorno heredado, donde hasta la forma en que nos vestimos y peinamos, están sujetas a unos dogmas establecidos de antemano por otros. Nos levantamos a las mismas horas y repetimos todo de igual forma y manera. Hasta nuestro pensamiento ha sido dogmatizado. Desde nuestro nacimiento nos inoculan toda una serie de dogmas que cuando alcanzamos cierta madurez, y el tiempo libre nos lo permite, algunos ponemos incógnitas. No teníamos ni el tiempo ni las herramientas. Siempre nos han tenido corriendo y corriendo hacia ningún lugar, sólo para conseguir un trozo de pan que llevarnos a casa. Al final sólo era eso, porque ellos se llevaban lo más magro a través de tanto producto económico financiero inútil y falso. Nos han estado estafando y robando y la Ley les ampara.

Ocurre que, a pesar de todos esos dogmas, hoy son más los que ponemos incógnitas. Lo bueno es que cada vez son más jóvenes. Acontece que muchos de esos dogmas, por no decir todos, están siendo derribados lentamente. Hoy, ya no es la luz la que viaja más rápido, son los neutrinos, y mañana podría ser cualquier otra cosa que aún no es conocida. Ya tenemos constancia empírica de la existencia de planetas similares al nuestro y, por ende, acogedores de vida. La siempre dogmática Iglesia Católica reconoce la posibilidad de vida extraterrestre. Hoy los pueblos del mundo se levantan contra la injusticia y contra la inequidad y contra la pérdida de su dignidad. Hoy, el dogmático capitalismo está demostrando su máxima capacidad para hacer el mal a millones y millones de seres humanos. Ya no se esconden, ninguna cortina les oculta. Y cuando la oscuridad se hace luz, todos ven. Hemos empezado a ver lo que nos ocultaban, ya no podemos quedarnos inmersos en la pérfida ignorancia. Hemos de elevar nuestra queja, nuestro grito de ¡Basta ya!

Sabemos que las guerras suceden por intereses económicos de unos pocos a los que nada importa el coste de las vidas humanas, sólo su dinero. Antes, y aún hoy, lo fueron por dogmas religiosos que hemos confirmando que eran y son falsos.

La economía es la ciencia que administra los recursos escasos que nos regala la Naturaleza para transformarlos y obtener bienes y servicios que sean útiles para las personas y cubrir así las necesidades humanas. Esta es, a mi entender, una buena definición de lo que es la economía, de lo que tendría que haber sido siempre la economía.

Sin embargo, la economía actual no responde a esa definición. La economía hace ya tiempo que se convirtió en otra cosa: En un complejo mundo de productos especulativos legalizados por los colaboradores necesarios (políticos y economistas), con la única intención de obtener, sólo unos pocos “avispados”, la mayor cantidad posible de dinero para su particular y privativo uso y disfrute. Nos roban y consentimos bajo el hacha levantada del miedo y del chantaje.

Ya la economía no es un instrumento para el avance y desarrollo de todos los habitantes de este planeta, tampoco de sostenibilidad con la Naturaleza, es sólo para cuatro.  Llevamos más de tres años con la última y más grande explosión de esa economía especulativa, siendo los EE.UU., de América el centro de la detonación y Europa la receptora de todas las ondas expansivas. Y el dogma bancario-financiero ni tocarse. Y pasarán tres años más y la pobreza y la miseria se apoderaran de todos los europeos. Y el dogma bancario-financiero seguirá sin tocarse. Y, quizás entonces, sea Europa el detonante y la onda expansiva alcance al mundo entero. Y siempre que el dogma siga vivo, porque cabría la esperanza de que el dogma bancario-financiero acabara enterrado para siempre, y entrara en este mundo el aire fresco y limpio que tanto necesitamos. Pero no se entierra solo. Hemos de enterrarlo entre todos y ahí, en su entierro, es donde hemos de estar todos presentes y sin velatorio. Porque, o acabamos con él o él acabará con nosotros.

Hay también un conocimiento intuitivo que al mismo tiempo me deprime y alienta. Que asistiremos de inmediato al derrumbamiento de tanta farsa tras tanto siglo perdido. Que podemos ser los protagonistas de nuestra propia historia o los meros espectadores de la que nos quieran hacer.

Ese conocimiento intuitivo me dice que hay una línea roja, un orden superior que no es posible traspasar y que cuando se alcanza ese borde (estamos muy cerca) todo se resetea, que viene el Vigilante y le da al botón.
Y a cada cual lo suyo, que así está escrito en el manual de instrucciones que a todos nos dieron. 


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