sábado, 12 de enero de 2013

DE ITALIA A ESPAÑA PASANDO POR SICILIA


A Italia se la conoce por infinidad de cosas, por ser la cuna de la cultura romana, por tener en su territorio, gracias al fascista Mussolini, al Estado Vaticano de la Iglesia Católica y Apostólica Romana (No leo cristiana por ningún sitio), ser la creadora de la pizza, tener a los mejores diseñadores. Y, a falta de mencionar otras infinitas cosas de las que son inmejorables, los italianos cuentan con una perfecta organización que todos conocemos como La Mafia. 

Dicen las noticias que esta Mafia se está trasladando al sur de España, huyendo de las presiones policiales y de otras bandas rivales. No se cómo serán de bienvenidos porque en España, también nosotros, tenemos nuestras mafias particulares. Es posible que pronto se dieran los primeros encontronazos porque los negocios son los negocios y, la mayoría de las veces, siempre éstos son los mismos.

Sólo hay que repasar y leer la prensa escrita y hablada para confirmar tal afirmación. Nuestra mafia particular brilla en la política, donde proliferan los casos alcanzando hasta llegar a la Casa del Rey. Crudo se le está poniendo al Monarca la continuación de su reinado.

La desfachatez es una característica común a todos, porque todos se sienten inocentes de las acusaciones. Inocentes y honrados y con buenos gabinetes jurídicos que pretenden, y muchas veces consiguen, aburrir hasta la Justicia. La paranoia es elemento común en todos ellos. Si Freud levantara la cabeza disfrutaría de lo lindo al ver tal infinidad de casos calcados de unos a otros.

Algunos juran y perjuran que si su partido ha sido financiado ilegalmente, presentaría su dimisión. Pero 13 años después se hace difícil mantener tal afirmación y recular es lo que toca. Porque en política esto de donde “dije digo, digo Diego” es lo más habitual. La mentira y el engaño son las mejores armas del político que se precie. Si no, vean el programa electoral del Partido Impopular o repasen todo cuanto decían estando en la oposición; ahora díganme lo que han hecho en su primer año de desgobierno.

Todos se llenan la boca con eso de ser defensores de lo público y, en cuanto tienen la más mínima ocasión, se van a lo privado. Y si es posible con alguna privatización previa de eso público, para seguir viviendo tocándose los cordones a costa del tonto ciudadano que ni se entera, ni quiere enterarse.

También hay aquellos que se saltan todas las reglas escritas e imponen sus bemoles o su necesidad de transplantarse un hígado sano, aunque sea saltándose las sagradas y éticas listas de espera. Pero claro, no todos somos iguales, ni todos construimos aeropuertos sin aviones, ni nos toca la lotería cada quince o veinte días. Los demás que se jodan, como decía la hija sentada en la, cada vez menos santa, cámara. Hija bien casada con quien puede obrar ese milagrito de “Sálvese quien pueda”, gracias a sus barrigas agradecidas por tantos y tantos favores prestados desde lo público. No todos somos iguales, ni ante la Ley, ni ante las adversidades de la vida, ni ante la pobreza, ni ante la prepotencia de los servidores públicos que sólo les interesa aquello de ¿Y de lo mío, qué?

La Constitución es sólo un papel mojado con el que, algunos, se refrescan la caradura y paranoia que tienen. Un trámite que hubo que cumplir para contentar al desgraciado y tonto pueblo.

Hay incluso ministros que encarcelan a casi niños y ponen multas a cuantos salen a la calle a manifestar su contraria opinión con los Reales Decretos de un Gobierno de impresentables y de ineptos, que sólo nos están guiando a la miseria más sucia y posible. Decía el joven, a los 56 días de su liberación, que “El miedo está cambiando de bando” ¡Qué poco conoce a su pueblo! Ha de saber, aunque me pese, que su pueblo lleva escrita la palabra ESCLAVITUD en la frente. Es un pueblo de procesiones, de romerías y tambores, de velatorios y entierros. Es un pueblo creyente en esa Iglesia, tan falsa o más, que el Judas que traicionó a Cristo por unas cuantas monedas. Es un pueblo que nunca llegó a pensar por sí mismo, otros ya lo hacían por ellos. Y, aunque les engañaran una y otra vez, seguían y seguían dándoles su confianza.

Es un pueblo manejado por una mafia de políticos aliados con otras mafias financieras, empresariales y católicas que ganando miles y miles de millones de euros, hacen que sus deudas, que son enormes, las paguemos también nosotros. Socializando las pérdidas y privatizando los beneficios, como siempre fue. Es un pueblo al que le están arrebatando sus míseras conquistas sociales y lo permite. Por lo tanto, no es un pueblo digno, es esclavo y servil, vasallo. Tiene miedo, siempre lo tuvo. Siempre, siglo tras siglo, se lo inocularon en su torrente sanguíneo. Por algo fuimos los creadores de la Santa Inquisición Estatal, allá por el siglo XV.

Mientras, en Grecia y en Italia (Que yo sepa) no se producen desahucios a la gente que, por perder el trabajo por una crisis injusta e impuesta, no pueden hacer frente al pago de sus hipotecas y alquileres; aquí en España se han echado y siguen echando a la calle a cientos de miles de familias y, además, a seguir pagando la hipoteca de la casa que les han arrebatado. Kafka se hace español. Esa es la consideración y el respeto al ciudadano español, esa es la cohesión social de una democracia, ese es el grado de madurez de sus élites. Esa es la Justicia de una sociedad retrógrada, perdida y sin rumbo.

Hoy somos el reflejo de nuestra triste Historia: Unos verdaderos y reales esclavos, que por tres monedas y por el miedo, nos dejamos pisotear por los mismos amos de siempre. Callamos y callamos, nos escondemos para que no nos vean e identifiquen, huimos de la defensa de lo que es nuestro.

Decía Mahatma Gandhi que “Cuando la ley es injusta, lo correcto es desobedecer” Pero ¡Ah!, Gandhi era de la India, no de España. Suerte tuvieron los hindúes, nosotros tuvimos al generalísimo y sus descendientes y adeptos siguen mal gobernándonos y llevándoselo calentito gracias a nuestros votos.

Como pueblo no somos más tontos por que no podemos y de eso se aprovechan los listos, que para eso estudian en el Opus, van a misa, rezan el rosario las veces que hagan falta y toman la comunión…


…Y se quedan tan panchos.

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