domingo, 20 de julio de 2014

EL QUE SI

Que si los del Cabal; que si los dragones blancos; que si el FMI; que si el BIP; que si los EE.UU.; que si los rusos; que si los sionistas; que si los BRICS; que si los de Irak; que si el dólar; que si el rublo; que si el dinar; que si los ingleses; que si NESARA; que si los Breton Woods; que si el NOM; que si los chinos; que si Venezuela; que si Irán; que si la City; que si Corea de Norte; que si Wall Street; que si la CIA; que si el M16; que si el Mosad; que si el petróleo; que si los de los calaveras y huesos; que si los de Malta; que si los rosacruces; que si los masones; que si los pedófilos; que si el Vaticano; que si las multinacionales; que si la ONU; que si el hambre; que si las guerras; que si el VHI; que si otros virus; que si el agua; que si los chemtrails; que si los crop circles; que si los reptilianos; que si los draconianos; que si los satánicos.

Que si JPMorgan; que si Morgan & Stanley; que si la reserva federal; que si tornados, huracanes y tifones; que si lluvias torrenciales, que si sequías; que si fuegos colosales; que si terremotos; que si tsunamis provocados; que si los Rothschild; que si las guerras; que si mueren niños; que si ladrones y corruptos; que si el sol no es lo que parece; que si la tierra es, además, hueca; que si tan solo somos un experimento; que si no hay dios que valga; que si el dinero es el que manda, el único dios; que si el oro; que si nos enferman adrede?; que si el azúcar; que si la leche; que si la coca-cola; que si el mal de las vacas locas; que si el ébola y la malaria; que si la cola del paro que no cesa; que si unos dicen A y otros B…

Que todo es una pura mentira que nos domina sin saberlo o sabiéndolo. Pero de la que no podemos aislarnos aunque ese fuera nuestro deseo. Estamos bajo el férreo dominio del mal, pues a pesar de que podamos vislumbrar cosas buenas, éstas quedan empequeñecidas, anuladas por tanta fealdad y por tantos y tantos que trabajan, con denuedo, en destruirlas. La balanza siempre ha estado y está desequilibrada hacia el lado que no debiera.

Seamos lo que seamos no somos libres, nunca lo fuimos, ni nuestro planeta nos pertenece –si lo fuera no lo trataríamos como lo tratamos-, otras fuerzas conocidas o no, son las que nos ordenan y mandan a hacer lo que, realmente, nunca quisimos hacer y, creo, no forman parte de nuestra verdadera naturaleza. Nos condicionan de tal forma, que nos educan en contra nuestra propia voluntad, en contra de mejorar la belleza de este mundo, en contra de mejorarnos como seres buenos. Tan solo en una competición de la que nunca somos victoriosos por ser contradictoria con nuestra naturaleza, competimos en su favor. Vencemos y destruimos al contrincante en una lucha que a nada nos conduce realmente. Nos llaman humanos y no lo somos, esa es la paradoja de nuestra raza y no hacemos nada por remediarlo, o si lo hacemos, es del todo insuficiente, no basta. Y, quizás, todo sea porque nos han negado nuestra verdad y nuestra realidad, nos han engañado desde nuestros principios y nos han contado mentiras que se suceden en el tiempo sin tregua alguna. Mentiras que ya no cuelan pero que persisten, que, bien, ya se encargan ellos.

Esa resistencia por saber nuestra verdad está provocada por aquellos a quienes interesa que permanezcamos en esa oscuridad en la que estamos, en la que siempre hemos estado. De secretos está el mundo lleno. ¿Cuál será el motivo? ¿Cambiaría nuestra aptitud, nuestra disposición a las cosas tal y como las conocemos ahora? ¿Sería nuestro mundo distinto y, por ello, mucho mejor? Ese bucle en el que nos tienen presos, ¿Se puede deshacer? ¿Es posible, si somos liberados del rizo, alcanzar la paz, la libertad y la fraternidad –nuestros sueños más profundos-? ¿Tendría comparación ese mundo con el actual? ¿Podríamos nosotros solos acometer tal empresa? ¿Podemos o necesitamos la ayuda de otros que entiendan nuestro deseo de cambiar?

Continuamos siendo una raza esclava, pero no sabemos con certeza quién o quiénes son nuestros amos. Forma parte del macabro juego, ser esclavo y no saber contra quién has de rebelarte, contra quién has de luchar. Es perfecto.

Porque entre aquellos y nosotros, contamos con infinidad de intermediarios diferentes y distintos para complicar la identificación final y real. Así, tan solo reparamos en lo más inmediato y cercano y somos incapaces de elevar nuestra atención por encima de las nubes. Según donde vivas identificas a unos como buenos y a los otros como los malos. En eso te educan y enseñan. Nada más.

El qué obtengan como premio por mantenernos en la ignorancia más grande, es un misterio. Quizás, las razones metafísicas y/o electromagnéticas tuvieran la respuesta. Pero no llegamos a entender aún, no nos dejan.

Mientras, seguiremos obedeciéndoles y continuaremos matándonos los unos contra los otros. Nuestra sangre y nuestros espíritus seguirán derramándose gratuitamente, y quién sabe, si provocando el regocijo de algunos monstruos infernales, a los que servimos como alimento.


Que sí……………… que Amén.

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