Si hubiera que conceder un
premio internacional a la dictadura más larga, éste recaería en España y sin
lugar a duda alguna.
Desde aquel 1 de abril de
1939 en el que un breve comunicado anunciaba aquello de “En el día de hoy, Cautivo
y desarmado el ejército rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos
objetivos militares. La guerra ha terminado”, han transcurrido 78 años en los
que aquellos golpistas traidores a la República y a España, continúan (sus
descendientes) dirigiendo y ordenando el devenir de los españoles.
Tras los 39 años de una
dictadura en toda regla supieron dar paso a una pseudodemocracia patrocinada
por ellos mismos y por un rey impuesto por el propio dictador que juró los
principios del movimiento nacional para traicionarlos después. Una ley de
autonamnistía a su pasado, ponía los límites a esa nueva configuración del País
en el que el café se repartió a gusto de todos. Ley aprobada por las últimas
cortes franquistas y que el nuevo ordenamiento quedaba obligado a respetar por
la plena tutela y su siempre levantada espada de Damocles de quienes se sentían
perpetuados en el control de todos los poderes.
Los mismos apellidos
continúan pertrechados en las grandes empresas ahora privatizadas, que cotizan
en bolsa y no pagan los impuestos que debieran; en las administraciones por
doquier que tan bien esquilman y saquean y en las abundantes iglesias
católicas, apostólicas y romanas que controlan el mayor parque inmobiliario de
este suelo hispano que tanto pregonan como suyo por la obra y gracia de Dios
todo poderoso y sin pagar un euro dando lugar a otro gran milagro de la
voluntad divina y del buen hacer de aquellos que han estado saqueando al pueblo
español desde los católicos reyes.
En 2007 entró en vigor la
Ley conocida como de la Memoria Histórica y desde la llegada de los populares
(Tan fervientes defensores del franquismo) en el 2011, ha sido sistemáticamente
incumplida. Ni un solo euro destinado a restituir la dignidad de aquellos que
dieron su vida por las libertades, los derechos y la defensa del ordenamiento
legal del momento. Nunca les interesó conocer la verdad de los hechos que
procuraron la ayuda de Hitler y Mussolini en aquella ominosa guerra, ni tampoco
de los hechos que durante 40 años tuvieron lugar bajo el ordeno y mando de esos
vencedores fascistas. Tanto tendrían que esconder que jamás permitieron ni
permitirán que se conozcan. Solo esperan que el tiempo siga pasando para que
sus tantos e innumerables crímenes terminen por ser sepultados por la losa del
olvido. El miedo a la verdad les persigue y pretenden continuar su huida
manteniendo a este País bajo su yugo y sus flechas, cueste lo que cueste. Tanto
es lo que se juegan.
Un País, una Nación de
Naciones hundida en la miseria y en la mediocridad de quienes prefieren que el
miedo sea el regulador de sus proezas, el miedo y el continuado chantaje a
quien pretenda revertir sus estatus de privilegios y robos.
Un País, una Nación de Naciones
que ni pincha ni corta a nivel internacional porque a ellos les basta con este
gran cortijo que tantos placeres y beneficios reporta a sus arcas particulares,
mientras el pueblo español sufre y paga sus latrocinios.
Esta vieja península
continúa bajo la dictadura de quienes se consideran sus dueños y amos.
Consideran y creen fervientemente que todo cuanto la ciudadanía sea capaz de
crear les pertenece solo a ellos. Te fríen a impuestos; a salarios
tercermundistas; a cotas de desempleo inconcebibles; a pensiones míseras; a
millones de niños jugando entre la pobreza más absoluta y la beneficencia más
casposa. Además, te roban desde suntuosos despachos públicos dilapidando
recursos que no cumplen con la misión de mejorar la vida de quienes los pagan…
Ellos, los descendientes de
los ganadores no permitirán nunca la reconciliación por la sencilla razón de
que esa reconciliación pasa por conocer la verdad de los hechos y éstos no les
son, lo saben bien, nada favorables. No quieren pasar por los tribunales ni rendir
cuentas de sus crueles transgresiones, solo quieren que continúe pasando el
tiempo para quedar absueltos, prescritos y olvidados de sus crímenes. Saben que
su dios les ha acompañado siempre y saben que ellos andan bajo palio por esta
vieja España…
… Y si no fuera así, están
dispuestos a sacar, otra vez, los tanques a la calle. Les va su vida y
existencia en ello.
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