Partamos
del siguiente supuesto: Dos mujeres conciben un feto cada una. Ninguna de las
dos, ni nadie cerca de ellas, dice una sola palabra en los 9 meses de
gestación. Nacen los dos niños y en los próximos dos años siguen sin oír voz alguna
en idioma alguno. ¿Hablarán, cuando les tocara, estos dos niños? Seguro que no.
Su inteligencia no ha sido enseñada, pues ésta, la inteligencia, que es una
facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones
y formarse una idea determinada de la realidad, necesita de un instrumento.
Desconocen el lenguaje, sus sonidos y fonemas. Carecen del vehículo, del
instrumento a través del cual poder expresar esas ideas y éstas, las ideas sin
lenguaje, adolecen de forma y de expresión. Esos dos niños no han podido
aprender al no tener quién, de forma inconsciente y consciente, les enseñara. Son,
pues, como las páginas en blanco. El lenguaje es básico y fundamental para la
inteligencia, aunque sea el de signos, que es, al fin y al cabo, otro tipo de
lenguaje. Sin lenguaje podríamos afirmar que las ideas, los razonamientos y el
entendimiento no tienen cabida. No tienen traslación.
Así,
hay que inferir que es básico y fundamental que alguien externo nos enseñe
algún tipo de lenguaje. De no hacerlo, nuestra inteligencia es vana e inútil.
En
el mundo hay miles de lenguajes más o menos diferentes, todos riquísimos en sus
vocabularios, gramáticas, sintaxis, interpretaciones y acepciones. Unos nacieron de la evolución
de otros anteriores y de los cuneiformes pasamos, gracias a Dios, a otros mejor
estructurados y más profundos con los que poder expresar mejor los avances de
nuestras ideas. Hoy, desde hace unos 80 años inventamos otro lenguaje, el de
los 0 y 1 para que nuestras máquinas inteligentes pudieran tener también su
propio lenguaje. Un lenguaje que, pareciendo sencillo, es de lo más complejo y que,
lingüísticamente hablando, hemos sido capaces de desarrollar nosotros... ¿O no?
Hay
quien dice que el lenguaje se originó entre los 2 millones y los 400 mil años
atrás. Otros hablan de un repentino cambio genético y otros de que es algo
innato. En cualquier caso, este tema del lenguaje y, ante la ausencia de
cualquier evidencia empírica, ya supuso en el pasado más reciente, considerar
el tema como inadecuado para un estudio serio y está catalogado como uno de los
problemas más difíciles de resolver para la ciencia. Sin embargo, esa misma ciencia, en otros
casos en los que sí se encuentran evidencias empíricas, opta por intentar
esconder el objeto y calla sobre el
hecho o simplemente lanza justificaciones insostenibles o rayanas con el
delirium tremens que produce la inevitable ruptura con el hilo conductor de una
historia inventada según la conveniencia del momento histórico. Son lo que se
llama “Artefacto fuera de lugar”, (En inglés, Oopart)
Cuando
Dios creó a Adán es seguro que lo creó sin esta facultad del lenguaje pues, si
con nadie tenía necesidad de expresarse, ¿A qué el mismo? Además, Dios sería el
único que no necesitaría del lenguaje… Únicamente
cuando lo vio solo e inútil ante tanta maravilla edénica sintió Dios la necesidad
de dotarle de compañía, y de una de sus costillas, creó a Eva. Ya eran dos y
eso cambiaba la cosa. Así que vio la urgencia de dotarles de un lenguaje común
con el que poder entenderse el uno con el otro. De entrada, Eva con su lenguaje
recién estrenado, sedujo a Adán y le incitó a comer del árbol prohibido por
Dios, el árbol de la ciencia. Después, parece ser que tuvieron tres hijos,
Abel, Caín y Set, el segundo mató al primero. Así, nada más empezar la
humanidad, como el que no quiere la cosa y desde entonces no hemos parado de
