sábado, 26 de noviembre de 2011

UNA PERORATA POR NECESIDAD

A lo largo de la Historia han sido varios los intentos para unificar Europa: Los romanos, los bizantinos y musulmanes, el imperio carolingio, el sacro imperio romano germánico, Carlos V, Napoleón, los austrohúngaros, Hitler. Todos ellos a través de la fuerza de las armas y de una religión.

Con el mayor desastre a todos los niveles, la II Guerra Mundial hizo que la diplomacia se impusiera y nació la CECA (Comunidad Europea del Carbón y del Acero, 1951) Ésta se extinguió en 1992 integrando sus funciones y competencias en La Unión Europea, mediante el Tratado de Maastricht.

Junto a la unión mercantil, a la eliminación de fronteras entre los países miembros y la asunción de leyes comunes, los gobiernos socialdemócratas construyeron una Europa del Bienestar; donde los ciudadanos europeos adquirían un mayor rango en sus derechos y libertades. Con la entrada del euro, la mayoría de los gobiernos pertenecían a la derecha o al nuevo y más moderno término de neoliberales. Estos últimos son los que han traído a Europa la crisis que padecemos todos y que está suponiendo el desastre de la misma.

En 1979, la dama de hierro (Margaret Thatcher) comienza sus gobiernos hasta 1990. Su ideario no fue otro que la desregulación del sistema financiero, la flexibilización del mercado laboral, la privatización y/o cierre de empresas públicas y la retirada de subsidios. Políticas estas, seguidas por todos los neoliberales europeos que consiguieron alcanzar casi todos los gobiernos del viejo continente. Se conseguía una falsa riqueza, el pan para hoy y el hambre para el mañana, de la que son verdaderos especialistas.

Avanzada la década de los 80, la Europa económica hacía una sombra gigante a EE.UU., y éstos tenían que cortocircuitar tal osadía. Llega la noche del 10 de noviembre de 1989 y, sin que nadie en Europa supiera lo más mínimo, aparece alguien con un marro de los gordos y comienza a derribar el muro de Berlín. “Ahí tenéis, todo el Este para vosotros, Europeos del boom económico. Y, por si pudiera parecer poco, en 1991 comienza la guerra Yugoslava. De nuevo un conflicto bélico en territorio europeo. Y con intereses claros de Alemania, del Vaticano y de los propios norteamericanos que en la sombra manejaban los hilos, sobre todo de la OTAN.

Miles de muertos, de expatriados y millones y millones de euros destinados a destruir y a reconstruir. Europa se frena.

La Europa unida en una sola moneda, el euro, nace en 1999.  A unos países beneficia y a otros los perjudica. En España sufrimos, con su implantación, un sobre coste del 66%. Aunque pienso que el problema real se encuentra en la falta de regulación. Una Europa unida en lo económico y sin regulación, es una Europa a merced de los mercaderes. Y hoy, tras la crisis iniciada en 2008, lo estamos sufriendo en nuestras carnes. El inicio de la década del 2000 supone la recuperación económica de Europa, gracias, en gran parte, a la ingente cantidad de dinero en negro que afloraba gracias a la implantación del euro. El pan para hoy y el hambre para el mañana.

Mientras, en los EE.UU., nos han preparando unas cajitas con regalo incluido. Las hipotecas Subpraim. Y en Europa las compraron todas. 2008, los americanos sacrifican a Leman Brothers y tenemos servida la fiesta en Europa.

Los políticos europeos, todos de la derecha neoliberal, deciden que hay que pagar a los bancos su mala cabeza y se les rescata con cientos, miles, con cientos de miles de millones de euros. Y resuelto el problema generado por los bancos, aparece el problema de los Estados: Todos han caído en la red de la deuda bancaria. Y comienza la danza macabra. Irlanda, Grecia, Portugal, Italia, España, Francia y ahora Alemania. Todos van cayendo bajo la tiranía bancaria. Los neoliberales erre con erre, que hay que pagar, que hay que ahorrar, que hay que no gastar. Al mismo tiempo, esos mercados sin regular cuentan con todos los instrumentos para seguir hundiendo Europa. Nadie les regula. ¿Cómo los neoliberales, defensores a ultranza del libre mercado y del capitalismo más salvaje, van a siquiera proponer la regulación que ellos mismos quitaron desde el Reagan y la Thatcher? Además de permitir la deslocalización de las empresas hacia otros países donde les sale más barato su producción, sin beneficio alguno para Europa, más bien todo lo contrario.  Pero hay que pagar y lógicamente pagamos siempre los mismos, los ciudadanos de a pie. Perdiendo millones de empleos, perdiendo las propiedades que nos indujeron a comprar. Arruinados para el resto de nuestras vidas.

