jueves, 5 de enero de 2012

HAY UN PUEBLO

Viejo, siempre católico y de reyes por la gracia de Dios. Sus gentes, pasadas y presentes siempre fueron y son fieles vasallos, tanto al papado como a la realeza. Fueron la carne de cañón en sus innumerables batallas y los labriegos que cultivaron sus campos y a los que a penas dejaban algo para comer. Cualquier intento de liberación fue debidamente abortado y tras la última contienda, fraticida ella, un dictador fascista que, tras cuarenta largos años, impuso sus santos cojones (también él fue caudillo por la gracia de Dios y caminaba bajo palio, no se olvide) Suficientes años para tejer una red de privilegios a las castas de los iluminados terratenientes católicos y viejos empresarios y banqueros también católicos. Favores que con favores se pagan.

En aquellas monarquías absolutistas sus nobles y aristócratas saqueaban al pueblo. Éste nunca llegó a participar de la riqueza que llegaba del nuevo mundo. Ni tan siquiera de alguna pequeña plusvalía viórense agraciados. Todo era repartido entre unas pocas manos de ungidos patriotas. Cientos de miles, sino millones, marcharon a ese mundo a buscar las habichuelas que aquí no se les daba ni con su trabajo.

Se restablece a la monarquía por el dedo inquisidor del dictador. Todo atado y bien atado. Sólo queda alcanzar el “consenso” que todos consideraron modélico. Consenso que valida la voluntad no sólo del dictador sino de toda la cohorte de católicos, de la nobleza achantada y empresarios y banqueros ejemplares de apellidos aristócratas o cuando menos súper compuestos. Paripé democrático ha sido. Damos participación a los rojos y éstos, obnubilados por los oropeles y preeminencias de los nuevos cargos, los anulamos a la vuelta de unos pocos años. En la sangre azul de sus venas; crisol de Celtas, Íberos, Tartessos, Fenicios, Cartagineses, Romanos, Árabes y judíos parece estar escrito la palabra RAPIÑA, que ya no necesita de la violencia, sino más bien de las sociedades interpuestas, de las sicav, de la especulación, de la evasión de capitales, de la falsedad documental de los profesionales libres, de la duplicación de cargos y más cargos, de la pertenencia a uno o varios consejos de administración de grandes empresas, de la intermediación y sus correspondientes gratificaciones, de la información privilegiada, de la constitución de empresas semipúblicas para la colocación de los allegados y colaboradores necesarios. Y más instrumentos o medios modernos que hoy son los que continúan posibilitando a esas súper clases sociales intocables su rapiña de este viejo reino. Lo que haya que pagarse ya lo pagarán los vasallos, que para eso los tenemos. Un país donde la corrupción es emblema y estandarte.

Hoy copan todo el suelo nacional menos el sur del solar patrio, el que pretenden alcanzar cuando tenga lugar su proceso electoral en marzo. Mientras, callarán las medidas económicas que incidirán más en la pobreza del vasallo sojuzgado. No han sido poco las ya impuestas por el Estado, las Autonomías y Ayuntamientos, se necesitan más medidas para pagar a los bancos y a los acreedores, pero esperaran a esos comicios para, tras su ansiada victoria, dar el último zarpazo al inope súbdito que desconoce la que le queda por sufrir. 

Han sido años de despilfarro por parte de las clases políticas. En caprichos, en construir por construir, en informes y estudios que no servían para nada, en salarios que se auto imponen, en gastar, presupuesto tras presupuesto, lo que no tenían; pero siendo conscientes de ello seguían y seguían, ¿cuál era su responsabilidad si los vasallos les seguían dando las mayorías absolutas? Hasta la propia corona ha sido pillada con el botín, no sólo de un allegado sino también del que se presume lleva acumulado desde su reinstauración. Por primera vez en treinta años presentan sus cuentas y nos siguen tomando por tontos. No son 8 millones son más de 500.
  
Varias generaciones de gentiles con la mejor formación académica, licenciados, doctorados, todos se marchan a otros mundos. Aquí los usan hasta de barrenderos y eso siempre que tengan el enchufe adecuado. Millones de desempleados sin recursos, cientos de miles de desahuciados de sus casas. Comiendo de la beneficencia que tanto le ha gustado practicar durante siglos a esas clases dirigentes. ¡Tienen tan buen corazón y son tan generosos, que se apiadan de los pobres! Como les manda su iglesia, no faltaría más.

Así llevan, siglos y siglos, tomándonos el pelo a todo Quisque. Pasarán unos pocos meses y el último gran engaño de estos sinvergüenzas será visible y palpable por todos los vasallos del reino. De ellos depende seguir bajo la corona y su iglesia o romper definitivamente con las dos instituciones que llevan gobernando este santo país tantos siglos. El tan cacareado consenso sólo les sirvió a ellos y a sus fines para que la rapiña les continúe dando sus buenos dineros. ¿Cuántos han sido los que han tomado de lo ajeno, en todos sus matices, y cuántos son los que están entre rejas?

Porque España siempre fue su coto de caza y nunca ha dejado de serlo. Ese es nuestro papel, somos la presa de unos depredadores sin ética ni moral que practican la hipocresía y el pillaje con sus propios vecinos. Maestros de la manipulación y de la mentira. Siglos y siglos engañándonos y nosotros, los verdaderos soberanos, consintiéndolo por el miedo y el chantaje que nos inoculan. Tampoco La Justicia se libra de este contubernio, no les hubiera sido posible hacer lo que hacen. Y siempre hemos callado. Hay que empezar a elevar nuestras voces contrarias a tanto pillaje de los mismos sobre los mismos. ¡Ya está bien!

Nunca fuimos, ni somos ciudadanos libres los españoles, el vasallaje a una corona y a una cruz católica nos lo impiden. La valentía de un pueblo exige gobernantes dignos y honrados. Seamos valientes. Lo hemos demostrado siempre para su beneficio ¿por qué no hacerlo ahora para el nuestro? Hemos de luchar por lo que siempre ha sido nuestro y nos quitaron, la libertad, la honradez, la lealtad hacia los demás y el respeto hacia lo que no es nuestro y de lo que sólo somos depositarios, de la confianza que entregan los ciudadanos. La traición del gobernante no es asumible por ningún pueblo digno.

Luchemos por nuestra dignidad y por el orgullo de ser españoles ¡Sólo de nosotros, los vasallos, depende!

¿Vasallos o ciudadanos libres? Elija usted, que va siendo la hora.

3 comentarios:

  1. Hay que luchar por muchas cosas, libertad, justicia, igualdad, ¿pero como se puede luchar por el orgullo de ser español?, si ser español precisamente significa hacer bueno todo lo que denuncias en tu artículo, el inflar el pecho de orgullo patrio lleva precisamente a todas las guerras que nos han impuesto para defender los privilegios de los de siempre.
    Saludos
    http://reflexionesdeunindignado.over-blog.es/article-nos-arrancan-la-democracia-a-jirones-97566344.html

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    1. Ser español es posible abriendo las ventanas de esa Historia que nos impusieron y dejar que el aire la ventile. Esa Historia ha de ser reescrita para poder liberarnos de la misma. Sólo entonces, con la consciencia de tanta esclavitud a la que fuimos dirigidos, romper con las cadenas. Ganarnos nuestra libertad y dignidad, ese ha de ser nuestro orgullo patrio. Mientras la derecha decimonónica siga obteniendo mayorías y mientras las iglesias estén llenas, seguiremos siendo sus esclavos.

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