matar cuanto se mueve y no nos gusta o no nos conviene. Los tres varones o dos,
según fuera, y con solo una mujer en el clan, la propia madre, se creó toda la
humanidad posterior y de ellos mismos salieron razas de distinto color y
características y lenguajes diferentes ¿? Viene esto como una prueba más de la
inconsistencia del relato bíblico en este apartado de la creación del hombre y
de que es necesario reescribirlo. Su lenguaje ya no nos sirve. Es como otro
artefacto fuera de lugar…
Al
día de hoy, nuestra situación global como Humanidad está amenazada en varios
frentes, endógenos y exógenos y, ninguno de ellos, nada bueno. Y a mí me
embarga una gran desazón. Podría parecerse a la incertidumbre de aquella
persona que descubre que los que han sido sus padres, no lo fueron en verdad y
se apodera de él la perentoria necesidad vital de saber quiénes fueron, en
verdad, los suyos. Porque, al fin y al cabo, esa es la gran pregunta que la
humanidad lleva haciéndose miles y miles de años. ¿Quiénes somos, de dónde
venimos y a dónde vamos, si es que vamos a algún sitio? Hasta ahora nunca nadie
ha podido responderla y quizás estuviera bien una respuesta verídica, cierta y
actualizada. Quizá sea un buen momento ahora que está todo como en el aire,
pendiente de un hilo fino que puede romperse en cualquier momento. Podría
servir de mucho o quizás de nada, pero para aquellos que, desde siempre, intuimos
algo distinto a lo que nos han contado, sería un respiro transcendental en
nuestras vidas y estamos seguros que supondría un grandísimo avance en nuestro
proceso evolutivo y en nuestro propio lenguaje. O quizá de nada, porque sería
constatar firmemente que lo que es abajo es arriba y esto sería verdaderamente
terrible. Pues, que el mal y el bien perviven más allá de las estrellas, significaría
que la esperanza es inútil, porque, aunque dicen que es lo último que hay que
perder, en este caso estaría perdida por completo… o no. Quizá por ello sea que
nos mantienen ignorantes. Que lo digan. Que nos enseñen ese lenguaje, que
queremos, que lo necesitamos para entender, para razonar y tomar cabalmente
nuestras propias decisiones. Que nos digan cuál es el juego en el que jugamos
sin saberlo y, a ser posible, que ya lo es, sin parábolas, por favor. Que el
mensaje fue emborronado hace ya mucho tiempo, que está contaminado tanto o más
como nuestro propio y desgraciado planeta. Es verdad que somos los únicos
responsables de todo ello, pero necesitamos volver a ver algo de luz, que somos
muchos los que rogamos por ella y para que tantas y tantas tinieblas
desaparezcan de nuestro presente y del futuro de nuestros hijos. La zozobra y
la incertidumbre nos están corroyendo día a día y creo que estamos en nuestro
derecho a saber la verdad y alguien, algunos, endógenos y exógenos, estoy
seguro, saben cuál es porque me negaré siempre a creer que el dinero es nuestro
único Dios y que no es posible un mundo sin él. Sea la luz sobre nosotros y que
todos, sin excepción, entendamos. Y se caiga lo que tenga que caer, por su propia inconsistencia. Y las viejas y negativas adiposidades extractivas e incrustadas en nuestras vidas desaparezcan. Porque
del tiempo y de la justicia es ya. SEA.
Una
antigua profecía Hopi reza: “Cuando la estrella Kachina Azul aparezca en los cielos,
el quinto mundo emergerá, ese será el día de la purificación… No muy lejos,
tras la Kachina Azul, viene el purificador, la Kachina Roja que traerá el día
de la Purificación”
¿No merecemos saber la verdad sobre qué fue de los cuatro mundos anteriores? ¿Cómo se podrá afrontar ese quinto mundo sin conocer la esencia de los anteriores?
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