miércoles, 7 de abril de 2010

LA MENTIRA ES LA FALTA DE VERDAD

De falta de verdad está repleta la Historia. Si te sales de lo convencional, de lo heterodoxo, de lo aceptado por la mayoría, encuentras inmensas lagunas, cráteres enormes y vacíos, y además te tachan de loco. Nuestra Cultura, la del mundo judeocristiano, está a rebosar de grandes mentiras. Y es claro que cuando alguien miente es por que esconde algo. Algo que los demás no deben conocer. Dirán lo que deben y no deben saber y hacer. Hace 1700 años comenzó una gran mentira de la que hoy, aún, somos partícipes.

Desolado el imperio romano y unificadas todas las sectas cristianas en una, se comenzó una gran mentira: La iglesia católica apostólica y romana. Se atesoraron, en los conventos, todos los documentos escritos y los que no, a la hoguera. Comenzaba el grandísimo declive de la humanidad apareciendo la edad media y su obscurantismo. El pueblo dejó de aprender, no les correspondía ni siquiera alcanzar la lectura y la escritura, ya lo hacían ellos. Sólo los monjes conventuales son los depositarios de tan esencial prerrogativa. Más de 1700 años donde se ponía y quitaba Rey. Todo debía ser bendecido por Roma. Roma fue quién dirigió el mundo en 17 siglos. Hizo cruzadas contra los infieles (1095-1291). Instauró la santa inquisición cargándose a millones de opiniones diferentes (1478-1834). Su financiación: “Vuestra Majestad debe proveer ante todas cosas que el gasto del Sto. Oficio no sea de las haciendas de los condenados, porque recia cosa es que si no queman no comen”. (Carta de un converso toledano a Carlos I). Hizo guerras entre los países europeos para tener más poder. Cambió las fechas importantes de la humanidad y puso las suyas. Cuando, en el centro de Europa, nacían nuevas ideas (Erasmo-Lutero) aquí se reforzaba al Santo Oficio. Grandes listas de libros prohibidos. Hasta Fray Luís de León sufrió 4 años de cárcel.

Fue, volviendo la mirada a los clásicos –griegos y romanos-, cuando el hombre del Renacimiento comenzó a avanzar en su conocimiento. Y fueron los grandes financiadores del arte que ellos permitían, porque ellos eran los que tenían el dinero.

En España fortificamos los Pirineos, íbamos a ser la reserva espiritual de occidente. Con la frase “que Dios te lo pague” se reían hasta del más listo. España les pertenecía no solo en lo espiritual sino en lo terrenal, las tierras eran suyas. Hasta en la época de Aznar se le permitió escriturar lo inescriturable. Las amortizaciones de Godoy, Mendizábal, Espartero y Madoz se abolían más tarde.

En España hasta el dictador, 1936-1975, lo fue por la gracia de Dios y siempre bajo palio. Su guerra, una Cruzada más. Fuimos los últimos en alcanzar la laicidad del Estado. Aún son muchos los que se rasgan las vestiduras sin saber porqué, fanáticos. La simbiosis de la política con la creencia religiosa es muy peligrosa. Han de ser cosas independientes. Vea la derecha de nuestro país, siglos junto a la poderosa iglesia.

En el propio Vaticano se cargaron al Papa Juan Pablo I (1978), sin derecho a la autopsia y enterrado con nocturnidad y alevosía. La clarificación de las cuentas vaticanas era una de sus prioridades. Le dieron 33 días.

El nuevo Papa, Benedicto XVI, se encuentra inmerso en encubrimientos de pedofilia. Afloran por doquier. Nunca los miembros de la Iglesia fueron castos. Papas con descendencia y visitas a las burdeles era lo propio de muchos de ellos.

La gran mentira de esta sociedad de 1700 años podría resumirse en que el Monoteísmo ha fracasado. Y quizás sea porque es falso.

Los griegos y los romanos eran politeístas y tenían una triada de dioses supremos. La iglesia lo redujo a uno y crearon la Stma. Trinidad. Después crearon los Cristos necesarios, las Vírgenes necesarias y los Santos a miles. Todas las expectativas y necesidades del pueblo quedaban, así, recogidas. Todos contentos. Se estilizan las imágenes hasta convertirlos en ídolos y los sacan en procesión. En ricas procesiones de lujo. ¡Cuánta banalidad!

Y, después de todo lo llovido, pudieran tener razón también en esto los clásicos: No tenemos un solo dios sino varios. Y, quizás por ello, es por lo que los tenemos cabreados: Zeus (dios del cielo y el trueno) Poseidón (dios de los mares y océanos y provoca los terremotos) Atenea (diosa de la sabiduría, la educación) Ares (dios de la guerra, la crueldad y del asesinato) Artemisa (diosa de la caza, la fertilidad, los animales) Deméter (diosa de la tierra, las flores y las plantas, la comida, la agricultura).


1 comentario:

  1. Hola José María. Soy Sergio. Al fin he encontrado tu blog. He leído tu últmo artículo. Los demás lo iré leyendo poco a poco. Me ha parecido bastante interesante. Cuanta verdad en tan pocas líneas. Un saludo y te seguiré desde ahora.

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