Los españoles han castigado al PP que, a pesar de ello, han
sido los ganadores con 4 millones de votos. Se entiende, si tenemos en cuenta
que controlan 12 autonomías de las 17 existentes y la inmensa mayoría de los
ayuntamientos de esas mismas. Además, han sumado las ciudades autónomas de
Ceuta y Melilla y Aragón. A pesar de tanto poder han perdido más de 2,6
millones de votos. Insuficientes para mí, cuando considero el daño que han
provocado a millones de españoles con sus recortes; Subidas de impuestos; Eliminación
de derechos laborales y sociales; Copagos y repagos; Imposición de la religión
católica en la enseñanza; Retroceso en la ley del aborto; Ley mordaza y todas
aquellas en las que la libertad individual y social se coacciona, chantajea, elimina,
persigue y castiga; Pago por recibir justicia. Sin olvidar los casos, miles y
sangrantes, de corrupción en sus filas en todas esas autonomías y ayuntamientos
que gobiernan desde el 95, e incluso, pronto sabremos, en su propia sede-dirección
nacional, con los sobres y evasión de capitales a Suiza y otros lugares, sin
olvidar la amnistía fiscal a los amigos del capital. Además, de la flagrante
mentira o estafa, que supuso su programa electoral de las nacionales del 2011 y
que tan fácilmente le supuso hacerse con el poder del Gobierno de La Nación. Eso,
sin olvidar el poder y el control absoluto sobre todos los medios de
comunicación nacionales, autonómicos y municipales.
El PSOE ha ganado en Andalucía, Asturias y Extremadura,
perdiendo Aragón y Cataluña. Ha obtenido 3,6 millones de votos y perdido 2,6
millones. La gestión política y económica de Zapatero en nada es comparable con
lo hecho por el PP en estos 3 años, sin embargo, le supuso el adelanto de las
elecciones a noviembre del 2011 y la pérdida de las mismas de forma aplastante.
Nada tienen que ver y el PSOE es castigado con inquina. Así, es la cuestión
ideológica dura y pura, la que subyace en el fondo. Porque, recordamos, que los
más agraciados con los votos han sido los partidos de izquierdas. España, ya lo
dijeron nuestros más grandes humanistas y pensadores, siempre fue de
izquierdas. Es ahí, donde la conjugación del gobierno del poder con lo que el
pueblo demanda, se hace difícil o casi imposible para un PSOE comedido,
responsable e incluso prudente por si le vuelven a sacar los tanques a las
calles. No es fácil. Con la Ley de Memoria Histórica, parece que tuvo lugar una
llamada de un importante hombre del régimen, avisando de los riesgos de la
aplicación esa Ley. A la derecha y a la iglesia nunca les ha interesado la
revisión histórica, no les conviene. Y para evitarlo son capaces de hacer todo,
incluido el fratricidio. Ya lo hicieron. Lograron, con tales avisos, paralizar
la aplicación total de dicha Ley. El miedo que nos metieron en el cuerpo y que,
cada vez que les conviene, sacan al campo de juego. Ya está bien.
Es así como se fragmenta la izquierda, mientras la derecha
sigue siendo una en lo universal. La suma de esos partidos más a la izquierda
ha dado 3,8 millones de votos, que sumados a los 3,6 millones del Psoe, da más
de 7 millones.
En estas elecciones europeas ha habido 5 partidos por encima
del millón de votos (Pp-Psoe-La
Izquierda Plural-Podemos-UPyD) Exceptuando a Pp todos son de izquierdas.
Se presentaron 81 partidos. Por encima de los 100.000 votos,
10 partidos; por encima de los 10.000 votos, 15 partidos y por encima de los
1.000 votos, 9 partidos. Todos los demás, ningún voto. Estos han sumado
3.778.080 votos que no han servido absolutamente para nada.
Recordemos que han sido las elecciones con la abstención más
alta. De 34.731.255 ciudadanos con derecho a voto, solo votaron 15.920.662 y no
votaron 18.810.593. Una participación de solo el 45,84%. A los españoles no les
gusta esta Europa.
Rubalcaba ha reaccionado como suele suceder en la izquierda,
con rapidez y asumiendo toda la responsabilidad de los malos resultados y no
como otros, que no renuncian aunque les parta un rayo. Ha convocado un congreso
extraordinario para el 19 y 20 de julio para elegir a un nuevo equipo que
profundice en la renovación del partido. Da el paso atrás y será una nueva
oportunidad para recordar y recuperar los principios ideológicos que han sido
olvidados, pues son esos principios ideológicos –República; Estado verdaderamente
laico; Redistribución real de la riqueza; todos iguales ante la Justicia;
Educación y más educación –investigación; Sanidad pública, universal y
gratuita; Recuperación del peso internacional perdido; Igualdad social; Orden
socioeconómico construido por, para, o en función de la clase trabajadora; Una
verdadera banca pública. La eterna lucha de la mayoría sobre la minoría que no
ha de ser olvidada. Pues haberla olvidado, nos ha conducido a la situación en
la que estamos, no solo en España, sino en toda la vieja Europa, donde las
oligarquías financieras y empresariales han conseguido la desregulación de los
Estados y campan a sus anchas, arramblando con todo cuanto les interesa y
conviene y provocando hasta el hambre en nuestras ciudades y pueblos. Algo que
pensábamos no volveríamos a ver, nunca ya, en Europa. Mientras las poblaciones
se empobrecen, unos pocos, los mismos de siempre, se hacen más y más ricos.
Así, o el Psoe logra sacudirse de todos los agentes
contaminantes que impiden el logro de sus ideologías, o simplemente, quedará
relegado y esos nuevos partidos de izquierda-izquierda le comerán el camino. La
mimetización con quienes representan todo lo contrario, solo ha servido para la
pérdida de nuestro electorado. Quizás haya llegado el momento y la hora de
ponerse las pilas y dejar los mimetismos a otros. Porque lo que está en juego,
no solo en España, sino en Europa entera, es seguir siendo los siervos de un
sistema injusto e inhumano o dar la batalla política y económica para que los
ciudadanos sean, verdaderamente, los receptores y beneficiarios de todos sus
esfuerzos y renuncias. Aquí, en Grecia o en Letonia.
La acción ya se ha pronunciado en las urnas. Solo cabe que la
reacción y la solución se hagan ciertas desde la perspectiva de una nueva
socialdemocracia española y europea, capaz de revertir el desastre humano
producido y el que, de no frenarlo, de seguro, se pudiera producir. Europa ha
de adquirir su mayoría de edad e independizarse de aquellos bloques que la
mantienen anquilosada, inútil e inoperativa y a expensas de las decisiones tomadas
a miles de kilómetros, o a unos pocos más allá del canal de La Mancha.
Y ha de ser la socialdemocracia la que tome el timón, porque
el rumbo neoliberal-sionista y anglosajón lo único que pretende es que sigamos
siendo su cómodo contenedor-despensa y punta de lanza para aquellos trabajitos
delicados que no quieren o desean hacer. Todo con el fin de mantener a Europa
bajo los intereses que no le conviene y que nunca le convino.
Abandonemos esa tutela, tomemos el timón de nuestro barco y conduzcámoslo
al mejor puerto posible. Ahí encontraremos la paz, la libertad y la solidaridad
que otros nunca nos desearon. Europa ha de retomar otras políticas, sus propias
políticas.
Europa no ha de consentir por más tiempo ser una marioneta de
nadie. El futuro europeo depende de esa liberación y hay que tomar consciencia
de ello y recuperar el tiempo perdido.
O seremos cualquier otra cosa, menos Europa.
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