La solución al problema europeo no pasa por lo que se está haciendo. Esta fácil solución nos conduce al mayor de los desastres. Ya hemos visto que la unión europea no pudo ser jamás a través de las armas y de la imposición de una religión, tampoco, lo estamos viendo ahora, a través de un mercado económico. En los dos casos se olvidan de lo verdaderamente importante: LOS CIUDADANOS.

El problema Europeo es la punta del iceberg y lo que verdaderamente se esconde es el propio sistema. El sistema capitalista, sin regulación alguna, es como la pescadilla que se come la cola, se engulle asimismo y con él a todos. Quizás todo forme parte de un plan maquiavélico donde el objetivo sea reducir los 7.000 millones de personas que somos. Y esto no se hace por las buenas.

El dinero es el problema y habría que centrarse en él para la solución de los problemas de este mundo. La banca fraccionaria ha de desaparecer. Y esto lo han de hacer los políticos, que para eso les pagamos. La socialdemocracia en Europa ha de despertarse y luchar para que el verdadero protagonista de esta historia recupere su centro. Y no han de dejarse comprar. Más que nunca en la historia europea se hace necesaria una casta de políticos de talla alta, donde la mediocridad y complicidad de paso al compromiso con los intereses de sus ciudadanos, con la defensa de la libertad, de la fraternidad y de la igualdad. Es necesaria esa revolución política que revolucione a ese demoníaco sistema económico-bancario y nos devuelva nuestra dignidad. Si no fuera así, estamos perdidos y nuestro futuro más inmediato conducido hacia las cuerdas de un cuadrilátero que otros, con intereses bien distintos, han elegido por y para nosotros. Más guerra para este desdichado mundo. ¿Tan ciegos estamos?

El dinero se creó como un instrumento de intercambio, hoy es nuestro Dios. Y a este Dios lo manejan sólo unos cuantos y son ellos los que deciden sobre nuestras vidas y las de nuestros hijos y nietos, y la de las naciones enteras. Hay que reconducir el dinero a lo que verdaderamente es: un instrumento de intercambio. No es ningún Dios.

Si este mundo tiene futuro pasará por el cambio de estos paradigmas que nos han estado gobernando los últimos 50 años. Si no somos conscientes del problema no podremos buscar las soluciones.

Desde Nikola Tesla, miles de patentes, que hubieran hecho de este mundo otro muy distinto, han sido inutilizadas por los cuatro de siempre. ¿Cómo permitir que la gente disponga de energía eléctrica gratuita? ¿Sin petróleo, ni saltos de agua, ni centrales atómicas? ¡Venga, vamos ya! ¿Y mi negocio dónde estaría? Este el verdadero problema, el negocio de unos cuantos. Conciencia y conocimiento es lo que nos hace falta para saber más sobre la verdad de lo que nos rodea. ¡Nos han engañado y engañan tanto! Seguimos siendo sus esclavos y cada vez más y no nos damos cuenta.

Europa, por el camino que ha emprendido se va al garete. Decidieron acabar con ella y lo están consiguiendo con nuestro silencio y con nuestra complicidad. Así somos de sumisos, de temerosos. Esas grandes corporaciones y multinacionales y la banca que los controla son los nuevos Estados del siglo XXI, son los dueños del dinero hecho a su imagen y semejanza, son los nuevos dirigentes mundiales sin votos que les fiscalicen sus políticas. Son los de siempre y los nuevos amos del mundo. ¿Es lo que queremos?

Nosotros somos más, ésta es nuestra fuerza.


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